Capítulo 12

2.4K 401 275
                                    

Park Jimin se había emborrachado al extremo porque no recordaba absolutamente nada. Por un momento creyó que debía sentir pánico al respecto porque podría haber hecho el ridículo delante de un grupo de mafiosos. Mas su mente racional lo frenó y recordó del hecho de que no estuviera teniendo esa conversación consigo mismo, vivo, eso significaba que la noche no fue tan mala.

Miró por la ventana del baño, preguntándose quién demonios había decidido que el sol necesitaba brillar tanto en primer lugar. Era completamente innecesario, debían atenuarlo un poco. Salió arrastrando los pies de su habitación de mala gana, preguntándose cómo demonios había regresado a casa. Estaba bastante seguro de que no lo hizo con sus propios pies.

— Buenos días. — Namjoon lo saludó cuando bajó las escaleras tan suavemente como pudo para no sacudir más su cabeza palpitante. Gruñó, arrastrando los pies hacia el sofá y tirándose sobre él.

— Es un mal día para mí, Namjoon. Pareces que estás mucho mejor que yo. — se quejó mirándolo de reojo y este se encogió de hombros, frunciendo un poco los labios antes de ponerse de pie.

— Sé que no tomas café, pero ayuda, así que te voy a servir un poco, ¿de acuerdo? — Suspiró contra el cojín.

— Sí, por favor. Tal vez eso me hará vomitar, finalmente. — Su estómago gorgoteó en respuesta haciéndolo taparse la boca, preguntándose si necesitaba correr hacia el baño común.
Escuchó otro arrastrar de pies y Yoongi apareció en su campo de visión, deteniéndose a cierta distancia, mirándole con el ceño fruncido en silencio, sus manos aún sobre su corbata medio atada.

— ¿Qué? — Preguntó molesto.

No estaba de humor para bromear con ese tipo. Necesitaba dormir, necesitaba vomitar, necesitaba que su cabeza parara dejar de girar y doler al mismo tiempo.
Min no dijo nada en respuesta, excepto arrugar el ceño un poco más, antes de apartar la vista del castaño.

— Si estás enojado porque me emborraché, detenme la próxima vez antes de tomar mi tercer vaso. — Hizo un puchero, sentándose derecho cuando Namjoon se me acercó con una taza de café en la mano. El pelinegro todavía estaba callado mientras él comenzaba a beber aquello. — Dios, ¿cómo beben ustedes esta mierda?

Yoongi se alejó de la sala y se dirigió a la cocina sin decirle una palabra. Por la forma en que su cuerpo estaba tenso mientras se movía, sabía que no estaba de buen humor. Tal vez lo molestó la noche anterior su estado de embriaguez. Extrañaba al mejor amigo que estaba demasiado preocupado y apegado a él, extrañaba al Yoongi que trataba de hacerlo hablar. ¿A dónde fue Min y cómo podía recuperarlo?

Además, ¿qué diablos había pasado esa anoche? Cerró los ojos de golpe, intentando recordar su noche.

Recordaba que Jade lo estaba sacando de la habitación en la que se encontraban, dejando atrás a Yoongi y a su acompañante. Tropezaron por un pasillo, riendo ambos como chiquillos. Estaba borracho por el alcohol. Las manos de Jade acariciando su cabello mientras trataba de atraerlo para besarle. En su memoria encontró ese momento en el que sus labios colisionaron. Una mordida. Jimin tocó sus labios sintiendo aún esa mañana el escozor.

¿Realmente besó a una mujer?

Bebió otro sorbo de café, haciendo memoria. Recordaba una mano que salió de lanada para tirarlo de la nuca. Terminó recostado en un cuerpo cálido que no era el de Jade, porque su rostro todavía seguía dentro de su campo de visión.

¿Quién fue ese? No se acordaba.

Llegó al auto sin vomitar, con algo de ayuda. Namjoon estaba allí en el asiento del conductor, mirándolo tan dura y seriamente como si un director le golpeara el trasero por abandonar la clase o hacer trampa en un examen. Dios había vomitado, fuera del coche antes de que la puerta pudiera cerrarse detrás de él.

Indigo - YoonMinJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora