Un Camino.

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El silencio abrumador esperaba impaciente aquellas personas al otro lado de la habitación.

—Leorio, sólo relajate. Todo va a estar bien. Yo estoy aquí.—. las palabras de Neón desbordaban la confianza para que el chico aceptará dudoso, mientras veia como ella giraba la perilla de la puerta dando entrada a lo que más temía.

La espera no se dio mucho tiempo. Ambos adultos entraron mirando de reojo cada cosa que se encontraban en la habitación y finalmente clavando fijamente el profundo color de sus ojos al chico que se encontraba acostado frente a ellos.

—Neón, ¿quieres darnos un segundo?— pregunto aquella mujer de pelo castaño, ojos negros con piel tersa y clara esperando una pronta respuesta de la chica.

—prefiero que ella se quede aquí. — respondió Leorio a la petición de su madre que mantenía la vista fija en el.

—Tranquilo Leorio, esperare afuera si no les molesta, claro. —un poco desanimada y con un tono de preocupación, accedió moviendo la cabeza no sin antes mirar a su amigo para regalarle una sonrisa dando a entender que todo seguía bien y acto seguido saliendo por la puerta de la habitación.

—Muy bien hijo, solo respondeme algo. ¿Aún confías en nosotros?, ¿tienes la suficiente confianza para decirnos lo que sucede cara a cara?.— el silencio incómodo no hizo más que dar entrada a lo que el pelinegro no deseaba.

—¡Por dios Leorio esto es algo serio!.— con lágrimas corriendo por sus mejillas y el corazón roto, aquella mujer solo llevó sus manos a su rostro ocultando su llanto.

—Leorio, por favor hijo, ¡somos tus padres!, ¿!Hasta cuando pensabas decirnos!?, ¿hasta que te viéramos en una camilla igual luchando por tu vida?; ¿es eso lo que quieres?.— el silencio se marchó por completo dejando únicamente el llanto de su madre mientras que aquel hombre la sostenía con fuerza luego de recitar esas palabras.

—Hablamos con el doctor, dice que fuiste esta mañana y que accedíste a su tratamiento. ¿Sabés cual costoso es?, ¿acaso podrías pagarlo tu solo?. Leorio, por favor... ¿Cuándo llegamos a esto?, eres nuestro hijo y queremos velar por tu bien, así que solo pido una cosa. Déjanos ayudarte.— Leorio negó la mirada dirigiendola a lo que había fuera de la ventana mientras escuchaba cada palabra de sus padres.

—Yo solo no quería que se preocuparan por mí de esa manera. No quiero que pase lo mismo conmigo como lo fue con el.
No quiero verlos así de nuevo. En verdad, no lo quiero.— los dos adultos exaltaron sus miradas luego de escuchar a su hijo llevándonos nuevamente a ese incómodo silencio.

—Escuchame bien muchacho, se mejor que nadie que no podemos traerlo de vuelta, y por más que nos duela, así es, pero no voy a perder la oportunidad de ayudar a lo único que me queda en este mundo. Hablaré con ese doctor, no importa lo que cueste solo espero que funcione.— recitó el hombre frente a Leorio que decidió despedirse con una sonrisa dirigida a su hijo después de tomar la mano de su esposa saliendo por la puerta.

Leorio se mantenía perdido, como si recordará aquellos momentos en los que podía mirar fijamente a sus padres sin que pasara algo parecido.

La puerta de aquella habitación se abrió de nuevo, lentamente y con temor la chica de pelo azulado asomaba su rostro pegado a la entrada esperando no encontrarse con su amigo molesto.

—Neón. Solo pasa y cierra la puerta. —dijo mientras la miraba detenidamente.

—perdón Leorio, no sabía que se pondrian de esa manera y no los culpo. Pero... ¿acaso no les tienes confianza?, tu madre parecía en verdad muy triste.

—Nada de esto es culpa tuya así que no te preocupes. Solo espero que no me odien por habérselos ocultado, no quiero que estén a ese punto como aquella vez.— terminó el chico con una pequeña sonrisa despertando el sentimiento de su amiga.

—¿Te refieres a lo de ese día?. Recuerdo perfectamente como deseabas poder salir volando de ahí.— dijo ella con un poco de nostalgia dejando las palabras al aire.

—Leorio, ha pasado mucho tiempo; tus padres no podrían soportarlo de nuevo. Es obvio que están muy preocupados por ti.
Por cierto. Cuando te den de alta en el hospital me preguntaba si tu... ¿Quieres ir ahí conmigo?. Me gustaría arreglar unas cosas así que... ¿Qué dices?. —pregunto Neón muy animada recibiendo del pelinegro una sonrisa dando a entender que aceptó su petición.

—me parece bien.
Ademas...Muchas gracias, en verdad, te agradezco por lo de hoy.
No sé que hubiera pasado si no te hubiera conocido en ese momento, Probablemente no estaría el día de hoy.— terminó sosteniendo la mano de su amiga quien con sus ojos vidriosos se acercó cara a cara Sosteniendo firmemente la suya sellando el momento con un pequeño beso inocente en los labios del pelinegro.

—Me conoces, eso es lo único que importa y quiero que sepas que no te dejaré solo a la deriva, no con todo lo que está pasando en este momento así que tienes que descansar.— Neón parecía un tanto nerviosa, mostrando el tierno rubor en sus mejillas sólo para darse media vuelta y encaminarse a la puerta de la habitación.

—Leorio...consideralo nuestro pequeño secreto. —dijo la chica de pelo azulado regalandole una sonrisa mientras lo veía grabando su expresión de asombro que duraría por más de lo pensado.
















Continuará...










¿Cómo harán la leche con chocolate?, sacan la leche y después agregan el chocolate o... Le dan chocolate a la vaca y después sacan la leche? 🤔

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