Capítulo 11

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Decir que tenía ganas de orinarse en los pantalones sería escatimar su miedo. Los dientes de Jimin temblaban antes la ansiedad que todo aquello le provocaba. El modo en el que ese sujeto le preguntó mientras lo miraba directamente a los ojos, como si lo estuviese detallando y probando, no le ayudaba a relajarse en lo absoluto.

— Éramos muy, muy, muy jóvenes cuando se unió a tu organización. — Hizo bastante hincapié en la palabra "muy" para asegurarse que el hombre comprendiera que apenas eran unos niños por aquel entonces. De algún modo guardaba con la esperanza de que de alguna manera ayudara a su caso. — Éramos tan jóvenes que como era de esperar, probablemente no fuimos los mejores para ser astuto. Quiero decir, Yoongi es realmente bueno e inteligente ahora. Pero en aquel entonces, fuimos mejores amigos.

La mano de Namjoon volvió a entregarle un poco de tranquilidad, el mayor había notado lo mucho que se estuvo inquietando y como estaba a punto de comenzar a divagar.

— M-Me refiero a que somos mejores amigos, así que pasamos mucho tiempo juntos y es difícil no notar cuándo se iba la mayor parte del tiempo, como cambió. Salía de casa y no regresaba por días a veces, cuando le preguntaba a dónde iba, decía que a verse con amigos. Un poco obvio, quiero decir, conocía prácticamente a todos sus amigos, además, él era bastante solitario, todos los conocidos eran de la escuela. Así que comencé a sentir curiosidad y cuando se volvió más reservado, cuando noté el cambio en la forma en que hablaba, en la forma en que me miraba y cuándo comenzó a...

— Respira, Jimin. — Esta vez fue Yoongi quien le dio una palmada en la rodilla para detener su diatriba de pánico.

Tosió, la sangre parecía subírsele a la cabeza como si lo hubieran dejado caer desde un techo con sus piernas amarradas cuando se dio cuenta de que había comenzado una vez más a divagar. Se sonrojó de vergüenza y su mejor amigo no pudo evitar sonreír mientras acariciaba su espalda, dejándolo que lentamente se recuperara.

— Perdónalo, Padre. Está realmente nervioso por conocerte. — Yoongi se volvió hacia el hombre con una sonrisa.

Jimin realmente no comprendía cómo lo que le estaba ocurriendo era divertido al punto de que se tuviera que reír de eso. Ante las palabras del pelinegro, el hombre echó la cabeza hacia atrás en una carcajada tan fuerte como extraña, parecía un limpia parabrisas que hacía eco en la habitación. Algunos de los otros hombres parecían encontrarlo igualmente divertido, podía escucharlos riéndose aunque ya no sabía si era por él o por la risa de aquel a quien llamaban Padre.

Cuando la cabeza de la organización finalmente se hubo recuperado, tuvo que acercarse el pañuelo de bolsillo y llevarlo los ojos para limpiarse las lágrimas, antes de hacer un gesto hacia Jimin.

— Continúa. — Agitó su pañuelo alrededor.

— Lo aceché. — Soltó sin más. — Es decir, lo comencé a perseguir, miraba todo lo que hacía en casa detenidamente, como comenzó a mandar a lavar sus ropas fueras, salir con una y regresar con otra. Prácticamente me convertí en su acosador. — Hubo un completo silencio en la habitación por unos momentos antes de que Yoongi frunciera el ceño.

— ¿Me acosaste y vigilaste? — Su voz estaba llena de incredulidad y el menor no sabía si molestia también.

El castaño hizo una mueca al darse cuenta de lo que acababa de admitir. Aunque ya era demasiado tarde ahora, Park Jimin, ya había firmado su sentencia de muerte demasiadas veces en ese año. Solo rogaba que fueran suaves con él, que le dieran una muerte rápida, preferiblemente una con dolor mínimo o nulo. Relamió sus labios y asintió en silencio sin mirar a Min.

— Así fue como me enteré. Quiero decir, fuiste muy bueno siempre cuidando tu espalda, pero creo que nunca pensaste que sería yo precisamente quien te seguiría, así que no me viste. Eras muy joven, Yoongi. ¡Realmente joven! — Tragó saliva intentando humedecer su seca garganta. — Solo te vi reuniéndote con...

Indigo - YoonMinJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora