Prefacio.

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Lejos, en la bruma oscura de un océano inalcanzable por el hombre, por la conciencia y sobrellevada en el delirio de los sueños rotos… pesadillas renacientes de un mundo sobrenatural, desconocido pero real, yacía mi mente.

Las últimas imágenes son también los últimos recuerdos; si hubiera tenido la oportunidad de elegir no habría elegido aquellos.

No recordaba forma alguna, no recordaba qué era yo mismo, la confusión se apoderaba de cualquier pensamiento razonable y me obligaba a creer que la posibilidad de la llamada muerte había sucumbido sobre mí en algún momento determinado…

Pero, morir… no temo a la muerte, jamás le temí; sin embargo, aquella soberbia dama me miraba adusta y burlona detrás de su capucha oscura. Ella había venido a proclamar un fin. Y, cuando se posó delante de mí, tal cual hubiera detrás de su capa algo que me mirara directamente a los ojos, fue como mirarme en un espejo: vi mi más grande temor reflejado allí.

Sueños Rotos: PecadoWhere stories live. Discover now