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Dos meses habían pasado después de la muerte de Miguel, y ahora varias cosas habían cambiado, entre ellas, la notable cercanía entre Daisy y su padre, esto había sucedido a raíz de la vivencia de Mike, Daisy no puedo evitar reflexionar sobre la vida y la muerte, lo inútil que sería mantener un resentimiento a su padre, si bien esta reflexión era muy humana, para Mike fue como una patada en su punto más vulnerable, ahora estaba más solo que antes y su otro yo que no era más, que el mismo llevándose la contraria, seguía atormentándolo cada día más y esto lo llevaba a la locura, no quería volver a ser el desordenado perdedor de antes, su vida había cogido de alguna manera un mejor rumbo y no podía tirar por la alcantarilla todo lo que había logrado, pero su alma se sentía tan cansada que en ocasiones solo quería hacer caso a sus más oscuros deseos y terminar con todo, pero era absurdo, no podía hacer eso, siempre se sintió como un cobarde y eso le impedía de alguna forma acabar consigo mismo.

Una noche Daisy llego a su cuarto, su rostro tenía una expresión difícil de descifrar, Mike le invito a entrar, estando en el mesón de la cocina, en silencio Mike le entrego una taza de café, los días en que pasaban momentos simples y alegres parecían tan lejanos que ninguno de los dos se atrevía a pronunciar una sola palabra, pero entonces se miraron a los ojos y Mike en búsqueda de aquel amor que pensaba que había entre ellos se acercó y le dio un beso, un suave beso en los labios, un beso lento y doloroso, un beso de esos que lastima con cada contacto pero que no quieres dejar de dar, luego de esto se separó en búsqueda de algo de amor en la mirada de su amada, pero sin dejarle ver sus ojos, Daisy se abalanzó sobre él y empezó a besarlo con fuerza, mientras sus lágrimas chorreaban por sus mejillas, impregnándolo de su dolor, dejándose llevar por la pasión, ambos terminaron en la cama, demostrándose el amor que nunca se prometieron, dejando salir esos sentimientos que no fueron dichos, un momento de alegría y sufrimiento, era una despedida y Mike lo sabía, por ello la beso en toda su piel, y aprovechó para dejar marcas en el cuerpo de Daisy, con la esperanza de que alguna de ellas llegara a tan a dentro de su piel, que no se borrara nunca, él la amaba de forma tan desesperada, que sentía desvanecerse en su piel, no podía tener suficiente se ella, el verla sometida ente el deseo, tan dependiente de él, besándolo, apretándolo, gritando su nombre, le hizo querer que el tiempo se detuviera estando dentro de ella y permanecer como uno solo para siempre, no quería volver a estar solo, pero el tiempo no ese detuvo y luego mientras fingía estar dormido, queriendo evitar lo inevitable, ese momento mágico término con una frase de la boca de Daisy, quien en una voz suave, susurró con tono de disculpa "En una semana, me voy para Japón"

Ella se sentó en la cama, mientas se terminaba de vestir, entonces Mike la abrazo y reposando su cabeza en la espalda de Daisy le pidió como un niño que no se fuera, que se quedara a su lado, pero Daisy quito los brazos de Mike de su alrededor y sin decir una sola palabra se puso de pie dejando la habitación, él quiso levantarse a perseguirla pero antes de que pudiera siquiera ponerse los pantalones ella le detuvo diciendo:

- Lo lamento, pero no hay nada que puedas decir o hacer para que yo me quede, necesito irme, este tiempo con mi padre me di cuenta, cuanto lo necesité y en verdad quiero estar a su lado incluso si tengo que afrontar a su familia; no quiero estar sola, y cuando estoy contigo, así es como me siento, aunque sonríes, aunque tienes lados tiernos, pareciera que en el fondo hay algo que no te permite sacar tu verdadero ser, yo te quiero, pero no eres lo que necesito en este momento, lo siento, lo siento, –empezó a gritar en lágrimas- lo siento, ¡lo siento Mike pero no puedo estas contigo!

Terminando de decir esto, Daisy salió corriendo de su vida, dejando a Mike más roto que nunca...

En los días siguientes Mike fue al trabajo normal, con la esperanza de verla, pero ella no apareció, y el día antes de su partida, sin noticias de ella, y sin la más mínima posibilidad de detenerla se irse, se encontraba tirado en el suelo de su apartamento, con los ojos abiertos y la mirada perdida en el techo, parecía muerto, entonces la puerta se abrió y ella camino hacía la sala, deteniéndose justo en frente de la cabeza de Mike, él se sorprendió y luego quedó inexpresivo, sus ojos empezaron a inundarse de lágrimas, hasta que rebosaron el límite y empezaron a deslizarse hacia sus oídos, entonces de repente salían más y más lágrimas lo que le hizo llevar ambos brazos a su cara, ella se arrodilló quito las manos de Mike del camino y derramando sus lágrimas sobre él, le beso la frente, los ojos, la boca y con un grito ahogado lloraron juntos hasta perder la conciencia en un sueño profundo donde ambos eran felices; cuando Mike despertó estaba solo nuevamente, ella se había ido para siempre...

- ¿Y ahora qué? ¿vamos a morir? – Pregunto su otro yo sentado en la ventana con los pies al vacío –

- Todas las noches estas aquí... ya no sé quién soy, y me empiezo a preguntar si esto es a lo que la gente llama locura, no quiero pensar que soy el único viviendo esto, pero si hay muchos como yo, entonces creo que la vida es una mierda. Estoy cansado de buscar un motivo por el cual seguir llevando aire a mis pulmones y la única que se me ocurre es que no quiero ir al infierno. Quizás si fuera una muerte accidental, pudiera ser perdonado, pero es muy riesgos o mejor dicho inútil ya que Dios puede ver mi corazón y notaria todo mi plan, como lo vea estoy condenado a esta vida y a un posible infierno eminente y doloroso, hoy, mañana y siempre.

- Estas tan dramático como me imaginaba que lo estarías, ¿Quieres volver a lo de antes? ¿Qué paso con todo ese optimismo con el cual abandonaste tu antiguo empleo y cortaste tu pelo? ¿era solo palabrería?

- ¡Tú sabes que me siento mal! ¿podrías desaparecer?

- ¿Puedo? – pregunto el otro yo con ojos de sarcasmo- ¿En verdad puedo desaparecer de tu mente? dímelo tú, ya que eres el único quien trae estas estúpidas palabras a mi boca, ¿Aun no lo entiendes? yo soy tu, lo que digo no es más que lo que piensas. Soy es parte de ti que quiere desaparecer, que quiere morir, siempre lo he sido, incluso cuando hicimos "cambio" siempre fui el mismo espejismo en tu mente... entonces dime Mike, ¿seguirás así? ¿Cambiaras? ¿Morirás? ¿Qué vas a hacer Mike?...

Dicho esto su otro yo desapareció, no se pronunció una palabra más, en ese momento Daisy ya estaría rumbo a su nuevo hogar, y ahora debía seguir adelante tal y como si ella no hubiera existido en su vida, lo mejor era olvidarla, se decía esto en la mente una y otra vez, se acurruco en su sofá, tapándose los oídos con ambas manos, como un niño quien no quiere aceptar la realidad y después de perderse a sí mismo en mundos imaginarios llenos de desastres, sonó el teléfono, timbro varias veces, hasta que al final contesto la grabadora, por un momento tuvo la esperanza que quien dejara el mensaje fuera Daisy diciendo que se había arrepentido, que regresaría a su lado y que nunca se volvería a separar del él, sin embargo, esta esperanza se desvaneció pronto al escuchar la voz de su madre "Hijo, te llamaba a contarte que me voy en un crucero de un mes con Richard... yo no estaba muy convencida, pero después de lo que ha pasado, creo que me vienen bien unas vacaciones (risas), cuídate mucho y por favor, te amo Mike, no lo dudes, cuando puedas por favor llámame."

No le presto la más mínima importancia, subió a la terraza como acostumbraba, miro la ciudad moviéndose al mismo ritmo, a pesar de que se sentía como una mierda, el mundo seguía igual, nada se detenía y entonces antes de que su otro yo hiciera aparición, dijo:

- El mundo sigue, aun si la gente se muere, aun si la gente se va, aun si ya no hay animo de vivir, el mundo sigue... yo también voy a seguir, al igual que el mundo ignoraré los acontecimientos, ignoraré la gente y tan solo seguiré con mi vida hasta que el ultimo respiro salga de mi cuerpo, es todo lo que tengo por decir por ahora, así que no te atrevas a aparecer maldito bastardo.

Una vez dicho esto escupió tal cual estuviera rechazando la realidad y se fue a dormir, al día siguiente había trabajo y no podía faltar solo porque Daisy se había ido.

¡Hola!

Volví... ¡una actualización más!.... Mike está un poco loco, tiene problemas de esquizofrenias (aunque leves), ahora que Daisy se ha ido ¿Qué será de su vida? ¿Volverá a lo mismo? o ¿cumplirá su palabra de seguir adelante?

Desde su perspectivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora