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Yoongi corría por todos los pasillos del calabozo en busca de su enemigo y amante, Park Jimin.
En su rostro se podía notar la preocupación que tenía al solo pensar lo que le pudieran estar haciendo al menor y dios... No quería pensar lo peor.
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Golpeaban al príncipe con látigos, palos de entrenamiento pero este solo lloraba rogando que lo dejaran, por un momento pensó en entregar su reino pero no podía hacer eso... Solo se resignó a morir allí.
Después de otro golpe, cayó boca bajo al piso mientras un soldado del reino hacía presión en la gran herida hecha con la espada.
—Jamás debió venir príncipe.
Lo tomó del cabello y tiró de este levantando la cabeza de Jimin viendo toda la sangre bajar por su rostro. Sus ojos se encontraban rojos pues había recibido golpes cerca de estos provocándole sangrado desde ellos; su nariz estaba rota y su cuerpo... No hay una explicación para ello.
Jimin estaba muriendo en el calabozo del reino enemigo y todo solo por venganza. Si bien recuerda, Yoongi le dejó claro...
Vas a caer, disfrutaré cuando mueras...
Y eso estaba haciendo, pero que acaso ¿no se pudo quedar en su habitación llorando y ya?
Sabía que no debía confiar en el príncipe Min, pero claro, tuvo que revolcarse con él tan duro que lo dejó débil y ahora lo estaban matando.
Y ahora, ¿qué más da?
Sus ojos poco a poco se fueron cerrando, ya no sentía dolor...
Y en cuanto escuchó esa voz, cerró sus ojos...
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