CAP. 7 Familia.

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Mientras caminaba algunas personas lo  miraban de forma extraña, estaban realmente interesados en el por qué caminaba completamente empapado, su cabello aún goteaba y estaba dejando un camino con sus huellas, ese día salió temprano de clases, no por que fuera parte del horario sino que las últimas dos horas que tenian química y mientras estaban escribiendo los pictogramas de unos reactivos, uno de sus compañeros se le ocurrió la grandiosa idea de prenderle fuego a una hoja con el mechero del laboratorio, lo siguiente que recuerda es estar siendo bañado por los rociadores contra incendios y a todos corriendo fuera del aula.

Luego se eso les dieron la media hora que quedaba de clases para que fueran a sus casas a cambiarse y así evitar tener a todo un grupo enfermo.

Siguió su camino ignorando las insistentes miradas que le dirigian, ya estaba casi por llegar a la escuela de Murata, le pediria la llave de los vestidores donde practicaba para poder cambiarse, sonrió, eran algunas de las ventajas de ser el mejor amigo del manager del equipo, Muraken sería su salvación.

Al salir temprano y gracias a que no tendria entrenamiento, había decidido pasar por Wolfram a su escuela. Se encontraba un poco nervioso por como reaccionaria al verlo pero decidió no acobardarse, primero pasaria por el rubio y después le pediría que lo acompañará a cambiarse, lo hubiera hecho al revés de no ser por que Wolfram salía más temprano y no le daría tiempo de llegar a recojerlo, esperaba que él rubio no se avergonzar por cómo se presentaría sino de verdad se deprimiria.

Debio pensarlo mejor.

Cuando estuvo frente a la escuela de Murata este apenas estaba saliendo, traía su uniforme de camisa blanca y chaleco azul con una corbata roja tan característico de su escuela, no tuvo que hacer mucho para que lo notará pues ese parecía haberlo visto desde antes que lo llamara.

Murata lo miró un poco curioso del porqué Shibuya estaba en su escuela, nunca lo había hecho y eso era lo más extraño, pero pudo intuirlo cuando se acercó notando como su amigo estaba totalmente empapado sonriendole como siempre, quería preguntarle por qué estaba así.

La vida de Shibuya era tan absurda que cualquier cosa pudo haber pasado para que terminara así.

— Shibuya ¿Que te tra...

— ¿puedes prestarme la llave de los vestidores? — le interrumpió ansioso, el repiqueteo de sus zapatos era una gran señal de eso.

— vaya y yo que pensé que me habías venido a ver — sonaba ofendido mientras se acomodaba los lentes — pero si vamos directo al punto...¿puedo saber para que la quieres?

— quiero cambiarme de ropa ¿no es obvio? — contestó con poca paciencia.

— ¿y por qué no fuiste a casa?

— por qué si voy a casa no podré pasar por wolfram a su escuela, Murata. Quiero pasar mi tarde libre a su lado — reveló, sabía que no podría ocultarle nada a él, tarde o temprano lo terminaría sabiendo y era mejor ser directo, era su mayor confidente así que no había ningún problema.

— hay el amor... Cambia tanto a las personas, y deja atras a los amigos, antes solo éramos tu y yo contra el mundo, pero luego me cambiaste, ¿acaso soy tan desechable? — le reclamo dramático mientras intentaba abrazarlo, yuuri lo detuvo antes de que pudiera hacercarse así que más que un intento de abrazo parecía una pelea de niños.

— Murata ya calmate, ¿me prestará la llave si o no? — estaba perdiendo la batalla del "no abrazo", además ya era algo tarde, apenas le daría tiempo de llegar corriendo con wolfram.

— si claro — dijo mientras las sacaba de su mochila volviendo a la normalidad — dile a tu madre que iré el sábado a probar su delicioso curry, ya termine mis exámenes así que tengo tiempo libre.

AetérnumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora