d o c e .

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   Resultó que las discusiones sobre quién tenía que limpiar acabaron siendo algo recurrente entre Taehyung y Jungkook, y nunca era porque uno de ellos vagueaba, sino todo lo contrario. Ambos se ofrecían, y eran demasiado testarudos para dejarlo.

   Ese día, el mayor había cogido el trapo con el que Kim quería limpiar la mesa y lo había escondido tras su espalda, sin dejar que lo usara. Y el castaño, bueno, se enfadó, se rio fingiendo frustración mientras trataba infructuosamente de arrebatárselo al azabache.

   "¡Sólo dámelo!", dijo, mientras sonreía. "¿Por qué quieres limpiar tanto? Eres muy raro."

   "Si yo soy raro, entonces tú también lo eres", contraatacó, con una sonrisa estúpidamente encantadora en la cara. ¿Quién le había dado el derecho a ser tan guapo, de verdad?

   "Fui yo quien derramó kétchup por toda la mesa", alardeó el menor, como recordatorio. "¡Déjame limpiarlo! Es mi desastre."

   Estaban casi pecho con pecho, tal vez fue esa una de las razones por las que Taehyung se puso tan nervioso, y cuando el pálido dijo, "¿cuánto lo quieres?", no pudo evitarlo, pero su mente divagó... hacia otro lugar.

   "Eres terrible", se quejó, ignorando la pregunta. Jungkook sonrió, apoyándose en la encimera. El ojimiel intentó alargar la mano para coger el paño de nuevo, pero el contrario consiguió sacarlo de su alcance otra vez, y aquella acción sólo los acercó aún más. "Sólo dámelo."

   "Hagamos un trato", murmuró sonriente, y Taehyung lo miró con las cejas levantadas, expectante. "Bésame y lo haré."

   Kim entonces soltó una carcajada, pero no pudo negar que las palabras del pelinegro le hicieron sentir un cierto tipo de cosas.

   "¡Estoy hablando en serio!", insistió, tratando de ocultar lo mucho que le había gustado la propuesta del mayor, aunque estuviera bromeando. "Dame el trapo."

   "Dame un beso", repitió el otro, mirando directamente a los ojos color miel.

   Taehyung dejó de moverse entonces, considerando la pequeñísima posibilidad de que Jungkook fuera en serio. La intensidad con la que éste mantenía el contacto visual con él hacía que quisiera retorcerse, pero no pudo apartar la mirada. Tuvo la sensación de que lo tenía atrapado, aunque pudiera darse la vuelta y apartar la mirada cuando quisiera.

   "¿Estás seguro?", se encontró preguntando, con la voz más pequeña que de costumbre. Era sólo un susurro, pero el morocho escuchó y asintió. "Te besaré, entonces", amenazó.

   "Bien", asintió, y Taehyung no pudo evitar notar cómo la voz del mayor sonó más baja también. Tanto en volumen como en tono.

   Y antes de arrepentirse, se inclinó hacia delante y plantó un beso en la boca del pelinegro. Por una fracción de segundo creyó que había malinterpretado, sus brazos colgando torpemente alrededor de su cuerpo mientras sus labios presionaban contra los más finos, hasta que Jeon finalmente reaccionó.

   Rodeó con sus brazos el cuerpo del menor, uno alrededor de su cintura y lo acercó, el otro en su cadera. Y le devolvió el beso, o más bien le besó, ya que lo único que hizo Taehyung fue presionar sus labios contra los del níveo. Entonces salió de su aturdimiento, moviendo los brazos para rodear el cuello del más alto, y lo comenzó a besar como era debido.

   Los labios del pálido fueron increíblemente suaves y dulces mientras se movían contra los del castaño, dejándolo sin aliento y haciendo que se le enroscaran los dedos de los pies. No era sólo la reacción más física, sino que su interior también ardía durante el beso. Su mente se había quedado en blanco: todo lo que pudo pensar fue que estaba besando a Jungkook, y joder, le estaba encantando.

Aeipathy | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora