Steven salió de la universidad y se dirigió al estacionamiento. Caminó hacia su motocicleta y al acercarse se percató de algo. Había un pequeño post-it de color rosa, agarró el papelito y lo leyó.
"Gracias por haberme ayudado la vez pasada. Como agradecimiento, quisiera saber si quieres ir a tomar un café conmigo hoy a las ocho en el ParkCoffee."
—Ni siquiera ha puesto su nombre
Maxwell arrugó el papel y lo guardó en su chamarra. Se subió a su motocicleta y comenzó a dirigirse a su departamento. Durante el transcurso de su camino pensó en las últimas palabras que Girasol le había dicho, apretó sus manos, aceleró el andar de la motocicleta, comenzó a ignorar el color del semáforo y continuó con la misma velocidad. De repente escuchó un fuerte pitido y frenó de inmediato.
— ¡Idiota! —gritó otro conductor.
Al llegar a su departamento, azotó la puerta y tiró con fuerza su casco contra el piso. Sintió como su sangre comenzaba a hervir cada vez más cuando las escenas con Girasol comenzaron a atacarlo, nuevamente, soltó un gruñido y empezó a tirar todo lo que había a su paso.
— ¡Maldita, Girasol! —gritó furioso—. ¡Maldito pasado! —Volvió a gritar y le dio un puñetazo a la pared.
Contempló unos segundos su puño, luego rápidamente se dirigió al baño, tapó el lavamanos, abrió el grifo, sumergió su mano y sintió como sus nudillos comenzaban a arder cuando estos hicieron contacto con el agua. Luego de dejarlos más de cinco minutos en el agua, los sacó, buscó pomada, vendaje, se dirigió a su habitación, se desabrochó el pantalón, agarró un libro y se recostó en la cama.
Una hora después...
—Esa Ana Karenina, está loca —dijo Steven entre risas.
Cuando estaba dispuesto a leer otro libro alcanzó a escuchar su celular, lo agarró y miró que tenía una notificación.
"Hey, Maxwell, ¿irás a la fiesta de hoy en la noche?"
Frunció el ceño al ver tal mensaje.
"¿Quién eres?"
Segundos después recibió una respuesta.
"¿Acaso ya has olvidado a tus amigos del equipo de futbol americano? ¿O estás ebrio?"
Suspiró con cansancio.
"No, no los he olvidado y tampoco estoy ebrio. Solo que no tengo registrado tu número".
"Bueno, como sea. Soy Trevor. ¿Irás o no?"
—Ah, con que era Trevor... —volvió a agarrar su celular y lo puso en silencio. No le contestaría.
Todavía sentía sus nudillos punzar. Volvió a suspirar. Por un momento pensó que su lectura iba a ser interrumpida de nuevo pero tiró toda idea cuando se dio cuenta que todas sus antiguas rutinas, habían cambiado. Al menos se había tranquilizado mucho al leer la vida loca de Ana Karenina. «Que va», pensó Steven. No fue la vida loca de aquella mujer sino que lo único que lo tranquilizaba era leer. Eso era. Después de haberse salido del equipo de futbol americano tenía que encontrar algo donde descargar sus energías o al menos con qué entretenerse. Y no estamos hablando de chicas. No, eso lo dejó justo después de salirse del equipo al igual que dejó de ser él para convertirse en otro.
Sin embargo todo eso tuvo que ver con alguien.
Steven creía que eso había sido la mejor elección en toda su vida. Convertir todo eso en pasado aunque bueno todo tiene sus ventajas y desventajas, ¿no? Antes él era perseguido por todas las mujeres, tenía que quitar algunos entrenamientos de su agenda solo para salir con ellas, recibía a todas horas mensajes, regalos, citas, cartas, de todo. Pasó por todo tipo de chicas desde de esas jóvenes que son demasiadas promiscuas hasta las que son "santas" y no solo se ganaba la atención de las chicas sino también de los novios celosos o de los chicos que estaban enamorados de ellas. Pero en cuanto se convirtió en quién es ahora todo eso desapareció. Bueno, no del todo, porque aún hay alguna que otra chica que sigue interesada de él. Como la del post-it.
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Girasol
Teen FictionGirasol es una chica. Sí, ese es su verdadero nombre. Mientras que la mitad de la universidad la considera bonita, la admira, ama su sonrisa, su carácter y hasta su nombre, la otra mitad odia hasta la última molécula que forma parte de ella. ¿Qué di...