Una Segunda Oportunidad

Enemigos

Habían transcurrido dos días desde que aquellas mujeres se habían colado a su oficina y llevado información. Timothy se paseaba de un lado a otro sin saber como proceder. De algo estaba seguro y es que no quería ir a prisión por fraude y malversación; además si él caía estaba seguro que no viviría para contarlo. Maldecía el momento en que se dejó convencer para ser parte de algo sucio.

Se sentía en conflicto consigo mismo ya que una parte de él se avergonzaba de sus actos y sobre todo, con su socio Oscar, la persona que confió en él, pero por otra parte se sentía bien ya que con todo lo que se robaba por fin podría tener aquella vida que tanto soñó, una llena de lujos y sin carencias.

Después de caminar de un lado a otro por un rato, decidió sentarse y analizar bien la situación. Tenía varias interrogantes. La primera era ¿cómo entraron sin que nadie las viera?, otra pregunta que lo atormentaba era ¿cómo sabían que tenía información confidencial en su laptop? y sobre todo ¿alguien sospechaba y por eso le robaron? podría apostar cualquier cosa que alguien de ahí mismo estaba involucrado y lo descubriría, si lo hacía seguramente podía llegar a dar con el paradero de aquellas mujeres.

Para su buena fortuna, Timothy era considerado ante sus compañeros como la persona más honesta y tranquila, además ayudaba a que tenía un buen físico y un rostro simpático. Con una simple sonrisa podía hacer suspirar a cualquier mujer y esa arma la usaría a su favor.

Sabía que su compañera Claudia, la encargada del área de vigilancia sentía cierta atracción hacía él, y que mejor que utilizar eso a su favor para pedir su ayuda. Sabía que con decirle una que otra palabra dulce y una invitación a cenar caería rendida a sus pies.

Una vez que estuviera a su merced, le robaría su tarjeta de seguridad para ingresar al área de vigilancia y revisar las cámaras, para ver si alguien actuaba de manera sospechosa antes de que esto sucediera.

En su mente ya tenía desarrollada una parte del plan y lo echaría andar cuanto antes, entre más tiempo pasara, más se arriesgaba a ir a la cárcel. Su mayor temor no era ese, sino que las personas con las que estaba involucrado se enteraran y lo silenciaran para siempre. Además de que si los ponía en alerta iban a querer respuestas, cosa que él aún no tenía.

Se levantó de su silla, tomó su saco y transformando su rostro de angustia a una de encanto, salió de su oficina en dirección a vigilancia, solo esperaba que no le llevara tanto tiempo encontrar aquellas mujeres...

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Por otro lado, Valentina se encontraba muy ansiosa sentada a lado de Juliana en su oficina

~Juliana, no me esta gustando nada lo que hay en ese pendrive, hay demasiada información comprometedora, es mejor que dejemos esto por la paz hasta que tengamos la orden y que la policía haga su trabajo~

~No podemos, necesitamos seguir conectando toda la información que tenemos para encontrar a los culpables, esto demuestra claramente que Timothy le juega sucio a Oscar, y no sólo el. Hay más personas involucradas~

~Juliana, por más que tu y yo tengamos una competencia en el trabajo, soy humana y me preocupa todo esto. No tengo un buen presentimiento~

~Vaya, vaya. A caso, ¿Valentina Carvajal tiene miedo?~ dijo Juliana sonriendo

~¡Cállate!, no es miedo. Es tener sentido de responsabilidad y prudencia ~ contesto la rubia poniendo los ojos en blanco

~Solo quiero que prometas que no seguiremos hasta que salga la orden~le dijo la rubia

~De acuerdo, lo prometo pero hay que seguir investigando, esto es muy fuerte~

~Lo sé, si quieres podemos seguir después de una merecida cena, tenemos dos días casi encerradas en tu oficina alimentándonos de puro café, estoy que no puedo con tanta cafeína en mi sistema ~