La leyenda de los Chamas

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Artículo realizado por SonFuentes


En cada país, o en cada región, han proliferado, de una forma u otra, los antiguos mitos y leyendas. En Europa, las mitologías más conocidas son la Griega y la Romana, que son las mitologías clásicas. Pero también están la Celta, la Germánica, la Nórdica o Irlandesa, entre otras.

Cierto es que un continente y que cada país ha trazado sus leyendas y explicaciones de vida acordes a la personalidad de sus gentes. Y aún así, como pudimos comprobar, cada país y región tiene una serie de leyendas propias, cuyo conocimiento se ha ido traspasando de generación en generación. A través de los juglares o de las propias familias que las han ido contando.

Hoy os queremos hablar de una tierna leyenda, de uno de los países con más tribus de mitos propios, como es Perú. En sus tierras mágicas, Perú alberga pueblos primitivos que nos han dejado el legado de sus historias. Una de esas históricas tribus es la conocida como Los Chamas, quienes tienen sus propias explicaciones sobre los fenómenos naturales, o sobre el origen del Universo, sus estrellas o la tierra.

Entre ellas, nos encontramos la historia del dios Habi, quien tuvo dos hijos: Bari y Use.

Bari, dios del Sol, era un joven fuerte, alegre y bromista. Era de cabellos rubios y rizados, y piel bronceada. Acorde a su personalidad, tenía una gran vitalidad y siempre andaba planeando travesuras contra su hermana, a la que encantaba hacer rabiar.

Por su parte, Use, la diosa de la Luna, era frágil y delicada. Lánguida y con una tez extraordinariamente pálida y hermosa como una flor.

Cierto día de verano, Use fue a bañarse a un lago de aguas tranquilas. Al atardecer, la diosa se sentó a la orilla del lago y se quedó viendo su divina imagen en los reflejos de las cristalinas aguas. Use disfrutaba de sus momentos de paz en uno de los días más calurosos de ese verano.

Bari, que paseaba por los alrededores, vio a su hermana mirándose en el lago. Fue el momento en el que se le ocurrió gastarle una broma a su hermana, una de tantas. Fue hacia un árbol y se untó las manos con su oscura resina, y se acercó sibilinamente a Use, quien seguía de espaldas a su hermano, absorta ante su imagen en sus aguas.

Cuando Bari llegó hasta ella, frotó las palmas de sus manos en el blanquecino rostro de su hermana. La cara de Use quedó tiznada, como si fuera hollín, y las aguas del lago, de pronto, ya no le devolvía su dulce imagen sino una fea y oscura. Bari, mientras tanto, se carcajeaba de esa misma imagen.

Use, en cuanto se vio así, rompió a llorar desconsoladamente, y Bari se arrepintió en ese mismo momento, de la broma que le había gastado.

—Perdona, querida Use. Yo lavaré tu rostro —le dijo apenado por sus actos.

—¡Aparta! ¡Me has ofendido como nadie antes ha hecho! ¡Déjame! —respondió mientras rechazaba su ayuda.

—Deja de llorar, te suplico que me perdones —insistía.

—¡No! ¡No quiero verte más! ¡No volverás a verme nunca! —le gritó.

Entonces, sin esperar más, la diosa Use ascendió a los cielos, ante la mirada atónita de su arrepentido hermano, y se convirtió en la Luna, que desde entonces sale siempre de noche, cuando Bari, su hermano Sol, ya se ha ocultado.

Aunque cuenta también la leyenda que, en ocasiones, Use echa de menos a su hermano y siente deseos de verlo. Por eso, en los días claros, se puede ver la Luna de día, junto al Sol, aunque sea por unos instantes. 

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