Capitulo cuarenta y dos: Cuenta conmigo.

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Luke.

No me había movido del sofá en todo el día, me sentía usado. Dolido, por completo roto.

Me dolía más el pecho que la cara. Kylie había tirado lo nuestro por la ventana de la torre más alta.

Lo peor era que todavía tenía ganas de besarla, de abrazarla, alejarla de cualquier otro que quisiera quitármela.

Pero eso no sucederá.
Estoy seguro de que ella no volverá y de que si la vuelvo a ver será sólo mañana cuando vaya a trapear el suelo conmigo.

- Oye, ¿estás escuchando? -la chica me pasó la mano frente a la cara.

- Ya cierra la boca -pedí y le di un ligero empujón.

- Ey, ese no es el modo de tratar a una dama -se quejó Hayley.

- Te trataría como tal si lo fueras -respondí cortante.

- Tiene razón Kylie, eres un imbécil -se cruzó de brazos.

Puse los ojos en blanco.
- Mi relación con ella no te incumbe en absoluto.

- Au, ¿tienen todavía una relación? -me soltó.

- Serás...

- Luke -llamó mi hermano en muletas, caminando hacia nosotros -Deja a mi chica tranquila.

Rodé los ojos.
- Tal vez si no fuera tan molesta -protesté.

Ray tomó asiento en el sofá más largo y se llevó a su nueva novia consigo.

Refunfuñé.
Esos podríamos ser Kylie y yo, pero ella decidió besarse con otro.

No puedo negar que me siento molesto, verdaderamente irritado y que por mucho que se esfuerce en el partido de mañana, voy a ganar.

Marqué un número en mi teléfono y esperé un poco para que fuera contestado.

- ¿Si? -dijo la voz femenina -Luke, ¡cuánto tiempo! Idiota.

- Hablamos ayer, no me olvides tan pronto, querida -me reí.

- En fin, ahora estoy disfrutando de una increíble maratón de CSI. Así que, habla rápido -pidió.

- El partido de mañana...

- Luke, pensé que ya les había quedado claro que no quería hacerlo.

- ¡Vamos, mujer! Eres genial en ese deporte y podríamos ganar todos como equipo -aseguré.

- ¿Los oponentes siguen siendo los dorados? -cuestionó.

- Así es.

- Me lo voy a pensar -confesó - ¿Algún motivo específico por el que quieres ganar a toda costa?

- Uh, Reeves.

- Vaya, ¿ahora la llamas Reeves? Ja, ¿Qué demonios hizo contigo?

- Le di mi corazón y lo atropelló con una camioneta monstruo -dije.

Se echó a reír.
- ¡Rubia! No es cosa de risa.

- A mí me produce mucha gracia, tu analogía es más ingeniosa que la propia mente de Horacio -admitió.

- Entonces, ¿sí o no? Puedes vengarte de Saavedra -añadí.

- Ay, Key. El pasado es pasado, se perdona y se olvida. No siento ningún tipo de odio hacia la pobre niña, además no le deseo ningún tipo de mal. Con el novio que trae es suficiente -aseguró.

Gruñí.
- Bueno, no juegues con venganza. Juega con habilidad y ayúdanos a ganar.

Pasó un tiempo antes de que me respondiera.
Finalmente tomó aire.
- Trato hecho, Owens. Vamos a demostrar de qué estamos hechos. ¡Equipo de plata vence!

- Así se habla, ¡vamos plateados! Ganaremos, sólo con ayuda tuya, Farrah.






- Déjame ver si entendí -dijo Adam a través del celular - ¿Quieres que de forma literal destrocemos a los dorados? Ja, como si tuviésemos oportunidad.

- Adam -regañé.

- Hombre, ¿has visto a Reynolds jugar? ¡Es una bomba! Nos puede tirar la cabeza con un remate -se rió.

- La esperanza es lo único más fuerte que el miedo -aseguré.

- JA, ¿te crees acaso Suzanne Collins? Para ya, Owens. Van a pulir la cancha con nosotros -escupió.

- Los uniformes de mujeres serán bastantes ceñidos, según Farrah. Iris estará ahí, ¿no arriesgarías tu orgullo por una vista así?

Adam se tardó en responder.
- Bueno pues, cuenta conmigo...

El novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora