Desde su perspectiva

CeniDaisy

La historia de Daisy, no es más simple que la de Mike, era mas bien como cenicienta, ella nunca conoció a su padre y su madre (Rosa) era una mujer trabajadora y de mucho dinero, que murió de cáncer cuando Daisy tenía solo seis años de edad, dejándole el recuerdo de su sonrisa y una única enseñanza “no te enamores” ya que al parecer su padre les había abandonado por ir tras “alguien más”. Al morir su madre, y sin contar con más familia disponible, quedó al cargo de Margaret, quien de mala gana la acogió, eso sí, no sin disfrutar a sus anchas del dinero dejado por Rosa el cual estaba disponible sin ningún tipo de restricción y utilizaba en  viajes, bailes, ropa y bueno la educación de Daisy que era lo que le permitía disfrutar de la ausencia de la niña por casi todo el día.

Daisy tuvo que criarse por su cuenta, ya que su tía para lo único que servía era para evitar que se la llevaran al orfanato. Pero eso era suficiente, solo debía concentrarse en sus estudios (en los cuales no era muy buena) y cumplir la mayoría de edad para poder “ser libre”, pero no fue tan sencillo, al terminar la secundaria, no le fue fácil encontrar trabajo y mucho menos pagar por su cuenta tan siquiera una carrera tecnológica (Ni soñar con el profesional en diseño que quería), por lo cual tuvo que seguir viviendo con Margaret, donde era la empleada de la casa, y tratada como el peor de los parásitos.

A decir verdad, Margaret nunca quiso a su hermana Rosa ya que siempre fue comparada con ella y el tener que criar a Daisy, fue más de lo que pudo soportar, así que descargaba su amargura en quien no podía defenderse, a final del cuento, vio la miseria de Daisy como venganza hacia su hermana y eso sumado a su avaricia eran los únicos motivos por los cuales, no le permitía irse a Daisy de su lado o por lo menos llevarse tan siquiera sus pertenencias.

De este modo pasaron varios años y cuando Daisy logro tener más estabilidad económica y un empleo decente, espero el momento perfecto para esfumarse de casa, con sus pertenencias, dejando una nota que le permitiera estar tranquila de no ser perseguida, la nota decía:

“Tía no me busques, si no quieres que pelee el dinero que me has robado.

 Gracias por lo poco que me diste.

 

Daisy”

 Luego de hacer esto, pudo mudarse sin preocupaciones, con lo mínimo para sobrevivir, en el primer día de “su nueva vida”, conoció a Mike, su primera impresión de él fue que era un delincuente, con esa cabeza rapada y esa enorme cicatriz en la cabeza, pero luego de ver su cara de idiota, pensó que quizás solo era una persona pasando por una crisis de identidad, así que le permitió que le ayudara a subir sus pertenencias al edificio, y descubrió, que su apariencia no tenía nada que ver con su forma de ser, le escuchó hablar sobre Margaret y ella se enteró sobre el cambio que Mike había decidido dar a su vida; entonces sintió empatía, por todos lo que ambos estaban viviendo, además de compartir un gusto único por el arte y el dibujo.

Al otro día le sorprendió verlo entregando la hoja de vida en su empresa, ella quería ayudarle, pues se le veía en verdad desesperado, así que cuando fue a dejar las hojas, le recomendó a su jefe Jorge (quien era su amigo) el currículo de Mike. Jorge acepto un poco intrigado por el interés de su joven amiga en el “tipo de cabeza rapada”, decisión de la cual no se arrepintió al descubrir en él un gran talento.

Con forme pasaron los días, Mike se volvió una parte importante de su vida, él la hacía sentir acompañada y segura, como si fuera ese alguien con quien podía contar sin importar la situación, logro encontrar en él  un gran amigo, casi como la familia que nunca tuvo, pero empezó a notar que Mike veía en ella quizás un poco más de lo que ella estar dispuesta a dar y por ello empezó a poner un poco de distancia entre ellos, ausentándose en casa y reduciendo  sus visitas.

 Un día cuando llegaba de la universidad, camino todo el camino mirando el cielo, cuando llego al edificio donde vivía, en la cima del edificio estaba Mike, entonces sintió una gota de agua en su mejilla (él estaba llorando), Mike se ocultó al verla, fue cuando entendió que a lo mejor él no deseaba hablar de lo que le atormentaba; no sabía qué hacer, por una parte quería apoyar a su amigo, pero por otro, no quería meterse donde no la habían llamado, así que decidió comprar cerveza e ir a compartirla, incluso si Mike no quería hablar del tema, por lo menos podía distraerlo de su pena.

 Al momento que Mike abrió la puerta, pudo ver sus ojos rojos y esa expresión que decía a gritos “no preguntes nada por favor”, entonces entró determinada a hacerlo reír y lo logro, por alguna razón, les era fácil hablar y reír juntos, los momentos que pasaba con él de alguna manera le hacían feliz. Ese día después de tomar todas sus reservas de cerveza junto con las de Mike, se quedaron dormidos y tuvo un sueño extraño en el cual se encontraba en un valle hermoso, lleno de verde limitado por el hermoso cielo azul, y un gran oso le abrazaba se sentía cómoda y cálida, un sueño del cual no quería despertar.

Cuando abrió los ojos, Mike había preparado el desayuno, se veía contento y eso le tranquilizo, “ya no está pensativo por lo de ayer” -- pensó aliviada—se sentó a comer con él y por un momento pensó que era una mañana muy linda a pesar de tener guayabo, era como una mañana perfecta, entonces Mike empezó a coquetearle, lo cual en un principio le pareció gracioso y se dejó llevar un poco (como broma), pero cuando vio sus ojos negros brillantes y sinceros, fue como tomar conciencia de lo profundo de sus sentimientos y su corazón pegó un brinco que por poco se le sale del pecho, entonces antes de pasar a una conversación “profunda” prefirió huir de la situación.

Daisy salió corriendo de la vivienda de Mike directo a su apartamento se detuvo al cerrar la puerta, se sentía confundida, su corazón se había acelerado ante las palabras de Mike a pesar de que tantas veces se había repetido si misma mantener la distancia. No se permitía confiar en alguien y la sola idea de entregar su “amor” a alguien más le parecía absurda (bueno, por lo menos hasta esa tarde).