•Silencio•
-Edgar.
-Mmh. -el niño tenía los ojos cerrados.
-Todos te odian.
-...Lo sé, ¿qué con eso?.
-Es sólo que me preguntaba, ¿porqué lo hacen?. -la niña dejó de jugar con su cabello, y miró atenta a su compañero.
-No lo sé, tampoco me importa. Supongo que es porque nunca he acatado sus órdenes a como ellos están acostumbrados. -el morocho volvió a cerrar los ojos, dispuesto a dormir.
-¿Es por eso que todos te odian...?, es tonto.
-Ajam.
-Yo no te odio, me caes muy bien.
El azabache abrió los ojos, pero la niña no lo vio, ya que le estaba dando la espalda.
-Gracias. -contestó, inseguro.
-Aún si todos te dan la espalda, yo te seguiré queriendo, ¡lo prometo!. -golpeó su pecho con su puño, determinada.
El niño no le contestó. Ella siempre le repetía lo mismo y, al final, el temor de perderla siempre ganaba ante el agradecimiento por sus palabras, como un círculo vicioso. Puso su mano izquierda sobre su cabeza y la acarició, aún si verla, obteniendo una risa como respuesta. Sonrió, agradecido de que ella no tuviera visión de su reacción y, finalmente, se dispuso a dormir.
-Buenas noches, Edgar.
-Buenas noches...
•••
No podía dormir.
Estaba inquieto, la presencia de la albina lo azoraba, lo hacía sentir ansioso e incapaz de cerrar los ojos por más de treinta segundos, era un desastre. En otros tiempos no sería más que una molestia tener a la chica a su lado, seguramente parlando y molestándolo, sin ser más que una carga de desafortunadas horas. En la actualidad ya no podía concebir sosiego estando en la misma cama con la persona que le gustaba, aún si se escuchara tan mal como se veía en su mente.
Colette poseía un sentimiento efervescente, característico de tener en la palma lo que tanto deseaba y, estar en esa situación, era el cumplimiento de una de sus más recientes fantasías, sin llegar a extremos. Maldecía no poder decir nada sin sentir que su garganta y mandíbula quemaran, pero el tener al chico a su lado acallaba esos pensamientos siendo, por el contrario, un gusto.
Estaban incómodos. Tensos como las cuerdas rojas del caramelo, esperando llegar hasta la bomba de agua para ir directo a su propio fin en el rectángulo azul. El silencio reinaba en la habitación, había una tranquilidad de cartón, pues todo el caos sucedía dentro de las cabezas de los amigos, en ningún lugar más.
La chica le daba la espalda al morocho, pretendiendo haber caído con Morfeo hacía horas, cuando en realidad tenía despierta lo mismo que el chico.
-Colette. -escuchó su voz.
La susodicha dudaba en si hacerle caso o no. Al final, se giró.
-¿Me odias?. -preguntó el azabache.
La cuestión la tomó de sorpresa. Se había dispuesto a negar rápidamente con la cabeza, pero tenía sus dudas. ¿Lo odiaba? ¿Qué clase de pregunta era esa?. Claro que no lo odiaba, lo apreciaba, y lo consideraba lo mejor que le había sucedido en toda su vida, pues había sido la única persona que se había quedado con ella a pesar de todo.
Con dificultad, trató de hablar lo mejor posible.
-Nno, nno te odiio. -intentó ocultar su gesto de dolor.
El morocho hizo una mueca, poco conforme con su respuesta, y se volteó de nuevo, dándole una vista de primer plano de su espalda a la albina. No duró mucho, ya que enseguida recibió un papelito por parte de ésta.
"Te sigo queriendo."
La sonrisa de Edgar se presentó, y ahora sí había quedado mejor con la respuesta de la chica. La miró y revolvió su cabello con su mano, dejándola extrañada por su repentino cambio de actitud.
-También te quiero.
Esa vez, sí pudo dormir apenas cerrar los ojos. El silencio pasó de hacerse tortuoso, a no ser más que producto de una calma un poco menos superficial que la inicial. Por más banal que pareciese, esa respuesta había hecho sentir mejor al chico, y decidió anteponer el pasado al presente, tratando de convencerse de que todo pasaría.
De que habría un momento en el que volverían a ser los mismos. Sin ningún gusto de por medio, solo una amistad y un sentimiento no correspondido enterrado. Porque comenzaba a ser un problema, una molestia, y un impedimento para el morocho. Le frustraba tener que sobrepensar las cosas para poder hacerse sentir mejor a sí mismo, y eso incluía el sentimiento que jamás tuvo que haber desarrollado por la de sonrisa agudizada.
Mientras que, para la albina, algo más que no estaba en su conocimiento. No comprendía a qué se debía lo anterior, y tampoco divagó, pues si se veía feliz, ella también lo estaría.
...
No saben las veces que escribí y borré este capítulo porque no me convencía de lo que escribía x).
Fueron cuatro, y los que faltan...
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Away from you | Colette&Edgar [Brawl Stars].
FanfictionEdgar y Colette son buenos amigos. Se conocen desde antes de trabajar juntos en la tienda de regalos del Starr Park, sin embargo, ¿qué tan grande es su confianza?. Nunca terminas de conocer a una persona y, en el caso de ambos, todavía les faltaba...