10.

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Ambos entramos en la sala, y era completamente diferente de como la recordaba en el quinto año, cuando la usamos para que Harry nos diera unas pequeñas clases de conjuros y hechizos cuando la profesora Umbridge prohibió la asignatura completamente.

Había una enorme y rectangular mesa en el centro del habitáculo. La acompañaban unas múltiples sillas, rodeándola por sus cuatro largas partes, donde estaban sentados Harry, Ron y Hermione.

Sobre la gran mesa, se posaban muchísimos libros gruesos, seguramente pertenecientes a la biblioteca. 

Me senté junto a Hermione, y Draco junto a Harry. Todos tenían una pequeña expresión de preocupación y nos rodeó el silencio absoluto, así que decidí intervenir para romperlo.

— ¿Y qué habéis descubierto?

— Vale– empezó mi hermana–. Hemos descubierto que el apellido de esa familia es Snyde.

— Snyde...– musitó Draco y yo le miré rápidamente.

— ¿Qué pasa?

— C-Conozco a esa familia. B-Bueno, sólo de oído, escuché a mis padres mencionar su apellido, y que estaban esperando a trabajar para Voldemort después que la familia Malfoy...– como sus brazos estaban apoyados sobre la mesa, yo le agarré suavemente de las manos y las acaricié con mis pulgares.

— Hey, relájate, ¿de acuerdo? Todo saldrá bien– intenté sonreír.

— Lo sé, pero... Agh– se deshizo de mis manos y se cubrió la cara con las suyas.

Todos nos quedamos en silencio mirándole, él sin saber que decir y nosotros sin saber que hacer, ni cómo reaccionar. Estábamos anonadados y confusos con la situación que se nos venía encima.

(***)

Me encontraba en el Gran Comedor comiendo un pequeño trozo de pastel de manzana. Saboreé la dulce canela en polvo que lo cubría, haciéndolo todavía más dulce.

Recordé con una sonrisa los pasteles y bizcochos que nos hacía Molly: los de calabaza en Halloween, los de hojaldre en Navidad... 

Miré a mi alrededor. Las ventanas estaban congeladas, las cubría una fina capa de hielo, denegándonos a todos el permiso para ver a través de esta. Había unos cuantos estudiantes merodeando por ahí, algunos haciendo dibujos en las ventanas con su aliento; unos simplemente charlando con sus compañeros, ya fueran de otras casas; y otros llevando al otro lado del Comedor alguna especie de decoración navideña. 

Quedaban dos semanas para el baile de invierno, y rápidamente se me vino a la cabeza el momento en el que estábamos Draco y yo en la biblioteca, cuando él me preguntó sobre la Navidad...

Justo en ese momento, alguien tocó mi hombro con delicadeza. Me giré sobre mi misma y ahí estaba. Ese chico rubio platino, de ojos grises azulados y todavía perdidos en la confusión. Ese chico que me hacía sentir escalofríos recorrer mi cuerpo de pies a cabeza con tan solo posar su mirada en mi.

Mostré una pequeña sonrisa y él me la devolvió. Mariposas revolotearon por mi estómago en ese instante, y aumentaron su velocidad al ver que se sentaba a mi lado.

— Ayer no me dejaron terminar– se aclaró la garganta y se acomodó en el banco–. ______, como bien sabes, quedan dos semanas para el baile de invierno– yo asentí en silencio–. Bien... Pues me preguntaba si querrías acompañarme.

— ¿A-Acompañarte? ¿Yo? ¿A-Al baile?– no pude evitar sonreír un poco más, pues me esperaba esa propuesta, pero a la vez no. Sabía que Draco iría a preguntarle a alguien para ir con él al baile, pero no esperaba que fuera a mi– A-Ahm... Claro, ¿por qué no?

— ¿Lo dices enserio?– sentía mis mejillas arder, y notar eso y saber que estaba sonrojada delante de Draco, hacía que ese ardor aumentase–. Me acabas de hacer el chico más feliz– me abrazó y yo seguí sonriendo, cada vez más y más, hasta llegar al punto en que mis mejillas dolían.

Se separó y me miró en silencio. Estuvo un buen rato así, pasado sus ojos por mis labios, fijándose en cada detalle de mi sonrojada cara. Miré los suyos, los cuales estaban algo tensos y después fruncí el ceño y le miré a los ojos.

— ¿Draco?– pasé una mano por delante de su rostro. Negó con la cabeza y esta vez, sí me miró al frente.

— ¿Hm? ¿Qué?– alzó las cejas.

— ¿Estás bien?

— ¿Yo? Por supuesto, solo que...– le miré con curiosidad– Tengo que irme.

Y se levantó y se fue, dejándome ahí, sola y sin la más remota idea de lo que acababa de pasar.

Sangre Sucia - Draco Malfoy y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora