Al día siguiente salieron del trabajo con la escusa de tomar unas fotos, Jorge no hizo mucho caso a su asunto, pues sabia que ambos eran responsables y ellos mas que nadie tenían conocimiento de las cosas con las que había que cumplir.
Salieron apresurados hacia el hospital, a Mike le sudaban las manos, cuando estaba en el bus, no paraba de mover su pie izquierdo al ritmo de los segundos, el camino parecía eterno y la ansiedad estaba por volverlo loco, sin embargo, Daisy estaba con él y ese era el mayor apoyo que podría desear. Cuando llegaron a la caja de pagos del hospital, no había deuda por saldar, Mike se frunció el ceño molesto ante aquel detalle, haciéndole pensar que a lo mejor todo fue una broma de mal gusto, de un momento a otro paso de enojado a aliviado, pero esto no duro lo suficiente, pues la chica de la caja le hizo señas a una de las enfermeras y casi corriendo se dirigió hacia ellos.
La joven no tendría más de diecinueve años, era alta, delgada, de pelo castaño, piel blanca, cara fina y ojos café, era muy linda, por lo que trato de no mirarla mucho para que Daisy no pensara mal; cuando ella llegó por fin ante ellos se presentó.
- Buena tarde, mi nombre es Karen Roow, yo fui quien le llamó el día de ayer -- expresó un poco apenada--
- Aquí no hay ninguna deuda -- comentó Mike en forma de reclamo--
- Lo sé, y le pido disculpas por traerlo con engaños, lo que sucede es que... -- bajo la cabeza con un gesto de tristeza -- ¡Es necesario que vea a su padre! -- añadió desesperada.
- Cual es tu relación con él -- preguntó Mike un poco molesto por el gran interés de Karen en Mauricio--
- Yo solo soy su enfermera, solo que me ha contado su historia y al verle a puertas de la muerte he querido ayudarle.
- Aaah ¿osea que te contó lo bastardo, mal padre y esposo que fue? -- escupió con sarcasmo-- yo me largo de aquí, una basura como él solo merece morir así, en soledad, donde nadie le vea.
En su mente, de ponto a la salida del hospital, aparece su alter ego.
- Oh Mike… -- comenta burlón su otro yo-- ¿huyendo otra vez?
Mike estaba por irse, mientras Daisy no salia de su asombro al ver la actitud fría de su amigo, nunca se imaginó que él fuera tan orgulloso, pero ella no era quien para detenerlo, pues ella estaba haciendo lo mismo con su padre, aún a sabiendas que él no sabía de su existencia en el pasado. En ese instante comprendió que estaba actuando mal, ya que el orgullo la había cegado tal y como lo había hecho con Mike en ese momento.
Estaban ya bajando las escaleras, cuando Karen corrió y se paro frente a ellos frenandoles el paso con ambos brazos extendidos, sus ojos mostraban una determinación férrea y entonces notó lo mucho que esto había afectado a Mike, pues no dejaba de temblar.
- Señor Mike, usted debe entrar, si doña Sonia pudo hacerlo, ¿usted Por qué no?
Esta última frase hizo que la chica pegara un pequeño salto y se cubriera la boca como si hubiera dicho algo malo, y entonces Mike con lo poco de cordura que le quedaba preguntó:
- ¿Qué Sonia qué?
Karen trató de relajarse, a sabiendas que había cometido un error, pero quizás esto, de alguna manera terminara de convencer a Mike para entrar.
- La señora Sonia, sabe que de don Mauricio hace ya tres días, desde entonces, ha estado muy al pendiente de la salud de él.

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Desde su perspectiva
RomansaBuscando encajar en este mundo, Mike ha creado dos personalidades en su cabeza. ¿Cual será la verdadera?