Capítulo Catorce: ¡Ayuda!

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Luke.

Estallé en risas una vez que salí del salón de química.

- ¿De verdad lo hiciste? - le pregunté a mi poco cuerdo amigo.

¡Adam se había orinado en el escritorio del profesor de química!

- Oye, ¡ese profesor me debe un nueve del bimestre pasado! - se quejó.

Reí nuevamente.

Adam iba a decirme algo pero el timbre de su celular lo interrumpió.

- ¿Si? - vaciló al decirlo - ¿Qué quieres? - se puso firme - ¿Qué estás intentando decirme?

Y luego silencio.

Habían colgado y Adam estaba rígido por completo.

- ¿Qué pasó? - pregunté asustado.

- Era Farrah - dijo inexpresivo.

- ¿Y qué te dijo? - cuestioné.

- Pidio ayuda, dijo que le hizo algo malo a Iris y que Kylie iba a partirle la cara.

**

Kylie.

- ¡Eres una bruja! - le grité mientras tiraba de sus extensiones de cabello rubio oxigenado.

- ¡Suéltame, Reeves! - gritó con dolor.

Proseguí jalándole del cabello y arañándole la cara.

- ¡No te metas con ella! - exclamé furiosa - ¡Ella es mi mejor amiga, bruja!

Farrah sólo jadeó cansada.

Maldita.

- ¡Detente! - gritó y se recargó contra la pared intentando tirarme.

Pero fue imposible.

Mis piernas estaban bien atadas a su cintura y era imposible que me sacara de encima.

- ¡Quiero que te arrepientas, maldita bruja! - la seguí zarandeando.

- ¡Agh! - se quejó a gritos - ¡Adam! ¡Adam! - gritó - ¡Luke! ¡QUÍTAMELA DE ENCIMA!

Hice caso omiso a sus súplicas y proseguí en lo mío hasta que alguien me tomó de la cintura y me alejó de ella.

- ¡Suéltame! - ordené - ¡Esa bruja debe pagar!

- ¡Mantén la calma! - decretó aquella voz que no esperaba oír.

Mi cuerpo tembló y un escalofrío me recorrió la espalda.

Dejé de luchar y los nervios me inundaron.

- Guarda la calma - me susurró tocando ligeramente mi oído con sus labios.

Jadeé.

Respiré hondo y mantuve la calma.

- Bájame, Luke - ordené más que suplicar.

Él hizo caso omiso.

- ¡Bájame! - decreté.

- No hasta que te relajes - respondió.

- ¡Estoy relajada! - grité más que responder.

Luke soltó una risa encendiendo todos mis sentidos.

- Si estuvieras relajada, no gritarías, chispita - susurró.

Dios mío.

Dios mío.

¡¡Dios mío!!

¿Me había llamado cómo?

Contuve la respiración. Mis mejillas se encendieron.

- Eh - murmuré. No pude decir nada.

Sus labios rozaban mi mejilla y, quiero decir, ¿qué diablos podría decir?

- ¡Oye! - escuché un grito - ¡Quita tus manos de mi mejor amiga!

Me congelé.

Maldición, tenía que ser Dylan.

¿No pudo haberme dejado con él más tiempo?

Espera...

¿Qué fue lo que dije?

- Eh... - Luke titubeó - yo... lo siento.

Mis mejillas comenzaron a arder con ganas.

Diablos.

- ¿Lo sientes? - preguntó mi amigo.

- Sí - respondió Luke.

- ¡Entonces suéltala! - exclamó exaltándome.

Luke también dio un respingo.

¿Por qué diablos estaba Dylan tan molesto?

Luke me dejó ir, a regañadientes, para mi parecer.

- Gr-gra-gra-gracias - titubeé nerviosa. Carraspeé - ¿Dónde está Iris?

Dylan abrió la boca, pero no dijo nada. No tenía ni idea.

El novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora