Capitulo 15

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Me acababa de despertar de una inmensa oscuridad. Me encontraba en una habitacion súper blanca, como si fuera de un hospital, pero no era así, se podía ver ese maldito bosque desde la ventana.

A lo que me di cuenta, estaba atada a la camilla, mis muñecas tenían unas esposas que me ataban a las varillas de la camilla. Pero, ¿porque? ¿Acaso he hecho algo malo? Tan solo recuerdo llegar al despacho de la señora Paulson y desmayarme en el. ¿No pensarán que me he hecho yo estas heridas, verdad?

Estaba divagando por mi mente cuando la puerta se abre de golpe, enseñando a una María furiosa, detrás de ella estaban los demas, con unas caras no muy amigables.

-¿Chloe? ¿Estas bien?- pregunto Alex no muy convencido.

-Si, tranquilos, estoy bien.-respondi con un poco de mentira. A ver, estaba bien, pero me seguía doliendo el abdomen y la espalda, a parte me dolía mucho el cuello, pero no recuerdo que esas chicas me hicieran algo ahí.

-Las voy a matar, yo las mató, te lo prometo.- dijo una María alterada.

-Hey tranquila, la señora Paulson nos ha dicho que ellas se encargaban, lo más seguro es que más expulsen.-dijo Alycia intentado calmarla.

-Lo sentimos de verdad, Chloe, no nos dimos cuenta.- espera, ¿soy yo u Otis me estaba hablando?

-Nada, tranquilo. Todo bien.- le respondí con una gran sonrisa.

-Bueno, la profesora Green a dicho que tienes que descansar. Tan solo nos han dejado entrar por 5 minutos y ya llevamos 6.

-Si, tranquilos, iros, no querréis un castigo de los de la profesora Green.- todos comenzaron a reír muy fuerte, incluso yo.

-Nono, sus castigos son un continuo sufrimiento,nos vamos ya antes de que pase a eso, descansa, vale??- me dijo Isa.

-Que siii, tranquilos, estoy bien.- dicho esto se fueron dejándome otra vez sola.

Mierda, se me ha olvidado preguntarles que si saben porque estoy atada a esta maldita camilla.

-Bueno, bueno, bueno. Como esta mi única y favorita paciente?!-semejante susto el que me ha dado, una mujer mayor acababa de entrar muy enérgicamente.-Oh, perdón. Soy tu enfermera, Clara Garcia, pero puedes llamarme Clara, todos me llaman Clara  de hecho me sentiría muy mal si me llamaras por mi apellido.-dijo esto al ver mi cara de confusión. Vaya, si que es habladora.

-Oh, encantada.- fui a darle la mano pero no me acordaba de que estaba atada y pegué un fuerte tirón.-ahh!

-Hey hey, tranquila. No hace falta que me des la mano, dejémonos de formalidades. Sobre las esposas, no te las puedo quitar, ordenes de los superiores.- me dijo levantando sus hombros y empezó a preparar todo el material.- Chica eres el tema del momento, todo el reformatorio habla de ti y de cómo has sobrevivido, no tenían muchos animos. No se si lo recuerdas, pero llegastes con una hipotermia terrible, hubo momentos en los que pensé que te perdía. Pero bueno, lo importante es que ya estas más o menos bien. Por cierto, tienes unos grandes amigos, movieron cielo y tierra para que les dejasen entrar en cuanto se enteraron.- yo solo pude sonreír.

Se acercó a mi abdomen y quitó todas las vendas y gasas que me cubrían.

-Vamos a ver cómo llevas esto. Si toco aquí, te duele?-dicho esto me toco las costillas izquierda con un poco de fuerza.

-Ahh!-grite, intentado quitarle la mano, pero otra vez me hice daño en las muñecas.

-Ya paro, tranquila. Me imagino que te debiste de dar algún golpe.- solo asentí.- Lo que me esperaba, veamos, te daré esta pomada, vale? La debes aplicar día y noche hasta que se te haya quitado el hematoma. Ahora veamos las demas heridas.- dicho esto examino todas las heridas que me hice con la cuerda. No estaban tan mal. Me imagino que las de la espalda estarán peor.

Nada Es Lo Que PareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora