Primerizos | BangKnow

Capítulo 5

—En el refrigerador hay leche. Los pomos que están al frente son los que recién he sacado de mi pecho, no los tomes, tienes que escoger alguno del fondo.—indica mientras guarda sus cosas en el maletin.—Lo calientas y se lo das. Que no esté hirviendo porque puede hacerle daño. No metas tu boca en el chupón cuando pruebes la temperatura, hecha una gotita en el dorso de tu mano. Trata de acomodar bien el biberón, si toma mucho aire le dará hipo.—parece finalizar, pero recuerda algo más.—No olvides sacarle el gas después de alimentarlo o le dolerá la panza.

—MinMin, sé cómo cuidar a un bebé.—dice con increíble seguridad.

—Si supieras cuidar a un bebé, Lucas-ah no tendría traumas cada vez que lo intentas cargar.—le responde. Chris ríe derrotado. Su risa parece contagiar a su hijo, pues sonríe y suelta un gritito que enternece a sus padres, MinHo se acerca a los brazos de su prometido para mimarlo y si puede, hacerlo reír más.

—Será mejor que me vaya.—dice mirando la pantalla de su celular.—Disfruta tu día con papá Chan, mi amor.—le deja un sonoro beso en su regordeta mejilla.—Y suerte.—ríe al ver el rostro ofendido de su novio.—Adiós, Chris. Regreso en la noche.—se quiere acercar a la puerta, pero el extranjero lo toma del brazo.

—Dame un beso, MinMin.—acerca sus labios al coreano, pero este lo detiene.

—Tienes que tomar a JeongIn con ambos brazos, se te puede caer.—le recrimina.

—No cambies el tema.—lo mira fijamente, el otro ríe por los nervios.—Yo siempre me despido de ti con un beso, hazlo tú también.

—Oh, no, se me hace tarde. Adiós.—quiere escapar de esa romántica situación, pero su pareja se pone en medio de la puerta.

—No te irás de aquí sin darme un beso.—le coquetea, el otro suspira.

—Dijiste que irías despacio por mí.—se queja hace un puchero juguetón.

—Solo hasta que te acostumbres a las muestras de afecto.

—Pues aún no me acostumbro.—cruza los brazos.

—Ya tenemos un hijo y estamos comprometidos.

—Pues mientras no nos casemos, aún no me acostumbraré.

—Ya, ven aquí.—corta rápido aquella tonta discusión, acaricia los labios de MinHo con los propios, una pequeña y dulce danza que hace suspirar al menor.

A MinHo no le gustan esas muestras de afecto, le dan muchos nervios y se pone incómodo. La respiración de alguien mezclándose con la suya, los besos babosos y antihigiénicos, algunos donde la lengua es la asquerosa protagonista, las palabras tan melosas con un ridículo tono de voz que tratan de parecer infantiles pero solo dan asco, los atrevimientos de cualquier tipo, sin importar el espacio personal o el permiso, que buscan ser románticos pero solo son molestos. Solo con imaginarse eso podría explotar su hígado por el enojo.

Pero ahora ese tipo de acciones que siempre se rehusó a experimentar, le gustan. Le gusta sentir la respiración de Chris en su cuello cuando duermen, le gusta amenazar con golpearlo cuando hace esa ridícula voz tierna, no le gusta cuando Chris es atrevido, por eso la mayoría de veces pregunta si puede abrazarlo o besarlo. Y aunque suene un poco mal, le gusta que le insista, le gusta que ruegue por sus besos, le gusta cuando lo besa. No importa si es en la frente, los labios, el cuello o mucho más abajo. Los besos de Chris lo transportan a un lugar mágico, tal vez la nubes o más arriba. Ama a ese viejo tonto de una forma tan profunda que le da miedo.

Pero claro, nunca le diría todo eso.

—Te amo, MinHo.—dice acariciando la cabeza de su novio.