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Park Jimin
—No hagas eso Taehyung, me duele.
Me quejé haciendo una mueca de dolor, pues la mordida había sido algo profunda.
—¿Que no haga qué? Jimin deja de quejarte, todavía que te estoy curando.
Suspiré cerrando mis ojos.
—¿Por qué dejaste que te hiciera eso?
—¡No lo dejé! Solo...
Desvié la mirada y bufé.
—Otra vez no pudiste defenderte Jimin... Eres un guerrero ¿Y no puedes contra un príncipe estúpido?
—El también es un guerrero de su Reino... Y tiene mayor fuerza por ser mayor.
Hice un puchero sin mirarlo.
Al instante sentí como mi herida comenzaba a arder, Tae la estaba presionando y luego me tomó del cuello estampándome contra la pared, claro, la demostración de que por ser menor no significa nada.
—Jimin no sé que te pasa pero desde que ese Min viene aquí, estás muy raro.
Quité su mano de mi cuello y me levanté abriendo la puerta.
—Quiero que se vayan...
—Jimin solo queremos ayudarte...
—¡Dije largo!
Estos se levantaron de sus lugares y salieron del cuarto sin decir alguna palabra más.
Caminé hasta la ventana y tomé una piedra que se recargaba en esta, caminé con ella hasta el espejo de mi cuarto.
Levanté mi rostros viendo la herida en mi hombro que me había hecho aquel chico de ojos gatunos.
—¡Te odio Min Yoongi!
Lancé la piedra al espejo rompiendo este en mil pedazos.
Me recosté en la cama soltando gritos desesperados hasta quedarme dormido.
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