Capítulo 2

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Contenido erótico no explícito

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—¡Pero que cosita más tierna!—casi grita la obstrera, le hace caras graciosas al niño, solo la mira.—Vamos, les toca.—le indica a los padres y se levantan del asiento para seguirla.

Im NaYeon es la doctora que se ha encargado de JeongIn desde antes de ser fecundado; ha calmado a un desesperado MinHo que buscaba embarazarse. Tres veces pasó por el consultorio para hacerse esa determinante prueba de sangre.

Cuando se sientan, la mujer pide la tarjetilla de embarazo para rellenarla, es la primera vez que van a una cita después de darle el alta al gestante.

—¿Cómo les ha ido en este tiempo?—pregunta.

—Todo está bien, JeongIn es muy tranquilo, al menos por el momento solo come y duerme.

—Que tierno. De todas maneras deberían estimularlo a realizar actividades. Pueden comenzar usando un sonajero y moverlo a los lados para que perciba el sonido.

Asienten. Tomarán el consejo.

—Bien. Comenzaremos con los exámenes. MinHo-ssi, por favor acompáñame.

El doncel le tiende el bebé a su pareja, quien lo recibe con una sonrisa y dulces besitos. Se acerca a la médica, que le indica sacarse los zapatos y subirse a la balanza.

—Su peso aumentó, su masa es mayor que cuando aún no estaba en gestación.—apunta el resultado en la tabla.—Se debe al crecimiento de sus pechos y a la adaptación de su cuerpo con el bebé. Cuando termine de lactar, si cuida su alimentación, podrá bajar; pero su contextura no volverá a ser la misma. ¿Puede levantarse el polo?

Sí podía, pero no quería. De todas formas, no sería bueno negarse. Con las orejas enrojecidas, hace caso a lo ordenado. Su vientre está horrible: las estrías están dibujadas desde su panza hasta la parte superior de los muslos, por la entrepierna, y como si eso no fuera suficientes marcas, una cicatriz gigantesca adorna su cuerpo, su cesárea. Reprime sus ganas de llorar.

—No le veo nada malo, aunque su sanación está un poco lenta. ¿Siente alguna molestia?

Niega.—Solo cuando me pongo ropa pegada, arde un poco.

—Sí, eso es normal. Siga evitando los roces para que no se infecte. Por favor, quítese las prendas superiores, quiero revisarle los pectorales.

Pasa saliva. Se quita la casaca y el polo. La risilla de su novio nunca le pareció tan molesta.

—Parece que sus pezones están bien... ah, no. Tiene una grieta en el izquierdo.

—Oh, tal vez por eso me arde.

—No está amamantando correctamente a su hijo, por eso se está haciendo daño. Tenga cuidado, por favor.

Asiente, se siente triste por el regaño. Muerde levemente su labio inferior.

—¿Cómo está su orina? ¿Sigue botando sangre?

—Sí, pero está menos roja que antes.

—Entonces está bien, por favor, si se vuelve a teñir de rojo, venga inmediatamente porque puede ser un problema infeccioso con los desechos.—el chico asiente. Se vuelve a vestir.—Eso es todo, si hay algún problema o irregularidad, por favor, venga rápidamente para atenderlo. Pueden retirarse, muchas gracias.

Se despiden con una reverencia y salen del consultorio.

—Toca cita pediátrica, ¿verdad?—cuestiona el doncel.

Primerizos | BangKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora