•Diluvio•
Era un día lluvioso, pero no de esos donde puedes sentarte a leer un libro cómodo en casa y disfrutar del sonido de las gotas chocando contra el suelo, no. Era uno de esos en los que, tanto los charcos como los relámpagos, lo hacían nefasto. La electricidad a duras penas se mantenía en la casa de los brawlers, y difícilmente los carros podían pasar por la carretera sin hundirse en el pozo de su centro. Era un día horrible.
Menos para Edgar, él amaba ese tipo de días. Significaba un día de descanso de su trabajo, y un día en el que no haría más que dormir y esperar a que el cielo dejase de lloriquear.
Lamentablemente, ese día no sería igual. La tormenta había tomado a los ciudadanos desprevenidos, y el dúo del Starr Park no era la excepción, ya que comenzó a llover justo en el momento en el que las puertas de la tienda de regalos fueron abiertas. La mala suerte de ese día no terminaría ahí, pues ninguno de ellos tenía un paraguas o chubasquero que los protegiese del frío y húmedo clima, así que no tenían opción más que quedarse en la tienda hasta que todo se calmara.
El viento era fuerte, y eso provocaba que las antenas se tambalearan, dando como resultado apagones inesperados de corta duración, pero constantes dentro de lo que cabe. Colette leía sus apuntes en el libro de recortes, no parecía aburrirle. Edgar, a su rollo, estaba jugando un juego de pulgares con su bufanda, del que nunca salía victorioso. Pocas palabras habían sido dichas entre los dos desde su anterior conversación en la que el chico terminó por abandonar a su compañera en el trabajo para irse con la pandilla de retropolis, y eso, a querer y no, lo hacía sentir culpable.
Colette no guardaba ningún resentimiento hacia su amigo, esos arranques eran normales, pero de cierta forma también la perturbaba el hecho de tenerlos tan normalizados. Solían hablar con tranquilidad hasta que tocaba el tema de los brawlers, y el comenzaba a molestarse, ella lo notaba. Aunque no sabía son exactitud porqué lo hacía, suponía que era porque se llevaba mal con una gran parte de ellos, y era la única razón que podía hallar en eso.
En ocasiones disfrutaba molestarlo para ver sus reacciones, le parecían tiernas, pero estaba considerando no sacar a la luz tanto a los demás habitantes de Brawltopia para evitar una discordia entre los dos como tan a menudo se habían estado formando las últimas semanas. No quería tener más discusiones con él, la destrozaría por completo.
Edgar meditaba la forma en la que podía acercarse a hablar con su compañera sin dejar su orgullo de lado, y eso le costaría más que derrotar a Shelly, lo tenía claro. No quería ir y hablarle como si nada, porque sabía que ella también haría como si nada hubiera pasado, y aunque esa podría ser la forma más sencilla de arreglar las cosas, no quería dejar todo en un problema banal sin más indague. Por eso decidió que debía disculparse con Colette.
Pero cuando estaba apunto de hablar, tocaron la puerta.
-¡Voy! -gritó rápidamente la peliblanca.
-Maldición...-murmuró el chico.-¿Quién es tan loco de venir a la tienda con el clima qué hay afuera?.
Cuando abrió la puerta, pudo ver quién era: se trataba de Piper.
-Pi-¡Piper!.-el nerviosismo de la chica no tardó en hacerse presente.
La elegante mujer estaría empapada más allá de sus tacones de no ser por su francotirador que, con su segunda función, le venía perfecto a la repostera en tiempos como los del exterior.
-Gracias por abrir, querida, sentía que me estaba congelando ahí afuera. -sacudió su vestido y puso su sombrilla en una de las mesas cerca de la entrada, para después tomar asiento en un sofá individual rojo cerca de la caja.
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Away from you | Colette&Edgar [Brawl Stars].
ФанфикEdgar y Colette son buenos amigos. Se conocen desde antes de trabajar juntos en la tienda de regalos del Starr Park, sin embargo, ¿qué tan grande es su confianza?. Nunca terminas de conocer a una persona y, en el caso de ambos, todavía les faltaba...