El susurro de su voz siniestra aún se deslizaba en mis recuerdos, tanto de día como de noche; su maliciosa sonrisa todavía seguía grabada en mi conciencia y la recordaba en la inconsciencia con matices de miedo y terror. ¿Cómo podrías contarle a alguien lo que estaba sucediendo en torno a ésa persona sin que te juzgaran loca? Ni siquiera me atrevía a decírselo a mi mejor amigo. Había momentos en los que pensaba que realmente sí estaba loca, que todo estaba siendo provocado por mi imaginación, que me había creado ideas a partir de un dibujo, pero, me resistía a esa teoría porque yo estaba convencida de que los sueños eran reales, de que había escuchado su voz dentro de mi cabeza, de que él estaba atormentándome a propósito.
Las noches solían ser la peor parte de mi día a día, como una doble vida o una monstruosa realidad alterna que me perseguía; noche tras noche, una bestia que jamás se rendía, me provocaba el miedo a quedarme dormida, pero el cansancio que sentía traicionaba mis deseos de permanecer despierta. Inevitablemente, Engel Jackocbsob siempre estaba en mi cabeza, un maldito intruso que se negaba a salir, por más que lo intentaba no podía sacarlo, estaba desesperada, quería convencerme de que no me haría daño, pero mi subconsciente se aferraba a la idea de que ese chico estaba dispuesto a asesinarme. Yo sabía que una cosa era que él lo deseara con toda su alma porque yo le desagradaba mucho —yo también quería hacer lo mismo con él—, y otra muy diferente era que de verdad fuera a hacerlo.
No me resistí a seguir su "consejo", y me mantuve alejada de él, como si fuera cualquier otro alumno del colegio, alguien demasiado ajeno a mí, y él tampoco insistió en seguir molestando. Había ocasiones en las clases, que sin remedio, teníamos que dirigirnos la palabra, pero siempre se trataba de monosílabos distantes.
Por las mañanas, ya no volví a encontrarlo caminando hacia el colegio, siempre llegaba con su hermana —con quien al parecer había hecho las paces—, en un bonito y lujoso auto negro que conducía ella, Travis decía que era un Audi R8, yo pensaba que era un auto que se parecía al de Tony Stark y ya. Los Jackocbsob ya no eran nuevos, pero seguían causando la misma sensación de novedad entre la población estudiantil de Blairgowrie High School. Rachel estaba encantada de tenerlos a él y a Valerie Jackocbsob en su Legión del Mal, a pesar de que a Arrington no le gustaba por completo Valerie Jackocbsob, quizás se sentía amenazada por ella y prefería tener a sus enemigos cerca; un par de veces, la escuché hablando pestes de la zorra Jackocbsob —término que la rubia usaba a sus espaldas—, en los aseos de las chicas. Pero, Rachel estaba muriendo por su hermano, así que supongo que por eso la soportaba, en realidad, todas las chicas morían y matarían por Engel Jackocbsob, ansiaban desesperadas por una sonrisa de él y se sentían más que satisfechas con una cita concedida por el galán más codiciado de Blairgowrie High School, patético, y pensar que pude haber sido una de ésas.
Lo peor vino cuando al iniciar el mes de Octubre, la profesora Parker tuvo la fabulosa idea de ponernos a trabajar por equipos de dos integrantes durante todo el mes, había sorteado los grupos y mi desgraciada suerte me llevó a trabajar con Jackocbsob. Las clases de Inglés desde ese día se volvieron tan desesperantes como las de Historia, y me descubría a mí misma siguiendo discretamente la marcha del reloj, esperando que la clase terminara, apenas intercambiábamos palabras pero trabajar con él era muy incómodo, éramos como un par de diplomáticos enemigos de guerra. Rumania vs Escocia.
Entre todo, seguía con mi vida, buscando distraerme los fines de semana con Travis, Kat y Andrew —sí, también Andrew—; pasar un rato con ellos, significaba olvidarme de todo lo que sucedía por mis noches y hacer todo tipo de cosas entretenidas mantenían mi cabeza ocupada de pensar en él.
—¿Tendremos la revancha de Super Smash Bros mañana? —pregunté emocionada.
—Podemos hacer eso el domingo —dijo Travis—. Tengo ganas de ir a un Pub, con karaoke.
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Sueños Rotos: Pecado
ParanormalAnnette Crawforth estaba acostumbrada a su vida tranquila en el pueblo escocés de Dunkeld, sin embargo, una parte de ella anhelaba algo más, esperaba terminar el colegio para irse de allí, necesitaba más emoción en su vida, algo fuera de la monótona...