Después de contarle a Kate que iba a salir con Allan, enloqueció y Dave, como cualquier hermano mayor sobreprotector, también enloqueció.
Estábamos a 36°, el calor emanaba del aire. Me levanté del sillón, apagué el televisor y me fui a arreglar para esta noche.
Cepillé mis dientes, maquillé levemente mi rostro, peiné mi cabello y vestí un short negro con una blusa de tirantes holgada y mis converse diarias.
Nadie habló de formalidad de vestimenta, además es mi vecino, sólo serán unos cuantos pasos hasta llegar a su casa.
Kate y Dave salieron al cine, y la tía Karen está en el trabajo, así que estuve toda la tarde viendo películas y comiendo.
Revisé mi teléfono, eran las 7:58. Lo metí en el bolsillo trasero de mi pantalón y salí de casa.
Al estar frente a su puerta toqué el timbre.
Uno...dos...tres... y nadie abrió.
Adentro se oían platos cayendo al suelo y cosas estrellándose.
— ¡Pasa, está abierto preciosa! —gritó Allan.
Abrí la puerta y dentro no había nadie en la sala de estar, caminé más adentro y allí estaba Allan, con un delantal blanco lleno de salsa de tomate, un horno casi incendiándose y vegetales por todos lados.
Intenté no reírme pero fue inútil, corrí hacia el horno y lo apagué, después recogí algunos de los vegetales del suelo.
— Llevo media hora intentando que esa cosa se apagara. —dijo sin fuerzas— Gracias por evitar un incendio en mi casa.— sonrió.
— No hay problema supongo. — me encogí de hombros.
— Dame cinco minutos, estaré listo. —guiñó un ojo y subió a cambiarse.
— Ok. —respondí con una media sonrisa.
Volví a entrar a la cocina para limpiar un poco, allí me di cuenta de todo, Allan quería cocinar pizza para nuestra cita. Es lo más dulce que alguien habría hecho por mí. Hubiera sido lindo que lo lograra, per la inetención es lo que vale ¿no?
La casa estaba completamente solitaria, en el aparcamiento sólo estaba el auto de Allan y su motocicleta.
Me senté en el sillón negro de cuero a esperar. Más tarde bajo Allan con una camiseta blanca y jeans rasgados.
— Lamento lo de la cocina, quería preparar algo especial. — dijo sentándose a mi lado. Yo emepecé a reír recordando la imagen de Allan con un delantal de cocina y el horno casi en llamas.
— No te preocupes podemos arreglarlo. — me levanté del sofá.
— ¿De qué hablas?
— Vamos a preparar pizza. — respondí como si fuera obvio mientra caminaba hacia la cocina.
Después de convencerlo, y enseñarle a Allan que para encender un horno no se necesita gasolina, precalenté el horno decentemente mientra él cortaba algunos vegetales. Tomé algo de harina y otros ingredientes pra hacer la masa.
Bromeábamos de vez en cuando, y ya en menos de treinta minutos teníamos pizza recién hecha. Allan insistió en que cenaramos en el patio trasero. Una cena bajo las estrellas sonaba bien.
— Háblame de ti, ¿Por qué Miami? — preguntó dándole un mordizco a su pedazo de pizza.
Tomé una rebanada y solté un gran suspiro.
— Mis padres están divorciándose, ambos son dueños de una empresa muy grande en Atlanta y ahora están peleándose por ella. Dave y yo estábamos aburridos de todo, así que con Kate nos mudamos con mi tía. — respondí.
No me agradaba mucho hablar sobre eso, me sentía rechazada por mi propia familia. Éramos una familia normal, clase media, pero después de la muerte del padre de mi padre, a quien nunca conocí, a mi padre le correspondió a hacerse cargo de la empresa. Nos volvimos niños ricos y mimados, mientras mis padres sólo trabajaban.
— ¿Y qué me dices sobre ti? Eres el típico chico popular, rudo...
— No realmente. —interrumpió— Eso es lo que las personas piensan.
Creo que lo ofendí. Apreté los labios y dirigí mi vista hacia el cielo, habían demasiadas estrellas, era realmente hermoso. Allan hizo lo mismo.
¿Qué quiere que piense? Primero actúa como si nada le importara, rodeado de chicas, un rompecorazones y ahora no es realmente el típico chico popular de preparatoria.
— ¿Sabes Rachel? Soy más que un "rompecorazones". — dijo sin despegar la vista del cielo que nos cubría.
— ¿Quién eres Allan?
Posó su mirada en mí mientra yo espertaba una respuesta. La curiosidad me mataba.
— Mis padres también son divorciados, nos mudamos de Atlanta después de su separación, estaba tan molesto con él que cambié mi apellido por el de mi madre, antes era Allan Rowlands, ahora soy Allan Madison. —dijo inexpresivo.
Wao y yo creí que había sufrido. No sabía si cambiar de tema o preguntar ¿por qué sus padres se divorciaron?
— ¿Y por qué la reputación? —pregunté.
— Al llegar aquí conocí a Trent, fuimos los mejores amigos, después llegó Ashley y lo arruinó todo. —suspiró.
— ¿Qué pasó?
— Ashley y Trent se amaban, ella lo engañó conmigo y desde ese día me odia. Nos peleamos en la escuela, nos suspendieron y quedamos como los rudos, matones y mujeriegos tipos de la escuela. —frunció el ceño después de hablar.
— Lo lamento. —musite en voz baja.
— Ya es cosa del pasado, he aprendido a vivir así. —respondió.
Después de una larga charla, sentí conocer a Allan de toda mi vida. Revisé mi teléfono mientras él recogía los platos y ya habían pasado dos horas desde que llegué aquí.
Siendo exactamente las 10:12 p.m me dirigí a la cocina para despedirme de Allan. Estaba hablando por teléfono.
— ¿No puede ser en otro momento? Estoy algo ocupado. — habló Allan.
— Te veo allá en veinte minutos. — terminó la llamada.
Avancé unos pasos fingiendo no haber oído ni la más mínima palabra.
— Debo irme, la pasé bien. —dije para salir lo más rápido de su casa.
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Problemas de Amor® CANCELADA
RomantiekRachel Helberg, hija de los exitosos empresarios multimillonarios Bruce y Ellen Helberg, cambia su "perfecta" vida en Atlanta por una aventura completamente nueva en Florida. Allí Rachel conocerá al egocéntrico, rebelde, narcisista y por desgracia c...