¡No me llames Nymphadora! ❀ Remus&Tonks

Capítulo 3: Seguir adelante

Mayo de 1994.

"¡Expecto Patronum!" Tonks gritó, sosteniendo su varita firmemente. Ella pensó en un recuerdo en dónde finalmente pudo desarmar a Moody durante uno de sus entrenamientos, pero el efecto en la atmósfera que causaron los dementores la habían distraído. No sintió el familiar estremecimiento en su varita, cómo lo sentiría normalmente si produjera un patronus con éxito.

Tonks se tensó con anticipación. Un fracaso en la producción de un patronus, al pensar en un recuerdo feliz y fuerte, tendía a atraer a los dementores...

Ella gritó de nuevo, sintiendo su esperanza, felicidad y energía siendo succionadas con fuerza por un dementor, pero mantuvo un firme agarre en su varita.

Tonks no sabía si debía sentirse afortunada o desafortunada cuando le vendaron los ojos mientras estaba atrapada en una habitación con no menos de veinte dementores que fueron privados de las almas de los prisioneros en Azkaban, simplemente tenían tanta hambre.

Tonks cayó al suelo, sintiendo que otro se deslizaba hacia abajo y le quitaba la felicidad. Se preguntó distraídamente cuánto tiempo tardarían en matarla finalmente mientras yacía en el suelo, incapaz de encontrar la voluntad para ponerse de pie.

Jadeó, acurrucándose en el suelo mientras los dementores tomaban su turno hacia ella; cada vez, su grito de agonía llenaba la habitación, absorviendo todo lo que tenía, las caras sonrientes de sus padres, sus amigos golpeándola amistosamenteen la espalda después de que finalmente se había levantado por sí misma de nuevo, ¡Diablos! incluso la expresión de satisfacción de su amado mentor cuando le decía que finalmente podría pasar a tomar la prueba para ser Auror.

Cómo si fuera una señal, uno de los dementores se deslizó hacia abajo, absorviendola y sus manos huesudas y negras parecían haberse enganchado en su venda (que era el método muggle de una tela que ocultaba los ojos) y rápidamente se la arrancó. Su larga uña rastrilló la parte delantera de su cara mientras la tela caía al suelo.

No sabía si el rasguño le hizo sangre, pero no fue nada. Se estremeció al presenciar la habitación oscura y misteriosa llena de dementores errantes. Fue la vista más temida de su vida. Su estómago dió un vuelco cuando otro descendió y absorvió.

Tonks apretó los dientes y luchó por ponerse de pie. Sintió un escalofrío y un fuerte empujón cuando un dementor la agarró por el cuello para inmovilizarla antes de que comenzara a succionarla.

Fue como ver su vida pasar por sus propios ojos:

"Estás lista."

"Todos te apoyaremos, Dora".

"Serás una gran Auror Nymphadora; sin duda será el mejor Auror de la historia, de verdad".

No se dió cuenta. Pero ella había trabajado demasiado para que unos pocos dementores la detuvieran. Tonks gritó de frustración, lanzando su varita hacia el dementor. La punta de su varita se encendió una vez y obligó al dementor que la sostenía a soltarla. Cayendo al suelo.

Mirando con enojo a los dementores, les apuntó con su varita, rápidamente sacando otro recuerdo. "¡Expecto Patronum!"

Esta vez, vió cómo la niebla blanca se disipaba de la punta de su varita, formando un hurón. El hermoso animal ahuyentó a los dementores, siguiendo estrictas instrucciones de ella a través de su varita mientras la defendía contra la multitud de los ataques de los demás.

Se las arregló para forzar y dejar a los dementores en una de las esquinas más alejada de la habitación. Su patronus, aparentemente un hurón relativamente pequeño, se mantuvo cerca a pesar de que Tonks estaba consciente de que esta terrible experiencia había terminado. Su cabeza tronó con las heridas que los dementores le habían causado, pero un recuerdo feliz la mantuvo cuerda, el que la salvó. El que sucedió hace unos nueve meses: Ver la producción de carteles que tenía la cara de su primo por todos lados. Su ingenioso primo, Sirius, de alguna manera se había escapado de Azkaban. ¡Es libre! Ella no pudo detener ese pensamiento. A pesar de los interminables interrogatorios que había tenido debido a su relación con él; ese fue su recuerdo más feliz, el que ella había elegido.