0.5

1.1K 136 16
                                    

Louis está sentado en el viejo sillón de su vieja casa esperando con ansias a que su reloj marque las siete.

Ansia acostarse con Harry pero sabe que ya no es como al principio, como cuando creía que disfrutaría de cada roce y podrían llegar a algo más después de acabar. Esta vez, disfrutaría de cada roce pero es más como el trofeo para sanar su dolido orgullo.

Escucha el característico ruido del viejo auto de su padre y observa por la ventana como este se estaciona a milímetros de su camioneta, y en un movimiento brusco, la golpea.

El castaño se levanta rápidamente de ahí y se acerca impotente a su padre.

-¿¡Qué te sucede!?- grita en su dirección en cuanto su padre y hermano (adoptivos) entran por la gastada puerta.

-¿De qué hablas?- cuestiona Travis con desesperación, dirigiéndose a la pequeña cocina en busca de una cerveza.

-¡Golpeaste mi auto!- grita furioso, ignorando a su hermano mayor y a las consecuencias.

-Ah, si- contesta con indiferencia el señor más grande, llamado Brent, sentándose en el cómodo sillón.

-¿Es lo único que vas a decir? ¿Ah, si? ¡Me partí el culo para conseguirlo!

-Relájate- aparece Travis con una cerveza en la mano, sentándose a un lado de su propio padre.

-Mira, Brent. O lo pagas o no voy a darte más dinero- dice Louis amenazante, tratando de asustarlo pero cargándose del miedo cuando ve al canoso imponerse frente a él.

El castaño fue adoptado por estos dos cuando tenía doce años, Travis tenía diecisiete en ese entonces. Y ambos son responsables de llevarle dinero al más viejo.

Y aprendió, desafortunadamente aprendió a base de golpes, que no debía llamarlo por su nombre sino que debía reconocerlo como su padre.

Y a los padres no se les reta.

Brent le da una señal a Travis, y éste toma a Louis por lo brazos, colocándolos en su misma espalda inmovilizándolo así. Entonces el mayor avienta su puño cerrado en contra de la cara de Louis, no
importándole donde va a caer en realidad, y el pelinegro lo suelta para que caiga al suelo por el impacto.

Ambos vuelven tranquilamente al sillón, como si Louis no estuviera sangrando de un ojo o retorciéndose del dolor en el suelo y no le prestan más atención.

El ojiazul va a su habitación por un poco de ropa y alcohol y sale de ahí dirigiéndose a la dirección que aún tiene escrita en su brazo.

De paso a su destino compra un par de condones.

Lo único que espera es que el sexo con Harry le haga olvidar su miseria por un rato.

where do broken hearts go ➸ stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora