Capítulo treinta: Empezar de cero.

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Luke.

"Si no te alejas de mi chica te mando al hospital" fue lo que le había dicho a mi primo idiota cuando noté el modo en que miró a Kylie.

Kylie no era precisamente mi chica pero era al menos era la chica de mis sueños.

Lo cual debería contar. Pero de todos modos no lo quería cerca.

Porque bastante me costó haberme deshecho de Chelsea para poder estar con ella y no tiraría todo por la borda al dejarla ir con él.

Además Raymond es un imbécil. Si no tiene novia bien hay una razón: es un mujeriego.

Y mejor que no toque a Kylie ni la rompa porque de lo contrario, yo le romperé la cara.

La llevé a mi habitación, sintiéndome realmente incómodo, pero no había otro lugar a donde llevarla para alejarla de mi familia.
(O tal vez si había pero por alguna razón yo la quería ahí)

Ahora que sabía que estaba soltero y ella también, debía más que nada frenar cualquier instinto de perversión, pues quería empezar de cero con ella. Empezar bien.

Entonces ahora que estamos en mi habitación, solos, sin mis padres o hermanos... tenía que concentrarme en algo más.

O sea: dejar de mirarle ciertas partes de su anatomía cuando se movía, dejar de imaginarla sin indumentaria o simplemente dejar de pensarla tanto de algún modo sexual.

Ya que si lo hacía justo ahora, quedaría como un necesitado.

Y no estoy necesitado, simplemente quiero estar con ella.

Y si me pongo de mal pensado, nunca lograré una relación estable con ella.

No voy a arriesgar tanto sólo por querer mirarle la retaguardia.

Ella caminó enfrente de mí cuando le permití el paso.

Cada vez que caminaba más adentro, se ponía más roja. Fue como supe que mi teoría era cierta.

A Kylie también le incomodaba estar en una habitación conmigo a solas.

Tomó asiento en el colchón de la cama no sin antes tirar su celular, agacharse a recogerlo y provocarme. Realmente provocarme.

Porque justo ahora que me lo he prohibido, me han surgido las ganas abundantes de hacerlo.

Pero no, yo puedo controlarlo. No voy a mirar a Kylie. (Al menos no sus partes anatómicas en las que tengo cierta debilidad)

Tomé una bocanada de aire y me senté junto a ella luego de cerrar la puerta y tener otro ataque de pánico mental. (¿Lo hago o no lo hago?)

Nos quedamos en silencio. No había nada qué decir.

Pero sí que había algo qué hacer.

Me limpié la garganta.
- Kylie - la llamé - ¿Estábamos en algo, no te parece?

Y en seguida me sentí estúpido. Es decir, básicamente le estaba rogando porque me besara. Y yo no soy así.

Aunque tratándose de Kylie, podría ser así todos los días de mi vida.

Me preguntaba si seguía sintiéndose incómoda.

- La verdad no lo recuerdo - se pasó la mano por la nuca.

Mi mente explotó.
¿Se sentía incómoda o estaba provocándome (otra vez)?

Según los dientes clavados en su labio, su mano jugueteando con el dobladillo de su chaqueta y su otra mano frotándose en su muslo: interpreté que estaba coqueteándome.

El novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora