El novio de mi hermana.

Capítulo cuarenta y cinco: Tú me haces feliz.

Luke.

Un dolor agudo atravesaba mi cráneo dándome náusea de vez en cuando. Lo único que quería era descansar.

Adam me miró con una sonrisa.
- Bueno, te ves mejor ahora. Ya estás despierto.

- Inepto -le soltó Farrah.

- ¿Qué tiene?

- E-Estoy bien, chicos.

- ¿Todavía tienes náusea? -preguntó ella aterrada.

- Un poco, sí.

- ¿Lo ves? Es porque está viendo tu cara, vete Adam -le escupió.

- ¿Yo? Tú también das asco. Esa vez que fuimos al parque con mi perro, no se enfermó porque sí.

- Ey -me quejé, me causaba gracia su discusión pero no me sentía con ganas de reír en ese instante -Cállense. Déjenme descansar.

- Está bien -dijeron ambos al mismo tiempo.

- Descansa, vendremos luego -aseguró ella.

Me volví en la cama de la enfermería y reposé un instante.

- L-Luke...

La voz de Kylie me exaltó y opté por ignorarla. Lo cual me costó muchísimo más al recordar cómo venía vestida.

- Debo hablar contigo -parecía nerviosa.

Caminó hacia mí y la cama se hundió bajo su peso.
- Lamento esto, no quise...

- Está bien, Kylie -resoplé —La verdad no importa.

- No, en serio. L-Lo lamento todo.

- ¿Te refieres a...?

- Todo, Luke.

- ¿El golpe, el beso, el corazón roto?

- Luke... —la escuché resoplar —Estás exagerando.

- Te besaste con Ramiro, ¿cómo no me iba a doler? —sentí mis mejillas al rojo vivo después de la confesión.

- Roberto, su nombre es Roberto y es mi amigo.

- Como se llame. No me agrada.

- Me equivoqué, Luke. Aunque fue él quien me besó...

- Pero fuiste tú quien no lo detuvo.

- Eso es tonto. Además tú me abandonaste en la cena.

- Bueno sí, pero fue culpa de Ray. Todos mis hermanos son tarados.

Al fin me digné a girarme y darle la cara. Su rostro se veía precioso como el primer día que lo vi...

Ojos brillantes, pestañas delicadas, pómulos besables y labios suaves. Pero su expresión facial era distinta.

En aquel entonces estaba más llena de vida y ahora, la única emoción que puedo percibir es... Tristeza.

– ¿En qué piensas? —cuestioné mirando su rostro decaído.

– En la pésima candidata para novia que soy...

– Ky... —suspiré —No pienses así.

– No, tienes toda la razón. No sé cómo alguna vez se me ocurrió que siendo tu pareja, te haría feliz.

Sonreí.
– Kylie, tú me haces feliz. Siempre que te miro a los ojos o que escucho tu nombre en general... Me haces sonreír. Alegras a mi corazón y a otras partes de mi cuerpo que no mencionaré ahora. Simplemente siendo tú.

Sonrió y puedo jurar que hasta se me olvidó mi nombre.
– Eso es muy tierno, Luke. Excepto la parte donde...

– El punto es, Reeves —me quise divertir llamándola por su apellido —Que yo tampoco soy el candidato para novio perfecto.

Abrió la boca preparada para contradecirme, lo cual me derritió el corazón, pero la interrumpí.
– Aunque... De eso se trata. No somos perfectos, pero eso no importa mientras seamos felices juntos.

– Yo soy feliz contigo.

– Yo también soy muy feliz contigo, Reeves. ¿Qué más podríamos pedir? Si al final del día, el mundo nos da la espalda y no tenemos nada... Nos tendremos el uno al otro.

Me observó con una tierna sonrisa en su rostro. Me dieron ganas de besarla por toda su cara y no dejarla ir nunca de mis brazos.

– Creí ser capaz de vivir sin ti, Owens. Lo creí desde el primer momento en el que te vi babeando tus libros en clase de álgebra y me enamoré de ti.

Solté una risa sintiendo calor en toda mi cara.
– Y admito que si no te tuviera, no moriría de amor porque es imposible —rodé los ojos —Pero también admito que sin ti, la vida no tendría mucho sentido.

En ese instante mi corazón se puso a bailar cumbia y a bombear azúcar por mis venas.
– Bésame, Kylie.

Al principio se notó sorprendida porque, usualmente es el hombre quien da el primer paso respecto a un beso pero...
– Lo haría yo, pero la cabeza aún me duele y tengo miedo de que si despego mi cabeza de esta almohada me dé una apoplejía.

Me mostró una amplia sonrisa que casi me hizo olvidar donde estaba y se acercó hacia mí.
– Tú lo pediste.

Y me besó.
Nuestros labios se unieron, tan juntos como siempre debieron de haber estado.

Desde el primer momento en que me enamoré de Kylie.