Seis

1.2K 87 15
                                    

•Amistades•

-Edgar no se encuentra en este momento, vuelva otro día.

-¿Intentas verme la cara de tonta? Él dijo que estaría aquí ante meridiem, no intentes-...

-Edgar le mintió. Tenga buen día.

La pelinegra rechinó los dientes. La chica del cabello blanco estaba colmando su paciencia. ¿Desde cuándo se había vuelto tan formal?. Aún si nunca habían intercambiado más de tres palabras, o se hubiesen visto en otro lugar que no fuese el campo de batalla, todos en Brawltopia sabían lo caótica y extremadamente rara que era. Contrario a cómo se estaba presentando en ese momento: sosa y tajante.

-Edgar nunca me mentiría, lo conozco como la palma de mi mano. -cuando vio el tic que se presentó en el único ojo visible de la albina, supo que había dado en el clavo.

Sonrió, orgullosa de haber logrado perforar su fachada.

-Dime dónde está si no quieres tener ese ojo morado esta noche. Es el único que tienes, no te gustaría perderlo, ¿no?. -continuó.

Colette gruñó.

Bibi llevaba más de diez minutos insistiendo por el paradero de su amigo, el cual no había asistido al trabajo ese día, y su presencia no hacía más que sacudir su ser con cada minuto que pasaba. La odiaba a más no poder; tanto por la relación que mantenía con Edgar, como por su forma de ser. Si no supiera que ella misma lo era, aseguraría que la azabache era la mejor amiga del morocho.

-Faltó al trabajo por motivos de salud, ya te puedes largar. -terminó, esperando que la chica se desvaneciese de su vista.

-Uy, ¿qué clase de servicio al cliente es éste?, deberías cambiar tu actitud, alejarás a todo el que entre por esa puerta. -señaló con su bate la entrada principal.- incluyéndome. -la peli negra rió y se dirigió a la salida, no sin antes girarse a la albina por última vez.-Iré a hablar con él yo misma.

Cuando la bomba de chicle explotó, salió por el marco de la tienda, estrellando sus puertas de paso. La rabia de la albina aumentó. Nunca había sido fan de la brawler épica, pero en la actualidad ya no había manera de tener ningún tipo de amistad, incluso menos, con ella. Apenas la responsable de su enojo reciente salió del establecimiento, cerró la caja registradora con su respectiva llave y tomó su libro de recortes, dispuesta a abandonar el trabajo para ir a seguir a la pandillera.

Tendría que avizorar rápido si quería asegurarse un espacio en ese encuentro.

•••

-Oye, ¿no crees que ya se tardó?. - preguntó el ave a su compañero. Se encontraban en una esquina recóndita de los edificios.

-Seguramente se quedó discutiendo con la chica loca de la tienda, ya sabes cómo es. -el tanque le restó importancia a su tardanza, acomodándose en la pared en la que estaba apoyado.

-Sí, pero... -el cuervo se calló cuando vio a su amiga salir de la tienda de regalos, caminando en dirección hacia ellos.

-¿Y bien? -el mayor de todos preguntó.

-Al parecer está enfermo, según la ida. Pueden irse por su cuenta, prefiero ir a la casa de Edgar sola. -dijo indiferente y avanzó hacia la dirección contraria.

Away from you | Colette&Edgar [Brawl Stars].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora