Capítulo 1 / Historia o Fantasía

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Goryeo año 918

Todo era un caos total, sangre y cuerpos por todos lados. Luché, traté de salvar a todas las personas de este pueblo, pero al final no pude, aún con mi entrenamiento y la ayuda del ejército tuvimos muchas bajas.

Ahora mi vida dependía del nuevo rey. El rey anterior a quién servía con mi vida había muerto.

-¡Señor! Las tropas han caído, y en el palacio....todos fueron asesinados

-entiendo -asentí con poco aire, las noticias ya no me afectaban, este era el final para todos, o al menos para mí -pronto llegarán los hombres del nuevo Rey, toma a todos los sobrevivientes y huyan lejos de aquí, desde ahora yo me haré cargo.

-pero señor...-¡haz lo que te digo y vete! es mi última orden.

-Es-esta bien joven amo -asintió haciendo una reverencia, pronto se alejó con los pocos hombres vivos. Era la primera vez después de mucho tiempo que escuchaba a mi fiel sirviente llamarme joven amo.

Suspiré al ver que la aldea estaba completamente despejada, exceptuando los cuerpos de los plebeyos, habían muerto siendo fieles al antiguo Rey, miré hacia los lados esperando ver alguna persona viva pero era en vano.

Poco tiempo después escuché unos caballos acercarse, unos segundos después estaba rodeado de muchos hombres con espadas -Vaya, creo que al final el objetivo era yo -hablé cansado.

De en medio de varios soldados salió un soldado de alto rango, lo reconocí por su vestimenta -supongo que voy a morir en este lugar, junto a mi gente -dije sin miedo. El soldado no respondió, solo me veía estático. Pronto vi que desenvainó su espada, hice lo mismo, estaba dispuesto a luchar con todos.

-¡Saluden al nuevo príncipe heredero de Goryeo! -gritó enterrando su espada en la tierra e inclinándose, seguido por los demás soldados que me rodeaban.

Año 913

-Padre -dije intentando llamar su atención, fue en vano. Estaba tan concentrado en algo que ni me vió entrar. Pronto vi que otro hombre entró, lo conocía, era un oficial de alto rango que trabaja para el Rey, mi tío.

-¿Me llamó señor? -preguntó inclinándose.

-si, quería saber cómo va el asunto con las alianzas -preguntó levantándose, caminó por detrás esperando la respuesta.

-Se-señor, yo -respondió con temor -¡digo, nosotros no queremos ser parte de la rebelión! -respondió con un ruego desesperado e inclinándose aún más contra el suelo.

Mi Padre suspiró y se puso a la altura del oficial -Está bien, no hay problema, olvidémonos de este asunto entonces -susurró a su oído.

-Cla-claro señor, ¿pue-puedo retirarme?

-claro vete -respondió volviéndose a sentar. Después de unos minutos salió, mi Padre sabía que yo estaba allí con él, aún así no dijo nada.

Después apareció otro de los hombres de mi Padre, también lo conocía, él me protegía y enseñaba a pelear.

-Señor -dijo bajando la cabeza, me vió y luego vió a mi Padre, él solo asintió, sabía que mi Padre le ordenó algo, unos segundos después salió.

-hijo ¿qué haces aqui? -preguntó al fin, ahora tenía su atención

-Padre, hola -respondí inclinandome en el suelo. Él se acercó a mí como lo hizo con el oficial.

-Hijo, no quiero que preguntes por nada de lo que veas aquí, solo vive como un joven normal -asentí sin preguntar porqué razón, mi Padre a veces podía dar miedo. -solo espera un poco más y tendras a todos a tus pies -dijo para finalmente levantarse y volverse a sentar en su lugar.

-Casi lo olvido -dijo llamando mi atención de nuevo -El rey quiere verte -añadió

-¿Por qué? -pregunté confundido. Tenía ciertas dudas debido a que no sabía lo que quería de mí, o por qué razón necesitaría hablar conmigo, tan solo era un niño.

-Le hablé al Rey de tu gran desempeño y talento en las artes marciales y quiere verte -dijo entregándome una carta que decía eso.

-Claro padre, iré con el Rey y haré que te sientas orgulloso de mi -dije arrodillándome contra el piso.

-Eso espero hijo, ya puedes marcharte -señaló con una sonrisa. Me levanté y salí del lugar, caminé por la casa hacia mi habitación, tenía que prepararme para visitar al Rey.

Año 915

Desenvainé la espada y junto con mis hombres luchamos para defender nuestro territorio, al principio fue algo difícil ganarme su confianza, tan solo era un joven de 18 años enviado por el Rey a defender las fronteras.

Pero pronto vieron mi gran capacidad con la espada y el arco, ahora no solo era el hijo de un príncipe, sino un Guerrero elegido por el Rey.

Pasamos varios días luchando, al menos hasta que mi espada se quedó sin filo, gracias a mi liderazgo las tropas en la frontera estaban reforzadas y ubicadas con estrategia, cualquier ataque hacía nosotros terminaría en su derrota o al menos en una defensa difícil de penetrar dependiendo de la cantidad de soldados que nos ataquen, debido a esto en la capital se entrenan a muchos más soldados bajo mi orden, y yo bajo orden del Rey.

-¡Señor! -me llamó un soldado. Tenía una carta en sus manos, sabía que era del Rey. Tomé la carta y posterior a la salida del soldado la leí, el Rey exigía mi presencia en el palacio después de casi un año y medio de estar en la frontera.

No sabía si era seguro alejarme de la frontera, después de todo yo lideraba las tropas. Unos días después llegaron varios oficiales de alto rango con muchas más tropas, pedían que fuera a presencia del Rey, y ellos se harían cargo de la frontera desde hoy.

Finalmente acepté por ordenes reiteradas del Rey, me dieron una muy buena despedida.

A caballo el viaje era de casi una semana, pero nada me daba más gusto que volver.

......

Al fín había llegado a Gaekyong, me daba gusto ver a los plebeyos hacer sus trabajos diarios, pero aún veía a muchos rogando por comida a sus amos, eso era algo a lo que ya estaba acostumbrado o al menos eso quería pensar.

Pronto llegué al palacio y dieron aviso de mi llegada, caminé a puertas de la habitación principal, los ministros y el Rey estaban en una reunión.

-¡Alteza! -gritó el eunuco desde fuera -¡el hijo del principe ha llegado! -volvió a gritar, se abrieron las puertas y finalmente entré, estaba demasiado cansado por el viaje, pero estaba en presencia del Rey y los demás funcionarios.

-Alteza -dije arrodillandome en el piso -vengo a presentar mis saludos alteza -añadí inclinando mi cabeza contra el piso.

-Después de mucho tiempo vuelvo a ver a mi sobrino -dijo con una gran sonrisa. Algo que me hizo sentir de lo más incómodo debido a la presencia de los ministros y sus reacciones.

-Alteza debido a su pedido estoy aquí, y me presento -dije levantando mi cabeza hasta verlo mejor.

-Los ministros, mi hermano y yo exigimos que volvieras -aclaró feliz

-alteza para mi es un honor que hayan pedido que volviera, pero me siento algo preocupado por dejar las fronteras. -expliqué. Uno de los ministros habló en voz alta y aclaró que mi presencia era de mucha más ayuda en el palacio.

-El ministro tiene razón -habló de nuevo su alteza -tienes la suficiente experiencia y muchos años por delante, es hora de que descanses un poco, y esto no es un pedido es una orden real -añadió

Asentí sin contradicción alguna. Pronto salí del lugar, el Rey ordenó que fuera a descansar.

Entre dos tiempos / Nayeon [FANBOY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora