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-Es tan aburrido hacer las compras- se lamenta Louis quien va recargando su peso contra el carrito del supermercado que apenas y tiene una caja de cereal.

-Tu decidiste venir conmigo- le recuerda Harry.

Y esta situación es tan extraña.

El establecimiento está casi vacío y la luna está de testigo. Louis y Harry recorren los pasillos, buscando cosas de buena calidad y bajo precio.

Es como si fueran amigos.

Como si en realidad Louis quisiera ayudar a Harry.

(Aunque si quiere, un poco (bastante)).

-Pero...- continua Louis, empujando el carrito detrás de Harry.

-Casi terminamos- le corta el rizado aunque ambos saben que es mentira.

Pasan unos minutos más en el pasillo de los lácteos hasta que Harry se decide por cual leche llevar.

-Hagamos esto más divertido- propone Louis, caminando hacia el ojiverde y tomándolo en brazos por detrás.

-¿Qué haces? ¡Bájame!- forcejea hasta que siente su trasero chocar con el carrito, casi aplastando la caja de cereal.

Observa a Louis con reproche y confusión obteniendo en respuesta una traviesa sonrisa.

-¡No!

Es lo único que puede decir Harry antes de que el carrito se ponga en movimiento. Está algo incomodo, con sus pies fuera de las rejas del transporte y su espalda mal colocada.

-Es más cómodo así- explica el castaño.

Recorren dos pasillos más eligiendo comida que a ambos les gusta cuando el castaño sube un pie a la rejilla más baja del carrito y se impulsa hacia adelante con el otro, para agarrar velocidad. Repite la acción las suficientes veces como para no alcanzar ni siquiera a ver contra qué podría chocar.

Escuchan el aire acondicionado de la tienda y las ruedas oxidadas.

Pronto ambos están riendo y disfrutando de la velocidad, recorriendo por todos los pasillos del supermercado. Tiran algunos productos al suelo pero no puede importarles menos.

Sus risas brotan naturales y se olvidan de la miserable razón por la que están allí.

Una trabajadora los ve, y comienza a caminar hacia ellos, no alcanzándolos por la velocidad en que van.

-¡Joven! ¡Pare ese carro! ¡Jovencito!- comienza a gritar enojada, temiendo que sus superiores la regañen a ella.

Sin embargo ellos no escuchan. Están absortos en su travesura.

Hasta que la señora se impone frente a ellos, haciendo que Louis pare abruptamente el carrito y Harry casi salga disparado.

Les regaña, diciéndoles cosas como la irresponsabilidad de sus actos y cosas por el estilo.

No hacen mucho caso.

Están más concentrados en las sonrisas del otro.

Momentos como estos podrían salvarlos de la vida.

where do broken hearts go ➸ stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora