Lluvia de padres.

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El mensaje terminó y la persona al otro lado de la línea no dijo nada más; era un total misterio su nombre o su apariencia, pero su voz… su voz era algo especial, esa voz resonaba en la cabeza de Mike a pesar de que no sabía de quien era, pero no había  manera de saberlo, no, si esa persona no volvía a comunicarse.

 Dejando ese suceso de lado, los días empezaron a transcurrir, días en los que Daisy solo tenia mente para rechazar de la forma más mortal todas las invitaciones de su padre; al parecer, quería conocerla mejor y "facilitarle" la vida, como por ejemplo pagándole la educación y reconociéndola ante la sociedad como su hija, pero el orgullo de Daisy era mayor a su necesidad, según ella, no necesitaba un padre ahora que ella misma podía trabajar por su sustento.

 Los contantes rechazos, animaban a Mike, dándole la leve esperanza de que ella permaneciese a su lado, pero la perceberancia de Edward le asustaba, pues sabia de la dulzura de Daisy y pronto podría ceder ante los ruegos de su único lazo paternal. También se sentía mal por alegrarse de su orgullo, pero no quería pensar si quiera en la posibilidad de ella apartándose y haciéndose inalcanzable, incluso si no había pasado nada con ella después de la noche del beso, tenia la certeza de que ella sentía en verdad cosas por él y eso le hacia mucha ilusión de un futuro con ella. 

 Entonces, todos los días se encargaba de quererla, de tratar de hacerla reir, el ver su sonrisa era su mas grande satisfacción y aunque en ocasiones su rostro pensativo se mostraba a causa de Edward, no podía evitar amar cada expresión que ella hacia.

Esa noche, estaban los dos viendo películas en el apartamento de Mike, cuando entró una llamada al teléfono fijo, Mike rodo los ojos haciendo el típico gesto de “no quiero contestar” y dejo el teléfono sonar por varios minutos, pero Daisy curiosa e inquieta por el sonido del aparato no se aguantó las ganas de saber para que estaban llamando.

-  ¿Aló?

-  Buena noche, ¿me comunicó con la residencia del señor Mike Marques? ¿Con quién hablo?

-  Si esta es la casa de Mike, yo soy... (se quedó pensando, ¿Cual era su relación?) ¡Soy su amiga! --dijo sonrojada al sentir la mirada de Mike en ella, quizás muy decepcionado de su respuesta-.

-  ¿Se encuentra el señor Mike? -- Pregunto la vocecilla al otro lado de la línea un poco inquieta-

Daisy miro al susodicho divertida al ver las múltiples señas que hacia él para que lo negara, entonces sacando su lado malvado le sonrió a Mike mientras lo echaba de cabeza al agua.

- ¡Claro que sí! deme un momento por favor.

Dejó el teléfono en la mesa y arrastró a Mike para que respondiera.

- Buena tarde -respondido de mala gana.

- Le habla Karen del hospital comunitario del barrio Frontera, hace unas semanas ingresó a nuestra instalación el señor Mauricio Marques y entre sus pertenecías encontramos un papel con tus datos y la palabra "Hijo".

Mike quedo petrificado ante la noticia, no podía modular palabra. Daisy le tocó el hombro sacudiéndolo un poco (ella estaba pegada al teléfono escuchando la conversación).

-          Señor Mike, ¿Está en línea?

Esto lo saco un poco de su impresión.

- S sí, ¿Que necesita?

Desde su perspectivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora