Visita Inesperada

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Un nuevo día había llegado, Valentina se sentía feliz teniendo nuevamente a Emy en su vida, la chica solo tenía un día de haber llegado y la rubia sentía  que comenzaba a recobrar esa energía que le hacía falta. Se sentía optimista y alegre, en definitiva Emy ayudaba a que sus días fueran mejores.

La noche anterior, Emy le había pedido a Valentina que la despertara cuando ella se levantara, quería aprovechar la mañana para buscar un departamento, y estaba decidía a encontrar uno cerca de la ojiazul.

Por las prisas no les dio tiempo de desayunar, por eso cuando caminaron rumbo al trabajo de la rubia, la pelinegra convenció a Valentina de parar por un café al mismo restaurante en el que un día anterior se habían topado con Juliana, sin objetar aceptó ya que le hacia falta su dosis de cafeína diaria para comenzar una mañana cargada de trabajo.

~Eres brillante Em, realmente necesitaba un café ~ decía la rubia al darle un sorbo a su vaso mientras seguían caminando

~Ni que lo digas, nos espera una mañana muy agitada, espero correr con suerte y encontrar algo que me agrade~

~Ya veras que sí Em, no hay prisa. Me encanta que estés conmigo, te echaba mucho de menos~

~De verdad gracias por dejar que me quedara Val, también te extrañé demasiado ~ dijo la pelinegra colgándose del brazo de su amiga.

Llegaron unos minutos después a la entrada del edificio.

~Bueno Val, hemos llegado. Te dejo trabajar y yo me iré a lo mio~

~Claro, pero antes ¿no quieres conocer mi oficina?~

~Eso seria estupendo, anda, muéstrame el camino~

Las chicas se dirigieron a recepción para pedir la tarjeta de visitante, en lo que esperaban, Emy sacó su celular para revisar si tenía alguna notificación nueva y Val pacientemente miraba a su alrededor. Segundos después escuchó una voz masculina que preguntaba por Juliana, eso inmediatamente llamó su atención.  Al voltear pudo visualizar que aquél hombre era muy atractivo. Alto, muy bien parecido, cabello castaño y ojos azules. Por su forma de vestir tenía pinta de ser empresario o algo parecido ya que portaba un traje sastre que lo hacía ver muy elegante.

Karla, la recepcionista le indicó que tomara asiento ya que Juliana aún no llegaba, el hombre asintió y se fue a la sala de espera. Se sentó y sacó su celular.

~Aquí tiene señorita Carvajal, la identificación de su acompañante ~

~Gracias Karla~ tomo dicha tarjeta pero no se movió de ahí,  la curiosidad por saber quién era le ganaba.

~Debe ser algún cliente ~ se decía a si misma

Justo cuando se disponía a irse, Juliana entró muy de prisa y se dirigía a los ascensores.

~Señorita Juliana~ gritó Karla

Eso hizo que el paso apresurado que llevaba disminuyera, se giró y se dirigió a la recepcionista

~Buen día Karla, ¿qué ocurre?~

~Disculpe la interrupción, pero el joven que esta sentado por allá la está esperando~

Juliana miró desconcertada ya que no tenía ninguna cita agendada

~Gracias Karla, iré a ver que necesita~

Cuando Juliana se acercó a la sala de espera pudo reconocer de inmediato de quién se trataba

~¡Oh por Dios! ¿De verdad eres tú?~

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora