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Emilio miro atentamente a su alrededor, aún estaba unos metros alejado de la construcción, aprovecho la distancia para sacar los pequeños minoculares y echar un vistazo.

Había un hombre alto en la puerta principal, pero obviamente no entraría por ahí, entonces no había porque pelear contra el, busco alguna entrada por los lados pero por su ubicación le era imposible ver si había una o no, era el momento de rezar por suerte.

-Es hora.- Hablo.- Voy a acercarme por los lados y veré si hay alguna entrada

-¿Estás seguro?.- Le contesto Kiko por el micro audicular que traía en el oído.- Si quieres que vaya, dime

-No, todo bien, ajustemonos al plan inicial

Respiro profundamente y se adentro aún más, siendo extremadamente callado y cuidadoso, cada tanto miraba a ver si el tipo lo había notado aún o no, por suerte todo estaba bien, cuando estuvo a menos de 10 metros de la bodega, se escondió detrás de un gran árbol, cuando se aseguró de que no había nadie cerca, se hincó y levantó su mirada, ahí estaba un tipo de balcón sin terminar, no había seguridad pero estaba alto, por lo cual era imposible subir. Necesitaba pensar en algo antes de que fuera tarde.

-Veo una entrada, pero está como a 10 metros del piso.- Susurro.-

-¿Alguna puerta trasera?.- Cuestionó Uberto.-

-Gran idea.- Reconoció Emilio.- Me movere hacia el otro lado

Fue arrastrandose hasta llegar a la parte de atrás, el zacate y los árboles por ese lado eran aún más grandes, una ventaja para que no fuera descubierto.

A plena vista ahí estaba, una gran puerta negra, el único problema era que dos hombres la justodiaban. Emilio se mordio el labio y jadeo.

-La hay, pero dos hombres están ahí

-Deshazte de ellos.- Hablo Uberto.-

-Si, ¿y como?.- Emilio rodó los ojos.-

-Parece ser que llevaste una pistola con silenciador, niño.- Dijo con sarcasmo.-

-¿Quieres que los mate?.- Pregunto sorprendido Emilio.-

-Ellos matarán a mis hijos si tú no los matas, además, ya has matado a un tipo

-Si, pero fue diferente

-¿Diferente en que? También estaba atacando a Joaco

-No es necesario matar a nadie.- Hablo Kiko.- Solo desmayalos o algo

-Buena idea, solo necesito saber cómo

-Eres inteligente, ingeniatelas

El rizado rodó los ojos una vez más, las ideas no eran de ayuda y por primera vez sintió miedo, sabía que si fracasaba, no había ninguna oportunidad de recuperar a Joaquín o a Renata, tenia que seguir el plan al pie de la letra y pensar mucho para que nadie se diera cuenta que quería entrar ahí.

-Gracias al cielo que tome esas clases de defensa personal en Canadá.- Dijo para si mismo.- Bien, voy a intentar hacer algo

Tomo una piedra lo suficientemente grande y camino sigilosamente, a tres metros de el estaba un pequeño árbol con naranjas, puso el silenciador a su pistola y apunto a una pequeña rama que sostenía dos frutas, disparo e inmediatamente cayeron al suelo, haciendo un pequeño pero notable sonido, los hombres se miraron entre sí y caminaron dudosos hacia las naranjas en el piso, justo en esa distracción de 10 segundos, Emilio aprovecho para salir corriendo y golpear la cabeza del más grande con la piedra, al instante cayó desmayado y Emilio sonrió victorioso, el único problema era el otro tipo que lo miraba enojado y tenía un radio en su mano.

Mi destino eres tú; Mentiras piadosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora