»Capítulo 41«

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—¡Majestad! ¡Majestad!

Sin perder tiempo, Skurge alzó la voz, encaminándose hacia el salón del trono de Asgard con grandes zancadas y con el rostro reservado, pero un tanto extraño; como si estuviera escondiendo realmente un entusiasmo.

Fue así que Odín prestó atención a su llegada. El nuevo guardián del Bifröst no tardó en parar, haciendo una reverencia al rey de Asgard y ocasionando que la mirada de Skurge se fijara en el rostro del anciano padre de todo.

—¿A qué has venido con tanto alboroto?

—Majestad, tengo buenas noticias que vengo a informarle -giró a ver a su alrededor, notando a los guardias que permanecían al costado de cada esquina y aclaró la garganta-. A solas si es posible.

Odín sintió que el corazón se le aceleró, intentando permanecer tranquilo y no darse falsas esperanzas sobre aquellas buenas noticias de las que hablaba el guardián.

—Retírense —les ordenó, haciendo que los guardias obedecieran de inmediato y luego quedaron solamente él y Skurge.

—¿Qué tienes de buenas noticias?

—Se tratan de Midgard, mi rey.

—¿Fuiste como te había enviado?

—Lo hice directamente como me ordenó. Esta vez, encontré algo.

—¿Qué encontraste? Ya dilo de una vez, guardián —se irritó el rey, impaciente como nunca antes.

—La doncella. La encontré saliendo de un lugar y la seguí a donde vivía.

—¿Y bien? ¿Tienes las coordenadas? ¿Al menos pudiste hacer bien ese trabajo?

—S...si... —aclaró su garganta y luego agregó—. ¿Usted prefiere acompañarme en otro...?

—Llévame de inmediato —le interrumpió, alzándose del trono y andando hacia abajo. Sin perder tiempo, el guardián asentó, retirándose mientras Odín pedía a uno de sus criados que preparara el caballo.

Fue entonces que tras unos pocos minutos, las cosas estaban listas y en unos segundos el caballo ya galopaba por el puente arcoíris. Skurge estaba cansado, respiraba entrecortadamente al andar corriendo para llegar antes que su rey. Fue así que en un simple momento, Odín se desvaneció en la ilusión de Loki. El dios del engaño se dispuso a dirigirse sin vacilar hacia enfrente, mirando de reojo al guerrero y este en respuesta preparó el portal.

—Es un edificio, el número veinticinco del cuarto piso.

—Más te vale no hacerme perder el tiempo —balbució el morocho.

Sin perder tiempo, Loki se volvió a transformar y fue absorbido por el portal, viajando por el cilindro de colores hasta llegar a Midgard con la apariencia de Johann Waas. No quisiera que nadie lo reconociera, así que sólo anduvo por el lugar, observando y arrugando la frente al darse cuenta de lo irreconocible que parecía estar su alrededor.

No sabía dónde estaba, pero parecían ser correctas las coordenadas que le había enviado el guerrero, ya que notó entonces el edificio que había mencionado este. Lo contempló durante unos segundos, hasta que sus piernas reaccionaron y comenzaron a andar.

Se escondió entre un callejón, apresurándose a desvanecerse y transformarse en un cuervo. Graznó, se apresuró a tomar vuelo y después subió hasta contar correctamente los cuatro pisos. Se posicionó sobre el alféizar de una ventana abierta, mientras que veía el largo pasillo que se extendía, adornando a sus costados varias puertas.

Esperó un rato, hasta que observó una de las puertas abrirse. Se quedó quieto, observando cómo varios niños salían de una de las puertas. Uno de esos niños era más bajito que los otros dos. Mientras que uno tenía un suéter con camisa cuadrada y el que sobraba lo pudo reconocer casi de inmediato.

𝐄𝐚𝐠𝐞𝐫𝐧𝐞𝐬𝐬 𝐟𝐨𝐫 𝐘𝐨𝐮 [𝐋𝐨𝐤𝐢]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora