Una Segunda Oportunidad

Era una linda mañana, el día era soleado con un cielo brillante. Ella se encontraba reposando a la orilla de la playa recostada sobre una toalla esparcida en la arena contemplando el paisaje. Lo único que escuchaba eran las olas del mar con un pequeño vaivén que hipnotizaba y el graznido de las gaviotas a lo lejos. Se sentía tan feliz porque estaba en un lugar precioso acompañada de la mujer que amaba. Aún no tenía muy claro cómo habían llegado ahí pero de pronto tener esa imagen frente a ella la llenaba de total paz y júbilo. 

Se sentía tan a gusto que no tenía ganas de moverse de aquél lugar, pero algo muy en el fondo de su mente le decía que tenía que despertar. Pero la verdadera pregunta era ¿despertar de qué?¿A caso se iba a auto sabotear para dejar dicho paraíso? Estaba en una nube de confusión que no la dejaba disfrutar totalmente de lo que tenía frente a ella. Conforme pasaban los días y repetía la misma rutina, sentía que todo lo que la rodeaba tenía menos sentido. 

Se empezaba a cuestionar muchas cosas, por ejemplo....¿Cómo diablos llegó ahí?, en segundo ¿Por qué Juliana no se unía a ella si estaban en el mismo lugar? Siempre la veía a la distancia pero jamás a un lado de ella. Unas casi imperceptibles voces se colaban en su mente pero no lograba entender lo que  decían o querían. ¿A caso estaba enloqueciendo?

De repente a Valentina le empezó a inundar una sensación de angustia y desesperación, no sabía que estaba mal con ella, toda esa paz y tranquilidad que sentía  en algún principio se empezaba a esfumar al igual que la presencia de la mujer que amaba. Por más que la había buscado no lograba encontrarla. Una sensación de tristeza la inundó. Nada de lo que le pasaba tenía sentido

Los días seguían transcurriendo y podía oír más claramente esas voces, pero en especial una. Estaba segura que esa voz era de su preciosa Juliana

"Val despierta por favor" era lo que lograba entender

¿Juls?¿Dónde estás? ¿Qué está sucediendo? ¿Despertar? ella preguntaba pero no obtenía alguna respuesta, entre más escuchaba esas voces más quería saber que ocurría, estaba al borde del colapso. No sabía que más hacer. Su desesperación era tal que quería callar esas voces en su mente. Así que hizo lo primero que se le vino a la cabeza y fue silenciarlas sumergiéndose en el agua del mar

Con determinación se profundizó en el intentando apagar esas voces que cada vez llegaban con más frecuencia, se sumergió aguantando la respiración y sin saber que sucedió de repente todo se volvió silencioso y negro, de la nada comenzó a sentir un maldito dolor agudo en su abdomen. Quería saber el motivo de dicho dolor así que abrió los ojos pero una fuerte luz la cegó. Tuvo que cerrarlos de nuevo e intentarlo otra vez pero con más cautela.

La rubia poco a poco abrió sus ojos, lo primero que vio fue un techo acompañada de una luz brillante, misma que hizo que apartara la mirada y empezara a recorrer con su vista su alrededor, no reconocía el lugar pero al mirar con mas detenimiento todo se pudo dar cuenta que estaba en una habitación de hospital. Su estado era de total confusión, hace unos momentos estaba en la playa sumergida en el agua y ahora estaba en ese lugar. Intentó moverse pero el mismo dolor que había sentido antes la paralizó, se miró a si misma y se sorprendió al verse acostada en la camilla y sobre todo estar conectada con miles de cables a diferentes aparatos. Al mirarse nuevamente finalmente pudo notar a la persona que se encontraba recostada a un lado suyo, esos cabellos oscuros los reconocería en dónde sea. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios a pesar del dolor punzante que sentía

Juliana se encontraba profundamente dormida, se veía tan tranquila que le daba mucha pesadez despertarla pero no podía aguantar más el estar con tantas dudas. Lo último que recordaba y no precisamente con la total claridad era estar encerrada en un lugar desconocido con un hombre que quería hacerles daño, luego estar huyendo con Juliana y de ahí el resto lo tenía muy difuso.