Broken Smile

Armario

El camino me pareció eterno sin exagerar y más que nada porque ellos hablaban demasiado pero finalmente pude bajar del auto, subimos el mandado al piso de Peep y cuando entramos me sorprendió la cantidad de gente que había, no era como una fiesta sino como si vivieran ahí, yo solo seguí a Peep y llegamos a lo que parecía ser la cocina donde también había gente y sin espacio para cocinar debido al desorden, Peep se miraba muy frustrado y apenado, dejo las bolsas con comida en la mesa junto algunas botellas de alcohol y se fue caminando a una habitación, yo no sabía que hacer si seguirlo o no, decidí no hacerlo y sentarme en una silla a esperar a que volviera, pero pasaron 10 minutos y no llego así que decidí hacer un poco de espacio en la cocina y me puse a preparar la salsa, la gente pasaba y me sentía incómoda pero ellos ni siquiera me miraban, cada uno estaba tan ocupado en sus asuntos que ni me notaron.

Termine la salsa y tome la comida que Peep compro que eran unos nuggets y en un plato pequeño puse la salsa, tome dos botellas de agua que estaban cerradas y se encontraban en el refrigerador, luego fui a buscar a Peep.

Entré a la habitación que lo ví entrar hace unos minutos pero no estaba ahí, mire el baño que estaba por ahí pero no estaba y luego un armario en el que finalmente lo encontré pero estaba llorando.
-Te estuve buscando- dije al entrar para luego sentarme a su lado. -¿Estás bien?- pregunté al ver qué ocultaba sus lágrimas.
-No, hay gente en mí casa que ni conozco-
-¿Y porque no les dices que se vallan?-
-No se, me asustan--
-Mira hice una salsa para los nuggets, espero que te alegre un poco y luego pensamos que hacer con ellos- dije acercando el plato hacía él.

Él sonrió y tomo un nugget que luego sumergió en el pequeño frasco de salsa, le dió una mordida, durante esto sucedía yo lo seguía con la mirada para ver su reacción al probarlo y su cara indico que si le gustaba pero no parecía haberle hecho reacción alguna el chile.

-¿Te gustó?- pregunté curiosa, a lo que él solo asintió con su cabeza y con una leve sonrisa en su boca. Volvió a comer uno mientras que yo lo veía sonriendo ya que realmente estaba disfrutando aquella salsa.
-¿Tú no vas a comer?- preguntó, entonces tomé uno y lo probé -¿Te gustó?-
-Si, sabe cómo a nugget con salsa ají- dije a lo cual ambos reímos.

El tiempo en aquel armario paso y no nos dimos cuenta, entre risas, platicas y música. Estaba bastante segura de que Peep se sentía mucho mejor, no quería que al salir de ahí se sintiera mal de nuevo, o que yo regresará a casa y el se quedará aquí encerrado, así que le hice creer que iba al baño pero en realidad iba con las personas que lo incomodaban; pedí a cada uno de la manera más amable que desalojaran el piso, obtuve buenas y malas reacciones junto a insultos (pero no me afectó realmente, ya que estaban borrachos y yo me conozco mejor que ellos).

Revisé cada rincón del departamento hasta asegurarme que no había nadie más, empecé a recoger todo el desorden que se encontraba en las mesas, pisos y sillones, supongo que a Peep le pareció que había demasiado silencio o quizás que ya había tardado mucho en el baño, entonces este salió del armario.

-¿Donde están todos?- Pregunto bastante confundido.
-Fueron al baño- dije sarcásticamente.
-De verdad, ¿Donde están?-
-Se fueron Peep, es tu casa no de ellos-
-Pero ellos aquí están siempre-
-Pero Peep, tú no solo pagas por el armario, tú pagas por todo el apartamento-
-Me voy a sentir solo-
-Siempre que te encierras en el armario estás solo ¿Cuál es la diferencia?- Peep solo se quedó mirando el piso -Si te sientes solo llámame y yo vendré o puedes ir a mí casa, no necesitas tanta gente para estar bien- él levanto su mirada y sonrió, se acercó y me abrasó.
-Gracias-
-De nada- era algo incómodo más que nada porque me sacaba una cabeza, así que comenzé a reír y él también.
-¿Me ayudas a ordenar este lugar?- pregunté separándome.
-Solo si hay música- mencionó exigente.
-Okay-

Una vez más el tiempo paso y no nos dimos cuenta, bailamos,cantamos y ordenamos, pero más que todo nos divertimos. Pero tenía que volver a casa, ya eran las dos de la mañana y no tenía en que irme así que llame a Kennedy para que pasara por mí, me despedí de Peep con un abrazó, subí al auto de mí amiga y compañera, quien me miraba ¿Pícara?.

-¿Que paso ahí?- preguntó mientras arrancaba el auto.
-Bailamos, cantamos, reímos, comimos, respiramos, ¿Que más quieres saber?-
-¿te gusta?-
-Otra curiosa- me quejé.
-Andale, dime, ¿o no confías en mí?-
-Si confío en ti, pero...-
-Entonces dime- me interrumpió.
-Creo que...-
-Que...-
-Somos muy buenos amigos y...-
-¿Y?-
-Y creo que es lindo-
-¡Te gusta!-
-No, no aún, solo me parece lindo-
-Okay, entonces no te gusta, ¡Pero!, Te va a gustar-
-No lo se, no veo el futuro-
-Tu no, pero yo si- al decir eso le subió a la radio y ya no seguimos hablando, llegamos a mí casa, agradecí y me baje.