Siete

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•Reprimendas•

Antes de que se pudiera dar cuenta, la épica ya estaba sobre la cromática, descargando su ira contra su cara. Todo había sido tan rápido, que el morocho tardó un tiempo en procesar lo que estaba sucediendo, pero cuando lo hizo comenzó a entrar en pánico.

-¡Basta!.

Tomó a la azabache con los dos brazos de su bufanda y la estrelló contra la puerta, sin medir su fuerza. La chica no se inmutó a mayores, pues su enojo eclipsaba todo sentimiento aparte de este. La albina yacía en el suelo, con la boca ensangrentada y toda su cara roja, se veía dolida y apunto de comenzar a llorar. Algo en el chico se descolocó cuando la vio.

-Véte, ahora mismo. -la liberó del agarre de su bufanda, invitándola a largarse.

Bibi parecía querer buscar justificación a su acción, pero cuando vio la cara del morocho, ni se esforzó. Salió y azoto la puerta, como de costumbre, dejando al mancebo pirado, y a la chica destrozada en sus facciones. Apenas se fue, Edgar levantó a Colette y la dejó en el sofá sin saber como empezar, pues caían hilos de agua por sus mejillas, incluyendo en la parte oculta de su cara.

-¿Estás bien?...

Idiota, claro que no lo está. Pensó para sí mismo. La peliblanca no contestó, siguió llorando mientras tocaba con suavidad sus mejillas, soltando quejidos inaudibles.

-Lo siento, lo siento, ¡achú!...no sabía que haría eso, de ser así no le habría abierto, no tengo idea de porqué lo hizo, lo lamento... perdóname.-trató de abrazarla, pero esta lo apartó bruscamente, dejándolo perplejo.

Jamás esperaba que hiciera eso. Aunque sabía que no era su culpa, no podía evitar responsabilizarse por lo reciente acontecido. La bateadora siempre había sido alguien de mecha corta, pero en esa ocasión no tenía idea de porqué se había abalanzado a Colette de esa forma, y menos como para hacerle dichas lesiones en la cara.

Mirarla detalladamente era de enfermos: su boca escurría sangre a chorros, como si hubiera encajado uno de sus afilados dientes en su lengua; sus mejillas estaban rojas, casi moradas, y habían comenzado a hincharse; su nariz estaba en la misma situación que su boca, pero en menos abundancia; su ojo estaba parcialmente cerrado, pero no parecía haber sido herido, a diferencia de lo demás.

-Llamaré a Pam, aguanta un poco. -tomó su teléfono y comenzó a llamar.

Buzón de voz.

-No contesta. Iré a buscarla a su taller, ¿puedes esperar aquí? ¿o quieres ir?.

Sin respuesta, de nuevo.

-No tardaré... ten-se quito su bufanda y la puso en el cuello de la contraria, tapando un poco su cara.-puedes detener el sangrado con esto.

Se levantó y fue hacía la puerta, con prisa.

-Si necesitas algo sabes dónde encontrarlo, conoces esta casa. -antes de cerrar, se giró.- Colette... lo siento, de nuevo. -y se marchó.

Pasados unos minutos, los sollozos de la albina se transformaron en risas ahogadas por la bufanda y la sangre. Era mejor así, pues si no hubiesen sido silenciadas, se habrían escuchado en toda la manzana.

Away from you | Colette&Edgar [Brawl Stars].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora