Capítulo 7

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Se ha dado cuenta de la insistente mirada de su bebé en él. Levanta su vista, JeongIn está sentado, sosteniendo su espalda en el rincón del mueble, entre el brazo y el respaldar. MinHo leyó en un blog de padres que a los cuatro meses ya mejoraba su visión; entonces, el menor ya está curioso y deseoso de identificar su entorno. Por eso a veces se queda mirando los rostros de sus padres y de sus hermanitos Felix, JiSung y SeungMin.

—¿Qué me miras?—le pregunta juguetonamente, su hijo sonríe.—¿Qué me miras?—repite. Risas.—¿Qué me miras?—vuelve a decir y el niño grita entre sus carcajadas.

Lo sube al aire, lo hace volar. Es feliz, JeongIn es feliz. Cuando juega con su papá Chan, JeongIn ríe sin fin.

—¡Ya está la comida!—grita el doncel desde la cocina. Chris ríe por los ojos de su niño buscando a su otro papá.

—¿Dónde está papá Min?—juguetea, el menor solo tiene la boca abierta mientras sigue buscando al dueño de la voz.—¿Papá Min? ¿Papá Min?—finge buscarlo junto a él.—¿Dónde está papá Min?

—¡Ya ven a comer!—vuelve a gritar.

—¡Ahí voy!—responde rápidamente, ubica al niño en el coche y lo empuja hacia el comedor.

El olor de la comida recién preparada acaricia la nariz del Bang. Absorbe todo el aroma que puede y la suelta en un suspiro. Se ve en la obligación de posar sus labios en la mejilla de su pareja, quien se tensa por la repentina acción.

—Lo siento.

—No, está bien. Me gusta que me beses la mejilla; solo que me asusté porque lo hiciste de repente.—tranquiliza, le devuelve la expresión de cariño. Y sin intención hacen un casi infinito intercambio de besos que se detiene por los balbuceos del bebé.—Comamos antes de que se enfríe la comida.—ordena.

MinHo es un excelente cocinero. Puede preparar cualquier platillo y le quedará exquisito. Ahora que no trabaja, se ha dedicado a buscar más recetas para practicar y no se detiene hasta que un nuevo plato le salga perfecto. Su madre le ha dicho muchas veces que son el uno para el otro, porque MinHo disfruta de cocinar y él de comer.

Al principio su pareja reía por esa comparación, incluso estaba de acuerdo cuando su suegra le jugueteaba con mantenerlo a una estricta dieta para que se le vaya esa costumbre; sin embargo, mientras más tiempo convivían, es como si se hubiera acostumbrado—o enamorado—de lo glotón que puede llegar a ser su novio. En alguna ocasión confesó que le parecía admirable y hasta tierno. Siempre le prepara un buen desayuno y almuerzo, además de alistarle una gran merienda por si le da hambre en el trabajo.

"—Lo preparé con mucho cariño para ti, así que disfrútalo.

—No es necesario que lo hagas, la empresa tiene cafetería.

—¡Te estoy consintiendo y tú me rechazas! Cuando regreses te revisaré la lonchera y si hay aunque sea una migaja de pan, te arrepentirás."

El estómago de Chris siempre está satisfecho.

—Me pregunto si Innie será igual de glotón que tú cuando crezca.—dice después de pasar el contenido de su boca.—Hace rato está que mira mis palillos con deseo.

—Será como alimentar a cinco personas.—bromea.

—¿Ya terminaste?—expresa sorprendido.—¿En tu estómago tienes un agujero negro, acaso? Me sorprendes.—ambos ríen.—En serio, deberías comer más lento, podrías atorarte con la comida en cualquier momento.

—Trataré de modular mi velocidad.—tranquiliza.—Dijiste que querías salir a pasear con Innie.—el doncel asiente.—Salgamos hoy.—propone.

Primerizos | BangKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora