Una semana había pasado desde mi comienzo de vacaciones, lo que significaba que, lamentablemente, estas ya habían acabado para mi. Una semana en la que mi familia no se despego ni un minuto de mi, ni yo de ellos, la verdad. ¿Quién lo haría?
Una semana donde fuimos a lugares maravillosos, parques, bosque, lagos, y realizamos un montón de actividades. La verdad es que parecía que el tiempo había vuelto hacía atrás y yo tan solo era una adolescente de dieciocho años.
Dormí todas las noches que pude con mi hermano, no quería despegarme de el. ¿Y quien no? De los cuatro es el que más cambiado está. No niego que me dolió verlo ya con diez años y que durante esos siete años de crecimiento yo no estuviera en ninguno. Juro al universo que Pedro iba a pagar por eso, no me gustaba la venganza, pero esta vez era necesaria.
Y bueno aquí me encontraba de nuevo, a escasos metros de la escalera de la institución, admirando la placa en la que me conmemoraron algún día. Era extraño apreciarla, sabiendo que fue hecha para conmemorar tu propia muerte, raro. ¿No es así?
-Buu.-dijo alguien a mis espaldas, ocasionando que me diera la vuelta y sin pensarlo le pegara un puñetazo.-Joder, Chloe.-se quejó Jorge mientras colocaba su mano en su nariz.
-Oh, venga ya, no te he dado tan fuerte.-le dije quitándole la mano de su rostro.
-Lo se.-contestó con una sonrisa en señal de que lo había hecho de broma.
-Que gracioso.-le dije con ironía mientras comenzaba a subir las escaleras.
-Espera.-dijo alcanzándome.
-No vuelvas ha hacer eso otra vez.-le reprimí mientras el me abría la puerta para que entrara.
-Vale vale. ¿Quieres que te ayude?-preguntó refiriéndose a mi maleta.
-Ah, no tranquilo, puedo yo. No se si recuerdas pero soy mitad vampira, algo de fuerza tendré que tener, no?-le pregunte notando el eco del pasillo.
-Es verdad.
-Por cierto, te tengo que decir algo.-le dije parándome en seco.
-¿Qué eres Chloe Allen?-preguntó tomándome por sorpresa.
-¿Co_como lo sabes?
-¿Paula?-dijo como si fuera los más obvio.-No te preocupes, todo el mundo lo sabe.
-¿¡Qué!?-no no no, no lo tenían que saber.
-¿Qué pasa?-pregunto horrorizado.
-Que tenemos un traidor entre nosotros, eso pasa. Y si se a enterado toda la institución, el también lo habrá hecho.-dios, estaba acabada.-Escúchame Jorge, coge mis maleta y llévala hasta mi habitación, por favor. Tengo que ir al despacho de la señora Paulson.
-Vale vale, yo me encargo de esto.-dijo cogiéndome la maleta.
-Gracias.-y salí corriendo hacia el despacho.
Esto no estaba pasando, sabia que iba a pasar, lo sabia. En menos de cero coma llegue al despacho y entre sin tocar, no había tiempo para esto.
-¿Sarah?-pregunte al darme cuenta que no había nadie en su interior. ¿Dónde demonios estaba la gente?
-Ella no esta aquí.-dijo la voz de un hombre ocasionándome escalofríos.-No te gires.-volvió a decir de forma autoritaria.-O pasara algo muy malo.-de la nada sentí una especie de hoja fría en mi cuello.
-¿Quien eres?-el miedo se apodero de mi.
-Alguien que conoces.-¿como?-Veras, tengo un mensaje para usted, señorita Collins. ¿O debería de decir señorita Allen?-me tense nada más oírlo.-Si, yo creo que si.
-¿Cual es?-le pregunte como pude al tener la hoja afilada en mi cuello.
-Oh, tranquila no es ninguna frase ni nada, tan solo es esto.-y de la nada me clavo esa especie de cuchillo en el abdomen y lo sacó con fuerza, ocasionando que me cayera al suelo de rodillas y empezara a escupir sangre.-¿No eres tan fuerte ahora, ehh? Sin tus tres compañeras. ¡Mírame!-gritó cuando se dio la vuelta, subí mi mirada y nada, ese hombre llevaba una especie de mascara terrorífica.
-Vete a la mierda.-le dije escupiendo sangre y poniendo mi mano en la herida.
-Ah, no no, no se dicen palabrotas señorita Allen, recuérdalo.-un golpe en mi costilla izquierda con su pie, hizo que cayera al suelo redonda.
-¿A si que tu eres el traidor?-le volví a preguntar desde el suelo.
-¿Traidor?-se acerco a mi y me cogió del cuello.-¡Tu fuiste la que me quitaste a Sarah!
-¿Señor Foxx?-no podía ser. ¿Había sido el desde el inicio?
-En efecto, señorita Allen.-me contestó quitándose la mascara, vaya el tiempo si que le había afectado.-Y ahora si me perdona, voy ha hacer lo que el señor Ajax no pudo hacer, matarle.-me comenzó a apretar mas y mas el cuello.-Así mi amada Sarah y yo estaremos juntos para siempre.
-Eso nunca.-le espete quitando con fuerza su mano de mi cuello y lanzándolo lejos de mi.-Nunca podría llegar a quererte.-comencé a acercarme, ocasionándole pánico en sus ojos.-Nunca. ¿Qué pasa? ¿Creías que podías venderme?-lo iba a matar, lo juro. Lo cogí del cuello y lo empecé a estrangular con todo mi rabia del interior.
-Chloe, Chloe, ya esta, tranquila.-dijo alguien poniendo una mano en mi hombro. Pero no quería parar, lo quería ver muerto en mis manos, era una sensación incesante.
-Chloe, para.-alce mi vista y las tres estaban mirándome con cara de pena, volví a mirar al cuerpo medio azul del señor Foxx y me aparte enseguida, consternada por lo que iba ha hacer hace unos segundos.
-Shh, ya esta.-dijo Eva mientras se ponía de rodillas y me abrazada, intentando calmarme. Vi como Sarah y Stefani me miraban preocupadas cogiendo el cuerpo que aun respiraba y se lo llevaban por la puerta. Lo raro es que ni empecé a llorar, tan solo sentía la necesidad de matarle-Shh, estoy aquí.-susurro mientras me acariciaba el pelo y yo escondía mi cabeza en su cuello.
-¿Por qué soy así?-le pregunté como pude, mirándome las manos.
-Shh, no lo eres. Yo también hubiese hecho lo mismo.-me contestó abrazándome mas.
-¿Por que la sensación no para?
-¿Has bebido sangre esta semana?-preguntó con cara de preocupada, a lo que yo negué, no iba a beber delante de mi familia.-Ahí esta tu respuesta.-dijo sin más.
-¿Estoy así porque no he bebido sangre en una semana?-le pregunté consternada.
-Básicamente, si. Así que no hay por que preocuparse.
-¿Puedes teletransportarnos a mi habitación?-le pregunté sin gana alguna.
-Claro.-segundos después ya estábamos sobre la cama.-Creo que eso hay que arreglarlo.-dijo mirando la herida de mi abdomen.-Bebe.-se quito la camiseta quedando en sujetador, lo que ocasiono que me pusiera roja como un tomate.
-No puedo.-le susurre recordando a Elizabeth.
-Mírame.-me cogió de la cara y me hizo mirarla a los ojos.-Stefani nos ha dicho lo que paso con aquella chica. Chloe, ella era humana, nosotras no. No creo que nos hagas daño.-y sin más dilaciones acerco su brazo a mi cara.
-Esta bien.-caí rendida al sentir la necesidad de sangre. Segundos después mis colmillos ya estaban en su brazo, chupando aquella sangre tan deliciosa que poseía en su organismo. Un gemido salió de mis labios al notar que mis heridas ya habían cicatrizado y tan dolo bebía de puro placer. Como pude y con algún que otro dolor logre separarme, sin mirarle a la cara.-¿Ves?
-Gra_gracias.-note como mis parpados empezaban a cerrarse poco a poco. Como mi respiración se volvía mas lenta. Como fui recostada en la cama y Eva me abrazo, haciendo que escondiera mi cabeza en su cuello y aspirara su delicioso aroma. Como sentí sus labios posarse en los míos y como susurró un "de nada" con todo el cariño del mundo.
Por el universo. ¿Acaso era esto el paraíso?
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Nada Es Lo Que Parece
Vampire¿Qué puede haber de malo en ir a un reformatorio? Hasta ese momento no lo sabia.