-Agg.-me queje cuando caí al duro suelo del bosque, de nuevo.
-Oh, venga, ya. Levanta.-ordenó Stefani mirándome desde arriba.
-¿Por qué no paramos ya?-le pregunte a modo de suplica sin levantar la cabeza.
-Otra vez.-sentenció mientras subía de nuevo al árbol.
¿Qué que hacíamos? Bueno, a Stefani se le había ocurrido la brillante idea de practicar la rapidez y fuerza entre los arboles. ¿Qué como lo hacíamos? Esa es la parte graciosa de la historia, se suponía que teníamos que saltar de árbol en árbol lo mas rápido posible, y digo se suponía porque yo no lograba hacerlo, después de tres o cuatro arboles seguidos, siempre en el siguiente me resbalaba y caía de bruces al suelo. Divertido, no? Para nada.
-Claro como ella lleva guantes para no hacerse daño en las manos.-susurre para mi misma.
-¡Te he oído!-gritó desde arriba de un árbol desconocido. Ah, porque también, la practica consistía en escapar de ella. Lo que la hacía aun mas imposible todavía. ¿Quién se iba a imaginar que se le daba tan bien escalar o trepar los arboles?-¡No te quejabas tanto en la práctica con Eva!-sonreí al recordar lo que había pasado hace ya una semana.
-Stefani, caía en el agua.-le reprimí levantándome del suelo y limpiándome la tierra incrustada en mi ropa.
-Eso no tiene nada que ver.-me dijo desde el sitio todavía desconocido.
-¿Como que no? ¿Qué hay mas cómodo que caer en el agua?-le pregunte como si fuera obvio.
-Yo.-sentenció cayendo detrás de mi.
-Mierda, no vuelvas ha hacer eso.-le dije dándome la vuelta y recriminándole con mi dedo índice.
-Usted perdone señorita quejica.-subió sus brazos en señal de rendición.
-¿Como me has llamado?-le pregunté acercándome mas a ella.
-Que-ji-ca.-respondió con toda la sinceridad del mundo.
-¿Con que esas tenemos ehh? Ahora veras.-le dije comenzando a subir un árbol.-¿Te piensas quedar ahí o vas a pillarme?
-Pensaba quedarme aquí al menos treinta segundos para darte algo ventaja.-me dijo mirándose las uñas.
-¡Como usted vea profesora Gaga!-le grité comenzando a ir de árbol en árbol.
-¡Espero que estés lo suficientemente lejos!-pude oír como comenzaba a escalar y saltaba de árbol en árbol. Mierda, estaba acabada.
Empecé a saltar, con cuidado de no caerme, iba bien hasta que escuche sus pasos cerca mía. Me puse lo suficientemente nerviosa como para empezar a correr como una loca, haciéndome heridas en las manos y el cuerpo por las ramas que ni siquiera esquivaba.
Dé repente como si se hubiese parado deje de escuchar sus pisadas. ¿Dónde se habría metido? Mire hacía atrás sin dejar de correr, para ver si estaba cerca mía. Mala idea, en un despiste no calcule bien el salto hacia el otro árbol y me estampe de cara con la rama en la que tendría que haber puesto el maldito pie. Con rapidez logré sostenerme con una mano a la misma rama, baje mi mirada para ver si no estaba muy alta y podía caer al suelo. ¿Alguien tiene mas mala suerte que yo? El río estaba bajo mis pies, haciéndome imposible la tarea de descender. Si, por muy bien que se me daba el agua, no quería caer al río con esa enorme corriente, a saber donde me dejaría.
-¿Una ayudita?-preguntó Stefani cuando llego a mi lado, sin la necesidad de sujetarse a ninguna rama. ¿Pero como demonios lo hacía?
-Tan solo estaba apreciando las vistas.-le conteste para no perder más mi orgullo.
-Oh, en ese entonces te acompaño.-me dijo sentándose en la misma rama de la que estaba colgada.-¿Y que vistas estabas apreciando?-preguntó con ironía.
-Pues ya sabes, esas hermosas vistas.-le dije mirando hacía el frente. No había absolutamente nada, tan solo la corriente violenta del rio y más arboles, haciendo que se vea aun más sombrío.
-Ya veo. Bueno, pues cuando hayas terminado ya vendrás a la institución.-se levantó para irse.
-No, espera. Puede que necesite un poco de tu ayuda.-le dije alzando mi mano libre y haciendo la señal con mis dedos.
-No se, yo te veo bien apreciando las vistas.
-Por favor.-le dije poniendo cara de pena.
-¿No decías que lo tenias controlado?
-Tu lo has dicho, lo tenía, ahora no.-dije como pude porque empezaba a resbalarme de la rama.
-Sisi, lo que usted diga.-dijo acercándose y dándome la mano para colocarme encima de la rama.-¿Mejores vistas?-preguntó otra vez con ironía.
-Bueno, estaban mejor desde mi posición original.-le conteste mientras comenzaba a bajar del árbol.
-Si quieres te dejo de nuevo ahí ehh.-dijo saltando al suelo.-No tengo ningún inconveniente.
-Seria muy amable de su parte, pero ya veo que se encuentra cansada, mejor volver a la institución.-le dije de broma. Por el universo, ella parecía como si no hubiese hecho nada, en cambio yo, bueno, prácticamente estaba en vuelta en pequeñas heridas causadas por las ramas.
-Yo me encuentro bien. ¿No lo dirá por usted, señorita Allen?-preguntó acorralándome en un árbol.
-Tan solo digo, que tu llevas guantes y yo no.-le recrimine de nuevo con mi dedo sin alejarme.
-Si, claro, eso tendrá la culpa. Tiene usted toda la razón.-¿Es que la ironía nunca salía de su personalidad?
-Oyee.-le di un pequeño golpe en el hombro.-Ya veras enseña tus manos.-le dije enseñando también las mías, las cuales estaban cubiertas de sangre seca.-Ves, perfectas.-sentencie nada mas ver sus manos.
-Oh, gracias señorita Allen. Mi perfección es única.-dijo echándose el pelo hacía atrás con ayuda de su mano izquierda.
-Mi pirficcion is unica. Veo que su ego también, profesora Gaga.
-Si. ¿Quieres saber que es lo que mas me gusta de mi?-me preguntó alzando una ceja y acercándose más.-La marca de mi transformación.-susurró en mi oído y mordiendo un poco mi oreja.-La misma.-beso mi pómulo izquierdo.-Que tiene usted como marca de nacimiento.-dijo muy cerca de mis labios.-Señorita Allen.-volvió a susurrar casi tocando mis labios. No aguante más y acorte la distancia que nos alejaba.-Espera espera espera.-se separo de mi.-¿No estabas apreciando las vistas?
-Agg, cállate.-volví a juntar nuestros labios. Poco a poco comenzó a meter sus manos por debajo de mi camiseta, ocasionándome un escalofrió de lo fría que estaba. Una sonrisa salió de sus labios cuando pedí permiso con mi lengua, la cual acepto enseguida, por cierto.
-Espera espera.-dijo parando de nuevo.
-Juro que como sea otra vez lo de antes me voy ahora mismo.-le dije en tono de broma mientras me reia.
-No no.-se rio conmigo.-Creo que ya han llegado.-dijo de la nada.
-¿Qué? ¿Quien?-pregunté confundida.
-Ya lo veras.-dijo con una sonrisa.-¿Me permites?-me preguntó sacando una especie de pañuelo.
-¿Quieres taparme los ojos?-le pregunte extrañada.
-En efecto, señorita Allen.
-Agg, adelante.-dije cerrando los ojos. Se acerco aun más a mi y comenzó a poner el pañuelo por la cabeza, tapándome por completo mi campo de visión.
-Bien, ya esta.-dijo terminando.-¿Ves algo?
-Noo.-le conteste con obviedad. Unos segundos después, me tomaron por sorpresa sus dulces labios en los míos. Los cuales mordió cuando se separo.
-Te creo. Vamos.-dijo cogiéndome de la mano y comenzando a andar.
¿A donde demonios me estaba llevando? Y peor todavía. ¿Quién había llegado?
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Nada Es Lo Que Parece
Vampire¿Qué puede haber de malo en ir a un reformatorio? Hasta ese momento no lo sabia.