Capítulo 1

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Y aquí estoy otra vez, en un juicio rodeada por un montón de viejos verdes. ¿Por qué estoy aquí?

Fácil, esta vez ha sido por haberle pegado a mi profesor de matemáticas en la cara, que no digo que no se lo tenía ganado, pero no fue mi culpa que él se pusiera en medio.

El juez me estaba mirando muy mal, demasiado. ¿Era normal, no? Es decir, cada vez que recordaba el porque es aquí me echaba a reír, por lo que igual parecía que estuviera un poco loca, un poco, no más.

Lo estaba recordando cuando, de repente, oigo el ruido que he escuchado casi toda mi vida indicándome que el juez ha tomado una decisión.

-La demandada, Chloe Allen, deberá ingresar en un reformatorio por esta demanda y por todos sus crímenes nombrados anteriormente, en el cual deberá acabar con sus estudios.-dijo ese estupido juez.

Y ahí fue donde mi mundo se desmoronó por completo, ¿un reformatorio?

Antes solo eran servicios a la comunidad, como ayudar a leer a los niños pequeños o ayudar a limpiar oficinas.

Después de esa sentencia me llevaron a firmar unos papeles junto con mis padres que no me hablan ni creo que lo hagan.

Desde el juzgado hasta nuestra casa no se habló nada, cosa que fue muy incómoda, encima Paul, el chófer, se había puesto malo y mandaron a uno nuevo con cara de malos amigos.

Al abrir la puerta de casa Christopher viene corriendo hacia mi o intentándolo, lo cojo en brazos y doy un par de vueltas.

-Chloe ven al despacho, por favor, tu padre y yo queremos​ hablar contigo.-dijo mi madre.

-A_ahora voy, mama.-le contesté en seguida.

Después de dejar a mi hermano en su cama ya que tenía sueño fui al despacho.

-¿Qué me queréis decir?-digo cerrando la puerta, al darme la vuelta veo a mi madre llorando y mi padre en un intento de no hacerlo.

-¿Qué hemos hecho?- preguntó mi madre sollozando.

Nos quedamos en silencio, mis padres al ver que no iba a contestar decidieron hablar.

-Prepara tu maleta y despídete de tus hermanos...mañana debes estar en el reformatorio a las 10 de la mañana-dijo mi padre poniendo las manos en la mesa, me levanté y sin más salí de ahí.

Llegué a mi habitación y preparé mis maletas. Rato después me llamaron para cenar. Comimos en silencio con la ausencia de mi hermana que estaría con su novio.

Al terminar dejé mi plato en el fregadero y me fui a la habitación de mi hermano. Estaba dormido pero destapado, así que lo tape pero al irme se despertó.

-¿Tata?-me dijo adormilado.

-¿Si?

-Quédate hoy conmigo porfa- dijo poniéndome cara de cachorro.

-Claro que sí.-le dije y me tumbé junto a él. Después de unos minutos su respiración se tranquilizó.

-Te quiero pequeñín- le dije dándole un beso en su pequeña frente cayendo completamente dormida.

Nada Es Lo Que PareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora