21.

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Narra ______:

Salimos rápidamente al patio exterior. Todo el castillo estaba empezando a ser cubierto por una cúpula mágica azulenca, blanca y brillante, haciendo que la noche no sea tan oscura y espeluznante. Se veían luces de todos los colores chocar contra las paredes del escudo. El ataque había empezado. 

Apunté con mi varita, la cual había ido a buscar a toda prisa antes de salir al exterior, hacia arriba, y empecé a recitar los mismos hechizos que los profesores y los alumnos.

¡Protego Máxima! ¡Fianto duri! ¡Repello!– un rápido haz de luz salió de mi varita, y terminó juntándose con la capa que seguía formándose alrededor del colegio.

Los demás siguieron mi ejemplo.

 ¡Protego Máxima! ¡Fianto duri! ¡Repello! 

Dejé de conjurar el escudo cuando alguien me tiró al suelo, Draco se tiró encima de mi para protegerme. Vi como, sobre nuestros cuerpos, pasaba un veloz rayo verde. Alguien me había lanzado un Avada Kedavra, y él lo había visto antes que yo.

Nos levantamos rápidamente y miré hacia donde provenía el ataque. Una chica de unos trece años, castaña y más baja que yo estaba apuntándome con su varita. Sonreía juguetonamente, y supe que ella también era una Snyde. Le apunté a ella y le lancé el mismo hechizo que ella a la misma vez. Nuestros dos rayos verdes provenientes de nuestras varitas chocaron. Me sentí poderosa al ver que mi centella se alargaba y la suya se encogía, pero no me tranquilicé ni me relajé, seguí esforzándome. Apreté los dientes con toda mi fuerza mientras el rayo seguía dirigiéndose a toda prisa hacia la joven. 

— ¡Nébula!– una mujer rubia la llamó a sus espaldas y se giró hacia ella, distrayéndose. Dejó de conjurar el hechizo, y mi rayo verde llegó hasta ella.

Palideció al instante, su mirada se perdió en la nada, se apagó, y cayó al suelo. La mujer, la que supuse que era su madre, pegó un grito de horror y fue corriendo hacia ella, llorando y gritando su nombre. Me miró mientras abrazaba a su hija, con dolor y rabia. Era la hermana pequeña de K, y yo la había matado.

La cogió en brazos y se marchó como pudo, cojeando, pero antes de que desapareciera en el gran puente del castillo, otro rayo verde la alcanzó a ella. Cayó al suelo como si de una muñeca de trapo se tratase junto a su hija, y mi estómago dio un vuelco al verlo. Estaban cayendo todos. Probablemente solo quedaría el padre y los demás mortífagos que acompañarían a los Snyde.

Me giré hacia el grupo de mis amigos, quienes habían dejado de cubrir el colegio para lanzarles hechizos a los mortífagos que se les acercaban, y me uní a ellos. Eran menos que la última vez, cosa que me alivió, y al ver que iban cayendo tan rápidamente, me alivié todavía más. Pero no me detuve, seguí peleando.

Un hombre alto, de pelo negro como la noche y delgado, se adentró en el patio con tranquilidad, como si a su alrededor no hubieran personas corriendo por todas partes ni peleando. Le intentaron atacar algunas veces, pero vi como usaba el Protego para que esos hechizos rebotasen y desaparecieran. Les lanzaba también hechizos a los que se cruzaban por su camino, hasta que se detuvo varios metros delante de nosotros.

— ¡Draco Malfoy!– escuché que gritaba entre los chillidos de la gente al pelear con los mortífagos restantes. Su voz era terrorífica, grave y espeluznante. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al completo al escucharle y ver como se acercaba todavía más. Por el rabillo del ojo vi como Draco se detenía en su sitio y le miraba en silencio. Sentí el terror a flor de piel y recorrer mis venas al ver como el hombre le apuntaba con su torcida varita– ¿Dónde está mi hijo?

— Muerto– respondió.

— ¿Muerto?– sonrió. Me extrañé demasiado. Su hijo acaba de morir, ¿y él sonreía como si nada? Soltó una risa espeluznante y agachó la mirada, pero después la clavó en mi, haciendo que se me erizara el cabello en mi nuca–. Genial...– esta vez me apuntó con la varita–. A ver como te sientes al arrebatarte lo que es tuyo, al igual que tú me has arrebatado lo que es mío. Mataré primero a toda tu familia, a tus amigos, a tu novia... Quiero que les veas morir uno a uno. Quiero hacerte sufrir por ser un maldito traidor, y después te mataré a mi– volvió a mirarle fijamente y, mientras hablaba, se había ido acercando lentamente hacia mi. 

No reaccioné, no me moví. Quería, pero no pude. Mis pies descalzos se hincaron en el suelo como dos clavos, impidiéndome salir corriendo o, al menos, atacarle.

— N-No te... No te atreverás– la voz de Draco temblaba, y pude saber perfectamente que estaba llorando.

— ¿Ah, no?– su sonrisa se volvió maligna, haciendo que el miedo aumentase. 

¿Me iba a matar? Me iba a matar.

Miré a Draco. Sus labios estaban tensos y lágrimas le limpiaban sus mejillas sucias de polvo y hollín, debido a los fuertes ataques de nuestros enemigos. Habían tirado las columnas del patio, la fuente del centro, los bancos habían desaparecido de sus respectivos sitios. Solo había piedra y destrucción.

— Mátame, pero a ella ni se te ocurra tocarla.

— ¿No escuchas? A ti te voy a dejar el último, Malfoy...

— No si yo te hago sufrir antes– intervine, y le apunté con la varita. Mi mano temblaba a más no poder, pero conseguí que esta se dejara de mover después de unos segundos, mostrando una seguridad en mi misma que no supe de donde la había sacado.

— Oh, estúpida y débil sangre sucia...– soltó otra leve risilla, consiguiendo que el odio y la ira empezaran a subir por mi cuerpo–. ¿Y cómo se supone que harás e...?

¡CRUCIO!– le interrumpí antes de que formulara la pregunta y cayó al suelo agonizando. No se necesitó luz que nos indicase que había acertado en darle. 

Supe como se sentía. Lo sabía a la perfección. El dolor es intenso como ninguno, devastador. Olvidas dónde estás, quién eres, de lo profundo que es esa tortura... Son como miles de afilados e insoportables cuchillos agujerearan cada parte de tu cuerpo, cada centímetro de tu piel. Se sufre tanto, se padece tanto, que parece que la cabeza te va a estallar. 

Soltó un fuerte grito que se escuchó por todas partes, llamando la atención de todo el mundo que seguía luchando. Se acercaron Harry, Hermione y Ron corriendo.

¡SECTUMSEMPRA!– soltó Harry al instante.

Pequeñas manchas de sangre empezaron a formarse en su negro y blanco traje. Me miró por un segundo, vi el dolor y el sufrimiento en su rostro. Su boca y sus ojos se abrieron al instante del impacto de su hechizo.





Sangre Sucia - Draco Malfoy y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora