Recuerdos

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¿Qué es el mar sin la gran variedad de especies marinas? Es simplemente agua estancada, vacía y sin ninguna belleza en especial ni enigmas por descubrir. Justo así se sentía Juliana Valdés, totalmente vacía y sin nada que ofrecer.

Su vida dio un giro de 180° de la noche a la mañana, le costaba respirar, incluso dejó de comer. Entró en una depresión tan profunda que no tenía ganas de levantarse. Ella sentía que su vida no tenia sentido alguno. Llamó al bufete de abogados donde trabajaba para pedir permiso y ausentarse. Sus amigos estaban muy preocupados por ella, decidieron que eso tenia que terminar.

Y todo a causa de ese desafortunado accidente que le arrancó lo que más quería...a ella, su gran amor y futura esposa.

Sergio, su mejor amigo incondicional y Eva su casi hermana, se reunieron para poder pensar en alguna solución que ayudara a Juliana a salir de ese agujero negro en el que se encontraba; estaban desesperados, a ellos también les dolía aquélla tragedia pero más los lastimaba al ver a Juliana en ese estado.

~Serg, ¿crees que es buena idea ir a verla?~ dijo Eva angustiada, ya que la última vez los había corrido a ambos.

~Claro que sí, ella está pasando por un mal momento, entiendo que no quiera a nadie cerca, pero no me rendiré. La amo, es casi una hermana para mi y haré lo que pueda para ayudar a que supere ésto ~

~Yo también la amo Sergio, y me rompe el corazón verla en ese estado, ¡PRÁCTICAMENTE SE ESTA DEJANDO MORIR! no podemos permitirlo ~

~Primero que nada, hay que ir a comprar comida,porque estoy casi seguro que no tiene nada en su departamento, hay que hacer que coma un poco~

~Estoy de acuerdo, conociéndola seguramente tendremos que chantajearla para que pruebe bocado~

Ambos se pusieron en marcha y compraron un poco de todo. Llegaron 40 minutos después al edificio de Juliana. Subieron las escaleras ya que su departamento se encontraba en la segunda planta.

Tocaron la puerta y no oyeron ruido alguno, lo volvieron a intentar pero seguían sin tener respuesta. Eva miró a Sergio con cara de pánico ~Sergio, me estoy empezando a asustar, no se escucha nada, está todo demasiado tranquilo. ¿Crees que haya hecho alguna tontería?

Un escalofrio recorrió el cuerpo de Sergio al pensarlo pero tuvo que controlarlo por el bien de Eva, uno de los dos tenía que permanecer sereno ~Confío en que está bien y que posiblemente se haya quedado dormida, hay que seguir intentando~

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Estaba con la mirada fija observando las cosas que me habían dado de Cami. Entre ellas su celular, lo tomé y al desbloquearlo lo primero que apareció en la pantalla era una foto de nosotras sonriendo, recuerdo que ese día fuimos al parque, era un día soleado y radiante pero no tanto como lo era ella, no podia soportar seguir viendo esa foto, así que mejor apagué el celular.

Otra cosa había llamado mi atención, era una cajita azul pequeña de terciopelo, en la tapa venía rotulado el nombre de la joyería, era la misma de donde la vieron salir antes del accidente, al instante palidecí, porque al abrirla lo primero que vi fue un hermoso anillo con una piedra grande y brillante, parecia muy costoso. Oh Cami, exclamé ya con lagrimas en los ojos, es tan hermoso.

Ella había tenido la misma idea que yo, que juego cruel de la vida, pensé, limpiando mis lagrimas. Seguía con mi mirada fija en esa cajita, no podia soportarlo más, así que lo agarré y también tomé el celular, caminé hasta un cajón de mi buró y los guardé.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora