17. Todo lo que nunca dijiste.

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Sus labios se cerraron al verla. Fue como si en aquel momento lo único que habitaba en su mente eran las palabras estoy enamorado de ti y todo lo demás no existía; el rostro de Girasol había comenzado a mostrarse un poco apagado a comparación de cómo era en la universidad —como si todo lo que alguna vez aguantó había salido a la luz sin importar el dolor—. Los pasos de Girasol se detuvieron a centímetros de Steven y ambos solo se dedicaron a verse.

—Sol, cielo... —interrumpió su abuela—. Ay, lo siento. No sabía que estabas hablando con alguien.

—Porque no lo hago, abue.

Dejando pasmado Steven se alejó de él.

—Girasol, ¡espera! —exclamó Steven, rápidamente.

La tomó de la mano y la detuvo.

— ¿Qué quieres? Tengo prisa —susurró Girasol, con fastidio.

—Podemos dejar la salida para mañana, Sol.

Volteando a ver a su abuela, se deshizo del agarre de Steven.

—No, abue, no es nada importante, este chico solo está perdido.

—Con más razón entonces, porque si está perdido necesita ayuda.

Suspirando con pesadez Girasol volvió su mirada a Maxwell.

—Solo dame un minuto, abue.

Agarrando ahora a Steven del brazo, se alejó de su abuela y caminaron un poco lejos de la casa.

— ¿Y bien?

Steven sentía que si seguía mordiéndose los labios estos en cualquier momento iban a comenzar a sangrar.

—Tu mamá me dio la dirección...

—Sí, lo he de suponer —lo miró—, ¿a qué has venido?

—He venido por ti.

— ¿Por mí? ni que yo fuera un paquete para entregar.

—He venido a verte, a hablar contigo, a... —carraspeó—. Te necesito Girasol.

—Tú no me necesitas —dijo Girasol, con seriedad pero con un poco de tristeza.

—No es así, Girasol. Yo te necesito más de lo que tú crees, en serio.

—Ya...

— ¿Ya qué?

Girasol suspiró.

—Si no has venido a decirme nada, vete. No voy a perder un día con mi abuela con alguien —se mordió los labios—, que no vale la pena.

— ¿Lo dices en serio?

— ¿Acaso tú dijiste alguna vez algo en serio? Hace unos días me dijiste muchas cosas que no mostraban todo esto que sientes por mí ahora.

—Desde que te conocí todo lo que te he dicho ha sido verdad hasta ahora y si no te dije todas las cosas hace unos días fue porque no me dejaste terminar.

—Ya... deja de mentir, por favor.

—La única bendita mentira que te he dicho fue que no sentía nada por ti —se acercó a ella—, y me arrepiento de haberla dicho.

Sin articular palabra, Girasol miró a Steven. Ahora era su turno de sentir lo que alguna vez Maxwell sintió cuando ella lo despreciaba, cuando Steven se encontraba en un dilema si actuar o dejar mostrar su verdadero yo. Había estado buscando algo que le indicase que su amor alguna vez fue correspondido pero perdió toda esperanza cuando se dio cuenta que solo eran palabras sin ningún significado, sin ningún sentimiento.

GirasolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora