Un Sueño.

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El rubio desesperado y con las ideas hasta al aire dejo que sus piernas lo llevarán a ese árbol, arrancando su ropa de golpe sin percatarse que su pequeño amigo lo observaba dirigiendo su mirada a la parte media de su cuerpo provocándole cierta confusión tras verlo correr despavorido sin dar explicaciones.

Solo Dios sabe cómo es que corrió tan rápido sin despedirse de Gon, quién al ya no tener nada que hacer ahí decidió irse a casa encorvando sus hombros y mirando a lo lejos por la calle a Kurapika que seguía su carrera a medio camino.

Su respiración descontrolada no lo dejó continuar, haciendo que pare tras ese pequeño supermercado que se encontraba justo frente a sus ojos mientras seguía desnudo, regresando la vista a todas direcciones tratando de no llamar la atención.

Indeciso y apenado, se adentro tras ese pequeño callejón que estaba pegado al establecimiento buscando la oportunidad de vestirse con su ropa que no terminó por secarse.

<<¡maldición! >> exclamó mientras se colocaba su ropa interior manteniendo el equilibrio con un solo pie, moviendose de un lado a otro.

-¿flacucho?.- preguntó una persona con asombro que pasaba justo por ahí.

La expresión del rubio no dejó nada más que desear, dandose cuenta que el triste albino, culpable de su situación, era quien se mantenía frente a la estrecha entrada del callejón esperando no ser atacado nuevamente.

-¡Tu!, ¡todo esto es tu culpa!- Kurapika grito con furia a punto de salir corriendo no sin antes que el albino lo hiciera primero.

<<Dios... ¿Por qué me pasa todo esto a mi? >>sostuvo esa pregunta dejando que aquel chico atravesará la calle pensando que aún lo seguía.
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Su paz no duró mucho. La sensación húmeda de las prendas que llevaba en ese momento, alzaba con fuerza el tono rojizo de sus mejillas que agitaban su comportamiento tratando de sólo llegar a casa.

Pero... la vista no era tan mala; frente a sus ojos el brillo del sol llenaba el agua cristalina de aquel lago que se encontraba a lo lejos. Su corazón retumbó con fuerza luego de sentir el cálido calor de la tarde ayudándolo a combatir el frío.

Las personas que se encontraban pescando se distinguían como pequeños puntos negros donde el rubio sostuvo su mirada.

Ese semblante sereno y apasionado dejó de lado todo rencor aceptando su situación dejando que su suerte guiará el camino mientras que su sonrisa se mantuvo todo el transcurso del camino, saludando a las personas que pasaban.

Kurapika regresó sólo un momento para notar un pequeño parque que se hallaba frente suyo... Calmado y sin personas le dio una oportunidad para visitarlo mientras admiraba la copa de los árboles y las aves que se columpiaban en las ramas.

Su mano recorrió cada rincón de su ropa al darse cuenta que durante este tiempo logró secarse en su mayor parte aliviandolo un poco.

Nadie esperaba que todo eso ocurriera y el lo sabía mientras buscaba un lugar donde poder sentarse divisando a lo lejos una pequeña banca que dejaba frente a ella un panorama que el rubio no desaprovechó.

Era aquel pequeño pueblo vecino que descargaba un aura tranquila. El ruido de los autos pasar no molesto al rubio para nada concentrándose solo en olvidar este día.

Las casas pequeñas y las grandes calles lograron que nuestro amigo cerrará sus ojos trayendo a sus memorias un triste recuerdo que se esfumó como la brisa que rosaba su cabello.

-vaya... Parece que te gustan los lugares calmados como siempre. - se dirigió una suave voz al rubio que tras escucharla volvió en sí volteando su cabeza en dirección a quien lo interrumpió.

Su cabello rosado resaltó con grandeza el grisáceo color de sus ojos que se plantaron en los de su amigo quien volvió a disfrutar el panorama sin decir una palabra.

-supongo que hoy no fue un buen día para ambos. - recitó mientras tomaba lugar junto a Kurapika quien parecía empezar a notarse molesto por interrumpir su momento de paz.

-Escucha... Yo solo quería disculparme contigo. La manera en que me fui así hoy... ¡Ahhhh!,¡dios!, solo recordarlo me hierve la sangre pero tu no tienes la culpa.
Pensé que si regresaba todo sería como antes. Que tendría a mis viejos amigos y que tendría mi misma rutina como siempre... pero me doy cuenta que no es así. No sé que es lo que paso todo este tiempo para que Neón me odie. Supongo que tu tampoco lo sabes así que no me importa. Tu sabes que yo no... bueno, sabes qué, si vas a ignorarme mejor te dejo solo. - su voz quebrantada solo quería ser escuchada mientras que luchaba por no romper en llanto.

Kurapika enderezó su vista comprendiendo su situación tomándola de la mano antes de que pudiera irse.

-Machi... Solo guarda silencio y mira frente a ti. - dijo mientras sentaba a su amiga obligándola a contemplar el mismo paisaje que el.

-¿no te gusta?; tenía tiempo que no volvía a este lugar. Siempre paso junto a él pero nunca me adentro más de lo debido y me arrepiento de no hacerlo.
Así que solo callate y disfruta. - pidio en un tono serio soltando lentamente a quien elevó la vista sin creer lo que estába frente a sus ojos.

-no siempre serán buenos días Machi, ni habrá buenas personas... Incluso las que conocíamos pudieron cambiar pero eso no significa que sean del todo malas.
Si realmente te interesa avanzar, habla con Neón. Estoy seguro que tienen mucho que aclarar para que llegarán a este punto. - comento Kurapika al disfrutar aún más el calor que recaía en su cuerpo.

-por cierto Machi. Tu no pasabas por estos lados. ¿Sigues viviendo donde antes?. - preguntó el rubio al recordar ese pequeño detalle.

-¡es verdad!, olvide comentarte.
Me mude a tu vecindario. Unas cuatro casas abajo- contestó la chica de pelo rosado agrandando su sonrisa por la sorpresa que le reveló a su amigo.

-oye... Espera, ¿Eso quiere decir?.

-Que iremos juntos todas las mañanas. - respondió Machi con aire de grandeza como si se tratara de un privilegio.

-me alegra mucho tenerte devuelta en verdad. - el sentimiento que recorrió al rubio en ese momento no lo dejó estar quieto por mucho tiempo haciendo que evitará la mirada para evitar su color.

-No te alegres por mucho tiempo. Además... Quiero probar tu comida. Espero que sigas teniendo el mismo sazón de antes. - la nostalgia inundó el aire mientras ambos decidieron dejar de lado todo tema disfrutando el paisaje por lo que quedaba del día abrazando la imagen esperando que mañana sea mejor.













Continuará...

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