Helpless

5 0 0
                                    

Espero se me perdona este préstamo. Aunque si me guío por las normas españolas de escritura, al ser un nombre, no tengo por qué traducirlo. Me doy cuenta sin embargo, que unos pocos minutos. Escuchar esa canción que no está dirigida a mí, ni tiene que ver conmigo ni de lejos. Pero qué tan bien me representa. He llorado por primera vez en demasiado tiempo. No puedo decir que me haya sentado bien. Pero en realidad...

Os hecho de menos. A todos. Incluso al enano barbudo. Si estabas ahí sabes de quién hablo. Y sinceramente los demás no importan. Os hablo a vosotros, multitud inexistente, por qué me ayudáis aunque no hagáis nada. Sois la calavera de este particular Hamlet, que habla solo sin tener motivo pero con vosotros para no enloquecer del todo. Pero a vosotros, los que me visteis a los ojos y me conocisteis un poco más de lo que yo habría querido. Os echo de menos más de lo que puedo explicar. Pero que hacer en estos momentos... Ah, esa es una buena pregunta. No puedo solo ir y disculparme. No serviría de nada, además de ser un acto totalmente vacío a vuestros ojos. Estoy indefenso y solo. Y me lo merezco.

A todas las deidades que observen pongo por testigos, me levantaré, os devolveré aquello que os quité y veréis en mi alguien a quien seguir hacia un futuro algo mejor. Lo juro por toda la sal que hay en mi.

Y aunque jure... Me siento mal. No hay nadie en quien confíe en este tablero. Mi reina ha decidido que no valgo la pena mi torre y mi caballero ya no son míos, y dudo que alguna vez lo fueran. En realidad sólo me apoye en ellos... Tal vez más de lo que debería. Y al final, queriendo ser el Rey, por indeciso y estúpido, solo soy un peón en el juego al que este jugando la vida. Y lo más seguro es que no sea el ajedrez.
Divago de nuevo.

La tinta de los poetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora