CAP. 15 Cuando Los Caracoles Se Asusta.

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—Shibuya es un traidor ¿qué no ves? te ha estado engañando, ¿ves esa linda chica a su lado?... es su novia... Al final no resultó ser tan buen partido como creías ¿verdad?

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Su personalidad y actitud siempre había sido un problema, sus profesores, empleados y hasta su padre se habían encargado de recordárselo siempre que podían, pocas personas se acercaban a él por miedo a que su personalidad explosiva los hiciera quedar mal en algún momento por lo que siempre se mantenían alejados en cuanto a niños de su edad se refería, con los adultos era diferente, parecía que su actuar les divertía pues lo miraban como si de un espectáculo se tratara y habia veces que lo provocaban solo para ver las reacciones del niño bonito lo cual le enojaba.

El no era y nunca sería el entretenimiento de nadie.

Por eso se había alejado de todo eso, las fiestas de etiqueta, las reuniones importantes y sobre todo a cualquier persona que pudiera ser cercana en algún punto, odiaría qué después de confiar en alguien este se alejara por su culpa y terminará lastimando sus sentimientos, eso sería desastroso y difícil de manejar.

Debió mantenerse alejado de todos como en aquel entonces.

Ya habían pasado varios días desde aquello y aun no había salido de su departamento desde entonces. Después de algunos días el apetito volvió milagrosamente y hasta entonces habia sobrevivido a base de comida a domicilio qué pedía desde su nuevo teléfono que tuvo que comprar gracias al "accidente” qué tuvo con el otro. No había ido a la escuela ni le preocupaba lo que le podría pasar si seguía faltando, al igual que no le importaban los insistentes toques en su puerta qué tenían ya dos días sonando por todo el lugar, aveces se escuchaban gritos llamándolo pero no los podía distinguir gracias al volumen tan alto de la televisión qué mantenía siempre y el teléfono de casa ya no sonaba gracias a que lo había apagado desde la primera llamada qué recibió en el.

Los golpes pararían, después de dos horas lo hacían y volvían al siguiente día a la misma hora por el mismo periodo qué ya tenía memorizado, subió más el volumen de la serie que recién había comenzado y se cubrió más con las mantas qué lo cubrían por completo solo dejando ver su nariz y sus ojos igual de rojos como alguien que había terminado de llorar, se rendiría tarde o temprano, como siempre le pasaba en cuanto a su persona se refería.

Todos se alejarían como ya estaba acostumbrado y ahora, ya no lo miraba tan malo como en el pasado.

[&]

Habían pasado dos semanas desde que Wolfram había desaparecido y eso lo estaba volviendo loco, su teléfono parecía apagado por lo que cada llamada era rechazada nada más entraba y la recepcionista del edificio donde vivía no le decía nada pero, últimamente lo dejaba subir hasta su piso para ver si recibía alguna respuesta.

Al parecer le causaba lastima.

Después del juego y del show qué monto con Hashimoto, busco con la mirada al rubio esperando que no hubiera visto aquello solo encontrándose con la mirada de decepción de Murata y una negativa con la cual había entendido todo, “Wolfram nos miro” pensó aterrado, debía explicarle todo y rápido antes de que se hiciera falsas conjeturas pero al llamarle desde su casa lo único que recibió fueron dos pitidos y de ahí nada, intento volver a llamarle pero ahora ni siquiera entraban las llamadas y después de media hora intentando se sentía tan frustrado qué había comenzado a llorar inconscientemente.

¿Qué haré ahora?”  pensó desesperado.

Se sentía realmente mal, como si fuera a vomitar en cualquier momento y no podía mantener su respiración normal ya qué las lágrimas no dejaban de salir, estaba perdiendo algo realmente importante y su mundo se había cerrado no dejándole actuar como quería por el miedo que estaba sintiendo, un sonido lo saco de su burbuja de desesperación y sin evitarlo tomo el aparato contestando lo más rápido que pudo esperanzado de que fuera el rubio.

AetérnumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora