5. Stiles

1.2K 97 15
                                    

De regreso a la escuela, me encontré con mi padre en la sala, ya esperándome. Rápidamente fui a dejar la mochila del instituto y sacar el dije de mi abuela, lo metí en uno de mis bolsillos y salí en busca de mi padre, quién se veía realmente deprimido mirando la tele.

Lo observe por unos minutos, antes de que él se diera cuenta que ya me encontraba lista. No sabía cuántos años parecía haber aumentado, pero realmente parecía ya mayor. Tantos años se le vinieron encima tras las palabras de mi mamá “Amo a alguien más”. Nunca me percate que mi madre ya no lo miraba de la misma forma, solo me daba cuenta de la forma en que mi papá miraba a mi madre, y era lo que deseaba, que alguien me amara de la misma forma que lo hacía mi papá a mi mamá, pero ahora que lo analizo desde el fondo ¿y si a esa persona yo no la amo, tal como mi mamá no ama a papá?

Agite la cabeza, lo menos que quería ahora era enterrarme en el pasado de la misma forma en que lo estaba haciendo mi papá. Camine lento hacía él y le ofrecí mi mano con una sonrisa. Su rostro viejo me miro, y una sonrisa apareció en sus labios para después tomar mi mano.

Su traje ya esta arrugado de tanto movimiento, tal vez tenga que plancharlo después. Caminamos por la sala vacía y bajamos las escaleras del patio delantero para subir al auto viejo de papá.

Él introdujo las llaves y arranco el auto. De la casa a la casa de mis abuelos no es mucho tiempo,  tal vez a lo mucho cinco minutos. Por lo cual ni siquiera me interesa ponerme audífonos, ya que no me dará nada de tiempo disfrutar la música.

Cuando llegamos a la casa de los abuelos puedo contemplar a mi abuela asomándose desde la ventana del segundo piso. Yo le sonreí y mire como ella hacía lo mismo para después desaparecer dentro de la casa. Baje del auto junto con mi padre y me encamine hacia la puerta principal, en espera de que ella abra la puerta.

No tarda ni cinco minutos en abrirnos. Mi abuela me recibe con un fuerte abrazo. Su cabello canoso roza en mi mejilla. Sus ojos cafés claro me miran con felicidad, al igual que a mi padre. Su piel está más arrugada que la última vez. Me sorprende su forma de saludarme, según yo, mi madre y yo no le agradábamos nada, pero ahora pareciera como si fuera su nieta favorita.

Después de charlar un poco acerca del divorcio (y animar aún más a mi pobre padre), todos nos reunimos en el comedor para poder comer un poco del buen guisado de la abuela. Mientras espero a que mi abuela termine el guisado, le echo un vistazo a la gran casa donde ahora están mis abuelos, me pregunto la verdadera razón por la cual se han mudado, ya que la casa es aún más grande que donde nosotros vivimos.

Miro a mi abuela, quién está sirviendo el guisado tranquilamente, de vez en cuando ella me mira y me sonríe, lo cual me da cierta curiosidad ¿desde cuándo es tan amable conmigo?

En realidad ella nunca había sido grosera conmigo ni nada parecido, su estilo era ignorarme al por mayor. Llamaba a mi madre para que ella le pasara a mi padre, le preguntaba cómo estaba y hablaban un buen rato, para después despedirse sin decir nada acerca de nosotras. Es como si yo no existiera para ella.

Tras tener todos los platos listos, recordé aquel dije que encontré en la casa recién habitada, por lo cual atraje la atención de la abuela para buscar el pequeño objeto que estaba perdido en mi bolso. Una vez en mis manos, lo mostré a ella.

-          Toma, creo que te pertenece – le dije, mientras estiraba la mano, ofreciéndole la pequeña hoja.

No conocía del todo a mi abuela, pero podía jurar que su rostro ahora era de completo asombro. Tomo aquel dije entre sus dedos, como si este fuera el tesoro más valioso del todo el mundo, sus ojos cobraron un brillo especial y después me miro con una sonrisa de oreja a oreja.

How long? (Teen wolf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora