¿Quieren saber como descubrió que el amor no tiene edad, que el pasado se puede superar, que la gente buena y amable todavía existe?
Bueno...todo comenzó cuando Izuku estrelló su rostro contra la calle.
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•Tododeku
•Mención de otros ships
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El peliverde despertó suavemente, siendo un sábado en la mañana, decidió que iba a descansar hasta tarde. Al sentarse en la cama, se dio cuenta que había una nota junto a su cama. La tomó, descubriendo que era la letra de su amada madre.
"Los padres de Katsuki tuvieron una emergencia y él se quedará contigo hasta mañana. Yo tengo varios turnos pero espero llegar para la cena. Te quiere, mamá"
¿Kacchan estaba con él? Izuku se llevó una mano a la boca, entre asustado y emocionado. ¡Todo un día juntos! Se levantó de la cama, sin importar cambiarse de ropa, para finalmente cruzar hasta la sala de la casa. Bakugou reposaba con los pies sobre la mesa de café, mirando las noticias en la televisión.
-K-Kacchan-
El cenizo dirigió su vista hacia el pecoso, poniendo una mueca de asco al instante -Ni creas que porque me quedaré contigo, puedes hablarme. Vuelve a tu habitación y no salgas de ahí-
-I-Iba a desayunar-
-Pues hazlo rápido, no quiero tener que ver tu estúpida cara llena de feas pecas por mucho tiempo-
El pecoso asintió rápidamente y caminó hasta la cocina, comenzando a prepararse un tazón de cereal con leche, para que fuera lo más rápido posible.
Estaba por terminar, cuando una frase pobló su mente. "Tus pecas son realmente lindas, Midoriya. No dejes que nadie te diga lo contrario". Esa frase había salido de los finos y carnosos labios de un hombre maduro, demasiado para Izuku. Un hombre que llevaba varios años más que él, de experiencia en la vida. Un hombre que le hizo creer en ello.
-Mis pecas no son feas...- El menor susurró lentamente.
Bakugou pausó el programa que se estaba reproduciendo -¿Qué dijiste?- Se levantó bruscamente, ocasionando que Izuku se asustara -¿Qué carajos acabas de decir?-
-N-Nada, Kacchan-
Ahora Katsuki estaba frente al pecoso, acorralándolo contra la mesa de la cocina -Tú y todo lo que se relaciona contigo es horrendo, ¿entiendes Deku idiota? Eres feo, deforme, tus pecas son asquerosas y tus ojos repulsivos. Todas las miradas lascivas que me das son incluso peores-
-Kacchan...y-yo...-
-Admítelo, Deku. Eres un maldito maricón de mierda y además feo. ¿Quién te va a querer, Deku? ¿Eh? Nunca nadie te va a querer, nunca le parecerás lindo a nadie. ¿Entendido?-
El pecoso asintió apenado, intentando inútilmente reprimir sus lágrimas -¿P-Por qué me haces esto Kacchan?-
-¿Porqué? Por ser un imbécil, maricón. Deja de llorar, te ves incluso más feo así-
Izuku corrió de vuelta a su habitación, dejándose caer contra su cama y deslizándose al piso. Katsuki nunca lo querría, jamás estaría dispuesto a si quiera mirarlo de forma agradable. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué lo odiaba tanto?
